Incierto y grotesco.

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Surge de lo incierto y de lo grotesco una sensación que toma forma de hombre, se cierne a mi lado y susurra a mi oído tu nombre. Me doblo, tuerzo y remolineo pero no le afecta, se mantiene inexorable, reclamando mi alma a la tuya pero no la deseo.


Y así como la vida que es y deja de ser, se esfuma entre nubarrones de arena, como polvo que arrastra el viento dejando tras de sí la escancia de su presencia. Y es como la vida que durante un tiempo no existes y al otro instante empiezas a llorar, empiezas a existir pero no lloras, te mantienes inmóvil entre la tormenta, conquistando el desierto. Domas almas vanas que usas como alimento, escupes sus restos, y te haces un trono con sus huesos.


Solo puedo pensar en una cosa al verte, o varias, tal vez en todo, y puede que nada. Un paraje desolado entre las dunas, que posee un oasis de indescriptible hermosura, me acerco y un manantial brota de su centro, son sus aguas dulces y yo un hombre sediento. Dicha necesidad me ensombrece los ojos, y he aquí, seres celestiales que me guían a tu altar, quieren que te adore pero no te conozco, y aun si lo hiciera no eres digna de ello. Pervierten mi oír pues se escucha un canto angelical a cada paso hacia ti, me inclino, y aun en silencio empiezo a cantar, es contra voluntad, pero duele la sed. Misma necesidad me estropea el olfato, y he aquí, lo pútrido de los muertos que yacen junto a ti, como si fuesen peonías, una legión de hombres que te añoraron pero no alcanzaron a ser visto, solo sombras fatuas indignas de acompañarte en la vida, ninguna a la medida. Trastorna mi tacto y siento fuego, abrasa, consume, vomita ceniza, y entonces tu sonrisa que me transporta al invierno, pero aun me quemo, pero duele más la sed. Te acercas a mi compasiva, en voz de mi sangre, sangre mía que acarrea consigo maldición, me tomas del rostro y besas mis labios, labios de hiel que saben a miel, y te vuelvo a besar, y recorre lo dulce mi alma hasta chocar con lo irracional.


Di una mentira y nacerán dos, dos mentiras y serán tres, y después de tres la verdad se suicida. Solo una y ya, porque llevo el alma en pena y en el corazón desgracia, porque cargan mis huesos la muerte, a quien le arrancaste la vida y ocupaste su lugar, así que ingrata hechizara es a ti a quien llevo en los huesos, quizás también eres la pena y probablemente la desgracia. Esta es la segunda, no te preocupes, solo para decirte lo último, escucha entre el ruido y guarda silencio, porque quizás encuentres en esto tu propio reflejo.

Lo ensombrecido, lo pervertido, lo estropeado y el trastornado vuelven al lugar donde nacieron, y mueren ahí, para volver nacer.

}Y huelo como debería oler, y resulta grato...

Y veo como debería ver, y resulta garrido..
Y siento como debería sentir, es cálido...
Y escucho como debería escuchar, prevalece el cántico...
Se entonces que realmente tus labios saben a miel...


Y aquí iba la tercera, pero fue abortiva y no había más que la verdad, así que la verdad entregamos. La mente consiente de los locos se pierde en sinsentidos, y la conciencia de los consientes se pierde en realidades. Asi me quedo, como cuerdo y como loco, parado perdido, culpa tuya ingrata hechizara, muerte de mis huesos, silueta en el desierto, gobernante de mi mente, y un incierto.

El Reto Bradbury.Where stories live. Discover now