Capítulo 2

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Las cosas nunca son lo que parecen. Yo no parecía una buena persona, no parecía una chica con cáncer, el 2018 parecía ser perfecto y 4º de la ESO horrible. Pero se ve que todavía me quedaba la suficiente fuerza para seguir luchando por sobrevivir, por seguir despertándome y respirar cada mañana y la suficiente fuerza para intentar rehacer mi vida. 

Quién iba a pensar que mi salvación iba a ser la soledad, o al menos una chica que se llamara Soledad y que me presentaría a mis mejores amigas. Aún recuerdo cuando la vi entrar por la puerta del gimnasio, para mí fue como ver un milagro. Sole siempre me pareció una persona divertida, inteligente y muy fuerte. Pero yo nunca tuve la suficiente fuerza para hablarle, pensaba que por que las dos fuéramos juntas a orquesta no eran suficientes cosas en común como para presentarme e intentar ser su amiga. Pero desde que se apunto al gimnasio todo cambió.

Conocí a otra de mis mejores amigas, Irina. Cuando la vi me quedé impresionada, era como un torbellino de energía y alegría y desde el primer segundo la quise muchísimo porque me recordaba a mí, cuando todavía era feliz. Ellas me presentaron a una chica completamente alucinante y admirable, Iliane, o como yo la llamo mi hermanita. Y también me presentaron en una fiesta de Halloween al que sería otro gran amigo, Andrés y rápidamente se unió a esta gran familia otra chica increíble Mikay Otomato.

Mi familia ya estaba completa y cada día que pasaba los quería más, y por eso no podía contarles la verdad porque los quería demasiado para que me mirasen diferente. Para que llorasen por mi, para que se preocupase, para ser uno más de sus problemas. Aunque deseaba contárselo porque sin siquiera saberlo me habían ayudado a seguir adelante y me gustaría imaginarlos a mi lado si lo supieran. O en las quimioterapias que siempre nos dicen que son más llevaderas si llevamos amigos.

Pero sé que no puedo hacerles eso, no se merecen que les haga eso y además querrían acompañarme a las quimios que son en Ciudad-Real todos los lunes, miércoles y viernes y sé que tienen cosas más importantes que hacer que intentar animarme mientras siento que me muero en una silla de hospital. Además que son una hora de ida, otra de quimioterapias y otra de vuelta y ya es bastante que yo no tenga tiempo para estudiar no puedo arruinarles la vida a todas las personas que me importan. No puedo fingir estar bien viendo cómo mi madre me sonríe con tristeza y oírla llorar cuando piensa que estoy dormida. 

No aguantaría ver más chicos espejos, que se comportan conmigo de una forma diferente de cómo les gustaría tratarme, porque cada vez que me miran ya no ven una chica con toda la vida por delante, ven un cáncer o una moribunda y solo sienten lástima por mí.

Noviembre fue un mes difícil, se me empezó a caer el pelo y a principios de diciembre tenía que llevar peluca al instituto. Tenía mucho miedo de que se notara y el miedo hizo que en vez de parecer normal empezara a hacer cosas estúpidas. Como ponerme gorro a todas horas para que no se notara que era una peluca hasta que me hicieran una a medida con mi cabeza para que pareciera natural. Me acostumbré a mentir y a guardar secretos y también a vivir con gorro. Me ponía gorro en todas las clases y en educación física hasta la capucha de la sudadera. Todo el mundo me preguntaba por qué llevaba gorro y me quedaba sin excusas. Que si tenía frío, o si me había hecho una brecha o que no llevaba el pelo limpio. Por fin vino la deseada peluca y la verdad es que si parecía mi pelo. Pero seguía mintiendo y me mataba. Me mataba sonreír a mis amigos y decirle que estaba bien.

Se que todo el mundo sabía que algo me preocupaba pero ni se acercaban. Carlos ni me miraba en clase, y me había acostumbrado a juntarme con Hector, Julián y Antonio José y ha decirle a Belén, una de las pocas personas de mi clase que creo que se preocupaba un poco por mí, que solo era estrés. Mi vida era una completa mentira, fingía que estaba bien porque en el fondo yo necesitaba creérmelo porque me estaba derrumbando cada vez más y no sabía que hacer para seguir.

De tanto guardarme emociones el baso lleno se derramaba cuando menos lo esperaba, y un par de veces sucedió en el instituto, lo que hizo que la bola de mentiras creciera y volviera a mentir diciendo que estaba así porque mis padres se iban a divorciar, cosa que no me extrañaría con todo lo que está pasando por mi culpa. La mitad de las discusiones son por la tienda y la otra mitad por mi cáncer y en el fondo pienso que el mundo estaría mejor sin mí. Que si me tengo que morir que sea cuanto antes porque no traigo más que sufrimiento a la gente que me importa y no puedo más...

Proposito de año nuevoWhere stories live. Discover now