3. Arco del Aliea │ Angustia

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¡Hola, tesoros! ¿Cómo están? 

Tarde demasiado, pero pasa que me costo muchísimo poder escribir esta parte. Es que la verdad no puedo pensar en Hiroto y Midorikawa de forma angustiosa, es como, son una pareja tan sana, ¡Tienen hasta un hijo! Y generalmente todo lo de la Aliea lo veo desde un lado cómico porque lo que es drama no paran de llover ideas malformadas.

Pero si les interesa saber todo el proceso que llevo hacer esto, lo dejare en las notas finales. Hasta entonces disfrutemos este shot, que aviso es la mitad de largo que los últimos dos, es que en serio la angustia no me va.



—Me gustas.

Era incomodo, muy incomodo.

No todos los días el capitán de más alto rango en todo el instituto te decía esas cosas, menos cuando estabas a punto de ir a comenzar la misión más importante de toda tu vida. Jamás cruzaron palabras o tuvieron una conversación larga fuera de la planificación de los entrenamientos o decirse algún mensaje de padre. Reize no lo conocía a fondo y lo que conocía de él no le gustaba nada. Creía era una broma de muy mal gusto.

—Si es una broma no me parece nada divertida, mi señor Gran.

Por ahí lo había malinterpretado, suponía que hasta alguien tan despreciable como Gran merecía el beneficio de la duda. Pero el chico se encontraba en una pose tímida, con un sonrojo que le parecía patético y se atrevió a mirar al suelo cuando le habló. Para Reize era una ofensa que siquiera se dignase a hablarle a los ojos pero que podía esperar de alguien que lo más que hacía era mirarle por encima del hombro.

—No estoy bromeando.

—Entiendo.

Veía como su superior comenzaba a ponerse nervioso al no tener una respuesta muy clara. Pero en la tierra había un dicho que era "El que calla, otorga". El capitán del Tormenta Géminis pensó que quizá si no le hablaba se daría por vencido y se iría, humillado. A Reize le gustaba humillar.

Pero claro, Gran no había llegado donde estaba por darse vencido a la primera.

— ¿No me vas a contestar debidamente?

—Lamento si mi silencio le ha ofendido.

Era cortante, seco. Si había algo diferente en el trato era el respeto en el tono de voz. Quizá una parte de él admiraba a Gran por ser un gran jugador de futbol, pero fuera de eso no había nada en especial que le atrajese. Y si alguna vez lo hubo, murió.

—Me vas a contestar.

¿Aquello era una pregunta o ya pasaba a ser una orden? No importaba, Reize sabía qué pasaría si aceptaba. Honestamente, tenía cosas mejores que hacer que seguir con Gran, cosas que sí le gustaban realmente. Como empezar ya su misión y que padre estuviese feliz.

Aprecio su... revelación—. La primera palabra que usó fue muy forzada pero ya que comenzó no había marcha atrás—. Pero no puedo aceptarlo. Discúlpeme.

Prosiguió con una reverencia política. Se quería ir, esto estaba por encima de su paciencia. Hasta estaba esperando que saliesen los otros dos capitanes de la elite para lamentarse de que no coló la broma.

Pero nadie salió, eran los dos solos en la parte subterránea donde estaban las canchas normales. Iba a retirarse cuando el capitán del Gaia exigió una explicación.

10 ocasiones contigoWhere stories live. Discover now