Capítulo 10: Un nuevo inicio

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Pasaron algunos meses, y como Ichigo y Rukia temían, Sora y Masaki decidieron vivir juntos.

Por esta razón, la pelinegra organizó una fiesta para su hija, celebrando su graduación del instituto como también el final de una etapa y el comienzo de otra.

Si. La Universidad.

Sora ya estaba por terminar su carrera como pediatra, solo le faltaba un año para sacar su profesión.

Y como ambos jóvenes estaban ocupados con sus estudios, no tenían mucho tiempo para verse.

El ojiverde aprovechaba para ver a la chica cuando ella le pedía ayuda con los estudios. Claro está, esto lo hacía cuando tenía tiempo libre.

La vida de una adulta comenzaba a asfixiar a la pelinegra menor. Sentía que pronto su cabeza explotaría con tantas cosas que debía retener en la mente.

Pero sin duda la adultez también había traído cosas buenas.

Y es que, podía estar con su novio sin pensar mucho en los prejuicios e ilegalidades.

Si. Pensó que, si en la actualidad seguía siendo una niña, no podría hacer el amor con su chico.

Este pensamiento la hizo ponerse tan roja, que desvió la mirada cuando el ojiverde la posó en su cara.

- ¿Estas bien? ¿Te mareaste con tanta información?

-Ah...no.

-Hmm... ¿Enserio?

El chico posó su mano en la barbilla de la chica, haciendo que volteara para mirarlo. El solo hecho de ver su cara tan cerca lo hacía querer besarla.

Desde aquel día, donde consumaron su amor, no la había tocado.

No porque no quisiera tocarla. Sino que estaban tan ocupados y terminaban tan cansados el día a día que no podían pensar en aquello.

Pero ahora lo estaba pensando. Quería volver a tocar y besar su cuerpo. Quería que ella también lo tocara.

Quería volver a sentirla suya.

Pero no se encontraban en el mejor lugar para hacerlo.

La casa de los Kurosaki era un lugar incómodo para ambos. Más para el muchacho.

La besó los labios suavemente, apenas un toque.

Y sonrió al ver la cara decepcionada de la chica.

- ¿Qué? ¿Querías que te besara más?

-Sí.

Sonrió y volvió a encontrarse con sus labios.

Esa sensación de calidez que dejaban los labios de la pelinegra sobre los suyos era indescriptible. No se cansaría de ella jamás.

Se separó cuando sintió la lengua de la menor pasando por su labio inferior.

- ¿Qué pasa?

-Ahora mismo, estamos estudiando.

- ¡Vamos! Dame un descanso.

El ojiverde lo pensó un poco. Su novia si que merecía un descanso.

Había estado pegada en el sofá con los libros en las narices desde antes de la graduación.

-De acuerdo. Quince minutos.

-Muy poco.

-Es lo suficiente.

-No para lo que quiero hacer.

La chica sonrió pícara y se sentó en cuclillas, para luego acomodarse encima de las piernas del ojiverde.

Instituto Karakura *Segunda temporada* (Ichiruki)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt