Cuestión de tiempo

4. Cuando caigas

Cuando caigas... ¿Quién lo diría, cuando te encierras en tu inmunidad, en la imposibilidad de que la vida te ponga en su lugar?

Tú, tan impredecible para quienes no te conocen bien y tan predecible y repetitivo para quienes te pillaron a fondo, claro, ¿por qué ibas a caer, si todo lo haces (aparentemente) bien? 

"Todo cae", como diría cierto verso de una canción tan drexleriana, y será "tarde o temprano" , exactamente como reza la canción.

"Todo caerá hacia su centro". 

Tú, también.

Porque muchas veces sobra el ego y falta la empatía, la humildad y la bondad. Porque hay seres que se autoproclaman pluscuamperfectos y son tan humanos como el que más. Seres que se creen de luz, y lo único que traen a este mundo es odio, envidia, negativismo y, cómo no, oscuridad.

¿Cuándo aprenderán esas supuestas deidades que nadie les va a adorar por como son, y que hundiendo a las personas de bien se están cavando su tumba? ¿Cuándo se darán cuenta que algún día, y justamente, llegará alguien que les haga lo propio, que les hunda?

Cuando caigan, cuando caigas, no voy a alinearme con el mal en la penumbra y desear que sea portentosa tu caída, no, qué va. ¿Para qué? Si alguna vez he querido, si alguna vez alguien me sacó una sonrisa (lejana por todo el mal que me causara), por mucho que todo acabara hecho un desastre y con él me llevara, ¿tengo que ser tan ruin y desearle lo mismo? 

No.

Cuando caigas, yo no estaré. 

Pero aun así, lo sabré.

Porque será tan fuerte el golpe de realidad por el enorme precio que tienes que pagar que se notará. Y aprenderás a valorar lo que ya no está, lo que para mi suerte, no existirá más porque no lo desearía ni en mil años, porque ahora sí que, a cambio de todo el dolor que tuve que pasar, al fin pude encontrar la felicidad.

Cuando caigas, amigo mío, ya no me importará.