Einsamkeit.

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Soledad.

Sett aquella noche, observaba el movimiento que había en su club, verificando que todo se encontrase bien. Así parecía, divisó a uno de sus clientes de excelencia, Sylas. Aquel hombre codicioso, que a pesar de tener un rostro burlón y sarcástico, era uno de los mejores abogados de toda la ciudad, ¿quien diría que en su tiempo libre se la pasaba disfrutando de estar ahí?

Se acercó para saludarlo, el hombre estaba acompañado de un hombre rubio y de ojos azules, Sett lo conocía perfectamente, era Ezreal, un chico que apenas había ingresado, era muy carismático y divertido.

—¿Que tal la estás pasando?— pregunto una vez estuvo cerca del abogado.

—Bien sabes cómo me gusta estar aquí, no tienes que preguntar— habló divertido mientras miraba al rubio riendo por su comentario. —¿Que tal tu? Siendo dueño de este lugar realmente esperaba que estuvieras muy bien acompañado.

—Ah... veras, tanto me da que hacer este trabajo que desgraciadamente no tengo mucho que hacer, así que no tengo tiempo para eso, aunque aún tengo mis escapes, no te preocupes por eso— le guiño el ojo a su amigo y este volvió a reír.

Sett se alejó dejándolos solos. Sett, a pesar de tener aquel lugar, todos sus trabajadores  estaban ahí porque querían. Sett nunca había traído a nadie que no quisiera estar. Aunque en apariencia todos lo veían como alguien bruto y malo, Sett sería incapaz de obligar a alguien a trabajar ahí, jamás lo haría, su madre no estaría orgullosa de eso... y bueno, ella no estaba enterada de en qué cosas estaba metido su hijo.

Sett amaba a su madre, siempre cuidaba de ella y él se sentía culpable por no decirle a que se dedicaba en realidad pero no podía hacerlo.

El hombre salió de aquel lugar, entrando en su oficina, sentándose en su gran silla, soltando un suspiro. Escuchó toques en la puerta y también cómo está era abierta dejando ver a un pelinegro de ojos carmesí. Se adentró en la oficina sentándose en la silla frente a Sett.

—¿Qué necesitas ahora, Khada Jhin?— pregunto mirando al mencionado, reclinándose un poco en su asiento.

—No es nada, solo estoy huyendo por un rato.— la voz del hombre era cansada, su rostro también parecía cansado.

Jhin era uno de sus trabajadores, aunque sólo venía cuando él quería, no era lo suficientemente recurrente como para llamarlo así en realidad. Simplemente se pasaba por ahí por diversión y si le pagaban, estaba bien y si no, le daba igual.

—¿De nuevo arruinaron tu noche?— vio un movimiento afirmativo. —¿Quien fue esta vez?— le divertía la situación en la que se encontraba el artista, pues siempre era de los más solicitados en el club.

—Los tres, Kayn, Rakan y Zed, todos al mismo tiempo, si te encuentras con una pelea, lo lamento pero sabes cómo son— dijo sobando su sien, siempre eran situaciones similares a esta. —Kayn siendo el niño inmaduro de siempre, Rakan lanzándose inmediatamente a los golpes, siendo impulsivo y Zed peleando con ambos, aunque sea el más "maduro" sigue peleando con ellos. Dios, son un desastre— Jhin volvió a suspirar con pesadez.

—Eso pasa cuando eres muy deseado— dijo divertido, levantándose de su silla, dirigiéndose a una pequeña estantería en donde se encontraban licores de todos los tipos. —¿Quieres beber algo?

Infernum. ~Sett x Aphelios~ Where stories live. Discover now