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Canción: Bright Lights - 30 seconds to Mars. (Una de mis canciones favoritas, necesitaba ponerla)

Elayne no estaba acostumbrada a que la sorprendieran, ella era mucho más perspicaz de lo que hubiera deseado y con frecuencia solía fingir sorpresa cuando le contaban algo, era observadora y seguido eso ocasionaba muchos problemas a veces desearía poder ser ciega. Solo que claro, no lo era. Se había dado cuenta que justo en cuanto puso un pie fuera de la nave, pesaba menos, mucho menos, pero no sólo eso, ahora su vista había empeorado ligeramente y esta vez hablaba de manera literal pese a ello adoraba aquel mundo azul, no necesitaban transportarse a través de nada, si necesitaban huir podrían hacerlo con sólo subir a sus naves y despegar.

-¿Qué dijiste?- Ahora lo estaba viendo a los ojos y Akira parecía divertido, la había tomado por sorpresa.

-Hablo de la Luna, todo el mundo dice que al ser la más perfecta y redonda es la más hermosa de todas...- El muchacho se encogió de hombros y sonrió de lado un gesto que estaba haciendo con frecuencia y la chica no atinaba a saber por qué- Quiero saber si es verdad, fue una de las pocas cosas que me motivó a venir a este lugar desde tan lejos. Viajar a esas velocidades con frecuencia es peligroso.

-Sí yo... Yo quisiera ver la Luna. Jamás la he visto, no he tenido el tiempo suficiente para tirarme en el suelo a mirar. ¿Quieres verla conmigo?- Ahora Akira era el sorprendido. No entendía, ¿por qué el cambio de humor tan repentino? Entrecerró los ojos para ver a la muchacha- No quiero herirte, tu planeta y el mío son grandes amigos desde siempre y no quiero que en ningún momento algo salga mal y nos declare la guerra tu mundo.

-Nadie es tan tonto como retar a Júpiter sin ayuda, pero no sé si sea adecuado el ver la Luna contigo, hace rato me estabas apuntando con un cuchillo y la espada, que por cierto, podría sr igual de grande que tú.

Elayne se quedó en silencio. Se sentía estúpida al haber hecho la invitación, asintió.

¿En qué rayos estaba pensando? Con discreción se dejó caer el flequillo en la cara imitándolo, sólo que el suyo era mucho más corto. Tensó los hombros y Akira lo notó al instante.

-Es una broma... Me encantaría ver la Luna contigo.

Akira se regresó a la nave en lo que el ocaso llegaba, los días pasaban demasiado rápido ahí. Tomó sus cosas y sin dar explicación partió de nuevo hacia donde había visto a la chica, ni siquiera sabía por qué estaba haciendo algo como eso, su planeta tenía a lo mucho un año terrestre de haber vuelto al Congreso después de su exilio, estaban a prueba. Meterse con una Teriana sería buscar problemas y más ahora, que había guerras en los sistemas cercanos y los Terianos eran los que siempre salían a dar la cara por toda esa región. Analizando a la chica, no era una Teriana común lo que significaba una d dos cosas: o era insignificante y poco notoria en un planeta lleno de perfección o era una de las más destacadas del sistema Solar. Por la corona que había puesto en su pequeña cabeza supo que lo más acertado era la segunda opción.

***

Akira la vio de nuevo: volvía a levitar, ahora se había puesto un vestido suelto blanco y comenzaba a brillar en la oscuridad de la noche, sus orejas se movieron ya sabía que estaba ahí. Mientras Akira se acercaba caía en la cuenta de que nunca había hecho algo como aquello, tan espontáneo, tan sorpresivo... Pero era emocionante. Supuso que su invitada igual estaría confundida, quizá ambos pensaron que el otro no volvería a ese lugar.

Caminaron despacio hacia una parte en el bosque donde todo era claro, querían buscar el mejor asiento en aquel sitio para conocer a la Luna, sin saberlo habían subido a un risco, el mar se veía a lo lejos, se escuchaban las suaves olas chocar contra las rocas al acercarse a tierra, Elayne no dejaba de mirar a todos lados: arriba, abajo, a los laterales y todo de nuevo, una vez y otra y otra y otra. Akira sólo se había preocupado por ver que estuvieran a salvo, los Venuarios no eran precisamente conocidos por su gentileza y sabía perfectamente que uno de ellos no dudaría en atrapar a una Teriana como aquella, estaba atónito todavía, pero había dicho la verdad estaba incrédulo aún de que viniera de Júpiter hasta que la vio de cabeza a los pies; la muchacha iba descalza y en su tobillo izquierdo tenía la marca de Júpiter una pequeña mancha color rojiza en la piel, parecería un brazalete en su tobillo coronado por la mancha. Estuvo a punto de preguntarle si la marca había sido falsificada pero no lo hizo.

Conectando Estrellas *Notas de autora*Where stories live. Discover now