Capítulo 4

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Algunos días más tarde, JaeMin recibió el resultado de su prueba de Matemáticas. Un vergonzoso 02 escrito con tinta roja se vislumbró en la parte superior de la hoja y, con eso, quedó claro que debía estudiar más. A partir de ese momento, dedicó las horas de almuerzo, los espacios entre clases e incluso los fines de semana a resolver la plancha de ejercicios que el profesor les envió en caso de que desearan practicar. En ocasiones, Haechan se le unía y estudiaban juntos, pero la concentración del muchacho de piel acaramelada no duraba demasiado y, en cuestión de minutos, acababa distraído con su celular. 

Era jueves por la mañana y la segunda clase del día era Deporte. Sabiendo que su condición física era prácticamente nula, JaeMin siempre buscaba maneras de huir de cualquier actividad que implicara esfuerzo y movimientos rápidos. Su respiración se agitaba apenas después de un poco de calentamiento y las piernas le temblaban luego de veinte minutos corriendo. Reconocía sus debilidades y prefirió aprovechar esas horas practicando Matemáticas, así que fingió dolor de estómago para que el profesor le permitiese permanecer sentado durante la jornada.

Ubicado en uno de los escalones más bajos de la tribuna, sostenía su libro de Matemáticas con una mano mientras que, con la otra, resolvía los ejercicios en el cuaderno que cargaba sobre sus piernas. Levantó la vista por un momento y divisó a varios de sus compañeros jugando un partido de básquetbol. Haechan, Mark y JeNo se encontraban entre ellos.

Viéndose a sí mismo, JaeMin creía que no entraba en el prototipo que se buscaba para el protagonista de un libro. No era atlético, aplicado y tampoco se consideraba guapo, mucho menos tenía una personalidad sorprendente o poseía grandes números en su cuenta bancaria. Se sentía invisible como un fantasma. Aunque, era curioso que alguien como él, que podía ver personas fallecidas, pensara de esa manera.

La gente común no nota a los fantasmas, puede que ni crean en ellos. Yo puedo verlos porque tengo esta habilidad. Como soy un ser humano que siempre pasa desapercibido, solo alguien con la habilidad de notarme podría fijarse en mí... ¿Qué estoy diciendo? ¿En qué estoy pensando?

—¿Qué haces?

JaeMin se sobresaltó y volteó hacia su costado derecho, encontrándose con la bonita sonrisa de Chaeryeong.

—¿Por qué no estás... ?

—Porque estoy en mis días difíciles, me duele mucho el vientre.

—Ah, es tu periodo... —murmuró. Para cualquier muchacho de su edad podía ser incómodo hablar sobre eso, pero no para él que había sido criado en su totalidad por una mujer —Bueno, mi mamá dice que el té de orégano es bueno para los cólicos.

Chaeryeong rio —Eres adorable.

—Se enamorará de ti.

JaeMin volvió a asustarse y giró, esta vez, hacia su lado izquierdo. YuNa estaba sentada ahí, observándolo con sus grandes y redondos ojos.

—A las chicas nos gustan los chicos que no se avergüenzan de hablar sobre ese tipo de temas. Nos gusta que nos comprendan y eso es lo que estás haciendo con ella, así que seguramente se enamorará de ti.

A JaeMin le sorprendía lo rápida que era para hacer conjeturas. Dejó su libro en el escalón inferior y escribió con lápiz en la esquina superior de su cuaderno: "No digas cosas sin sentido".

—¡Tienen mucho sentido!

Él negó con seguridad y regresó la vista a sus problemas matemáticos.

El niño que podía ver fantasmas (Nomin) (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now