Capitulo 30

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Narra Lisa:

Entré al baño, me miré al espejo y suspiré.

Ya se había llegado la noche, y necesitaba darme un baño para relajarme, así que quité mi  blusa, mis shorts y mi ropa interior negra.

Entré a la ducha y abrí el agua, estaba caliente, como me gustaba. Dejé que callera por mi cuerpo mientras pensaba en Jennie, lo que me hacía sentir era inexplicable.

Pensar en que tenía que estar otros dos días con ella, bajo el mismo techo era algo que me estremecía. Siempre que la tenía en frente, quería devorarla a besos, abrazarla, tocarla. Sentir que era mía. Sabía que no lo era, pero me gustaba imaginarlo.

Mis pensamientos se esfumaron por completo cuando sentí la puerta abrirse, miré fijamente hacía ella, y entonces la vi entrar.

Instintivamente tape mi intimidad con una mano y con la otra mis pechos, el agua seguía cayendo por mi cuerpo.

—Hola, Lisa. —susurró, cerrando la puerta. — ¿Puedo bañarme contigo? —preguntó.

La miré paralizada, las palabras no salieron de mi boca, así que solo asentí.

Me ponía nerviosa, muy nerviosa.

Se quitó el vestido negro ajustado que llevaba y caminó hacia mí, hubiese preferido que se quitara las bragas y el sostén, pero no lo hizo.

¡Me estaba convirtiendo en una depravada!

Se posicionó en frente mío con una sonrisa pícara, y paso su dedo por entre mis pechos, deslizándolo hacía mi estómago, para luego subirlo nuevamente.

— ¿Por qué estas tapándote? —preguntó echando una mirada a mis manos las cuales tapaban mis intimidades.

—N-No... N-No lo... se. —hablé entrecortada, quité mis manos de ahí y la miré, ella sonrió.

— ¿Quieres que te ayude a enjabonarte? —preguntó mientras cogía el jabón.

—M-Me encantaría. —respondí nerviosa.

Sonrió, y dirigió el jabón hacía mis pechos. Subió a mi cuello, luego bajó a mis brazos, y dio la vuelta para enjabonarme la espalda.

Cerré mis ojos, sentía que me estaba poniendo caliente. No podía controlarme ante sus caricias.

Volvió a pararse en frente y se inclinó, se veía bastante concentrada en lo que hacía.

Bajé la mirada, y la vi en frente de mi, poniendo una de sus manos en mi sexo. Suspiré, y cerré los ojos. Podría tener un orgasmo ahí, en ese mismo instante.

Sentí que comenzó a moverla lentamente y ejerciendo un poco de presión, ya estaba comenzando a jadear gracias a lo que hacía.

Era como estar en el cielo.

Abrí los ojos en cuanto su mano comenzó a moverse más rápido de atrás hacia adelante. La miré, y vi que estaba mordiéndose el labio inferior, eso me hizo gemir levemente. Me miró tentativamente sin dejar de morderse el labio, y de pronto puso una cara inocente. Volví a gemir.

— ¿Podrías usar tu boca? —mis ojos se abrieron como platos cuando escuché las palabras que salieron de mis labios.

Mire a Jennie sintiendo mis mejillas rojas. Supe que se había estremecido con mis palabras, porque había dejado de mover su mano y ahora me miraba a los ojos.

—No... — respondió rápidamente. — No lo haré, aunque muera de ganas por hacerlo. — miró a mi intimidad. — Cuando te dije que tendrías que convencerme para hacer cositas malas, también me refería a esto.

Suspiré profundo, me sentía avergonzada.

—Así que cuando encuentres la forma de convénceme, te haré muchas cositas malas. — Su voz era jodidamente excitante. — Muchas, Lisa. No te imaginas cuantas. — Apretó mi clítoris haciéndome gemir.

—Oh, dios. —mordí mi labio conteniendo un gritó de placer.

Se puso de pie, dejándome al borde del orgasmo, ¿cómo pudo hacer eso? Me lamente para mis adentros. ¿A que estaba jugando? ¿Cómo se supone que la iba a convencer?

Quería hacerla mía, justo en ese momento.

— ¿Ahora me vas a enjabonar tu a mí? —preguntó con cierto aire inocente.

Asentí, tomándola por la cintura y atrayéndola hacía mis pechos, de manera en la que ella quedo de espaldas a mí.

Tomé el jabón que estaba en sus manos y lo conduje hasta su abdomen, mi nariz rozaba con su cuello Inhalando todo el dulce olor de su perfume.

Cuidadosamente fui bajando el jabón, hasta meter mis manos bajo su braga para poder enjabonar ahí.

— ¡Espera, Lisa! —gimió ella, sacando mis manos de ahí. —Tócame por encima de la tela, yo misma me echaré el jabón ahí. —pidió, mientras guiaba mis manos hacia su pecho todavía tapado por el sostén.

La miré con el ceño fruncido, seguía sin comprender a que estaba jugando.

Le di un beso en el cuello. Observé como cerró sus ojos y entreabrió sus labios.

—Lisa... —gimió en cuanto le di otro beso, esta vez dejé mis labios ahí, sintiendo su piel.

Apreté sus pechos, aun sintiéndome nerviosa e insegura.

—Mmm, Lisa. —se giró y me abrazo por el cuello. —Te amo. —susurró antes de presionar sus labios contra los míos.

Enamorada de mi Vecina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora