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Melissa amaba los fines de semana, nada de escuela, solo trabajaba medio día los domingos, nunca dejaba tarea pendiente, podía simplemente echarse al sillón a dormir o ver series y películas todo el día, comiendo lo primero que veía en el refrigerador.

Los fines de semana eran lo máximo, sobre todo. Por que no se cruzaría con la castaña. Podría despejarse de todo lo negativo que le ocurrió en la semana. Para Shersy era diferente, trabajaba los fines de semana, ya que su horario de clases no sé lo permitía en el trascurso de esta. Así que Melissa a regañadientes se levantó para despedirse de su amiga, ya que le daría indicaciones sobre comida y ropa.

Melissa tenía una camisa de tirantes y unos shorts cortos, tenía calcetas y su cabello recogido en una media coleta, la hacía lucir algo rebelde.

-Mel, la comida esta en las alacenas- habló mirando a su amiga que se encontraba en el sillón y estaba quedándose dormida -¡Melissa!- gritó. Está por reflejo saltó del sillón y quedó de pie.

-¿Qué carajos te pasa?- preguntó al escuchar a Shersy reír a carcajadas.

-No me ponías atención- contestó -Te decía que la comida esta en la alacena y que en verdad te prepares algo de comer, no solo cereal y leche- comentó mirándola seriamente -Llegare a las 6, quiero encontrar mi casa en las mismas condiciones- entrecerró los ojos -Si vas a salir me avisas y cierras bien la puerta- ordenó y Melissa solo movía la cabeza en forma de afirmación. Salió de su casa.

Melissa suspiró y se volvió a aventar al sillón. Tenía todo el día para estar sola ¿Qué podría salir mal? Se levantó y buscó su teléfono en la cama, lo encontró y lo encendió, eran las 9:30.

-Me levanté tan temprano- dijo al aire. No le molestaba el hablar sola, le hacía cuando no tenía a nadie con quién hablar. Se recostó en su lado especial de la cama y cerró los ojos. Se quedó dormida.

Flashback

-Ma.. ¡Mamá! ¡¿Qué estás haciendo?!- el gritó se escuchó por toda la casa, la niña de 12 años encontró a su madre hecha una bola en la cama, llorando en silencio y repetía "ellos están enfermos, ellos morirán" una y otra vez.

Afortunada o desafortunadamente ella estaba ahí, había faltado a la escuela para poder cuidar de su mamá y su hermanito más chico, siempre faltaba cuando ninguna de sus abuelitas podían ir en su ayuda. Las pesadillas, las recaídas, las crisis de su madre se hacían cada vez más fuertes, cada vez más seguidas.

Su hermano para su suerte se encontraba durmiendo en unos de lo sillones de la sala. La chica no obtuvo respuesta de su mamá. Se acercó a la cama y se sentó junto a ella. Estaba cansada de eso, pero ella sabía que si ella no se encargaba ¿Quién mas lo haría?. Nadie, la pequeña siempre que encontraba a su madre en ese estado, trataba de ser fuerte.

-Mamá- volvió a decir la pequeña -Estamos bien, ellos están bien, yo lo estoy mamá- se recostó junto a ella y la abrazo tan fuerte como pudo. El psicólogo de su madre le comentó que era una forma de ayudarla.

-Mamá ¿Tomaste tus medicinas- preguntó, la mayor solo negó, se estaba calmando. -Debes de tomarlas, evitarás sentirte de esa manera- agregó.

Después de un rato la mayor se había quedado dormida en los brazos de su pequeña hija, cuando la atacaba una crisis y lograba estabilizarse siempre le seguía un cansancio extremo.

Melissa al notarlo se levantó, tenía que ir a ver a su hermanito el cuál había despertado llorando, tenía un año de edad. Lo arrullo durante un rato, le dio de comer y le cambió el pañal.

Miró su reloj, faltaban aproximadamente 15 minutos para que su hermano, el mediano saliera de la escuela, miró hacia el cuarto mirando a su madre aun durmiendo. Sabía que posiblemente estaba despierta pero no se levantaría.

Te Necesito [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now