Desconfianza.

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Capítulo 46: Desconfianza.

En la fiesta de Leo Iguana...

El grupo de amigos disfruta de la comida y de las conversaciones cuando de repente, Nico le da un codazo a Leo y le señala la entrada.

Leo Humano se queda totalmente boquiabierto cuando ve a una bonita chica con vestido blanco entrar por las puertas de su casa. Es Calipso. Calipso ha ido a la fiesta en memoria de la iguana.

—Leo —dice ella cuando lo ve también. Leo ve que ella juega con sus dedos, sonríe para sí mismo, Calipso siempre hace eso cuando está nerviosa—. Quiero hablar contigo, pero prefiero que sea en privado.

—Ah, claro. Vamos al jardín —ofrece él. Los dos salen al enorme jardín. Aún es de día, así que el potente sol brilla sobre las coloridas flores. Dándole un ambiente mas brillante al sitio. Calipso se queda mirando por un momento las flores, recordando que ella misma plantó muchas de esas con ayuda de Leo.

Leo, cuando me contaron que habías muerto... Creo que fue el peor momento de mi vida. —Calipso deja de mirar a Leo, y mira el suelo—. Fue durante esos minutos que me di cuenta que una vida sin ti... simplemente no es vida. Yo sin ti no soy feliz, no puedo estar sin ti, Leo. —Calipso vuelve a mirarlo—. Perdóname por haber sido tan desconfiada, si el problema es eso, puedo cambiar. Eres el mejor novio de todos, Leo. Por favor, no te alejes de mi lado. Quiero volver contigo.

Leo sonríe y toma las manos de Calipso.

—No tienes que cambiar por mí, Calipso. Te amo tal y como eres. Y no, no te escondo nada, porque confío plenamente en ti. Además yo tampoco puedo estar sin ti... En el hospital, sólo pensaba en ti cada vez que me despertaba y en mis sueños solo veía tu encantador rostro, porque eres lo más importante en mi vida. —El chico toma la barbilla de ella para que lo mire a los ojos—. Te amo, Calipso, yo también quiero volver contigo.

La chica sonríe y rodea el cuello del chico con sus brazos, plantándole un beso para sellar sus palabras, y para dar inicio a una relación que durará, con un poco de suerte, para toda la vida.

Dentro de la casa...

Percy se percata de que Zack mira de vez en cuando su celular, pendiente de algo. Percy aún tiene dudas respecto a su amigo y siempre ha querido buscar el momento para preguntarle qué está pasando, pero el miedo a que su amigo esté en asuntos ilegales le prohíbe abrir la boca para preguntarle.

Sin embargo, Percy sabe que no va a poder evadir el tema por siempre. Zack se va a dar cuenta, tarde o temprano, que a Percy le cuesta sostener su mirada y que lo evade en cada oportunidad que puede. Zack es listo, sabrá que Percy oculta algo.

Cuando Zack revisa el teléfono por milésima vez, Percy toma aire, mastica un nacho y se acerca al pelinegro.

—¿Esperas un mensaje de Anais? —pregunta, recordando a la chica pelinegra con la que solía pasar el tiempo.

Zack esboza una sonrisa.

—No. Espero un mensaje de otra persona.

Percy alza las cejas.

—¿Alguna chica importante?

Zack ríe.

—Así que hemos vuelto a los interrogatorios, ¿eh? —dice él. Percy se sorprende al verse descubierto tan rápido—. No pongas esa cara, que ya sé que quieres preguntarme si voy a verme con los mafiosos.

Percy traga saliva.

—Ya sé que tienes secretos, Zack —dice—. Pero he aprendido a aceptarlo.

Te quiero (Como te odio, Percy #1.5) ✔On viuen les histories. Descobreix ara