Capítulo 23

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—¡Demonios, Luz!

Luego de enviar más de veinte mensajes, y no recibir respuesta alguna, Amity estaba hecha un manojo de nervios total. Intentar mantener la calma fue casi imposible. La mitad de su cabeza le decía que no había nada de que preocuparse, que era muy probable que no fuese nada importante.

La otra mitad, era pura tortura.

«Espero que esto funcione, necesito que me ayudes a encontrar a Eda»

El único mensaje de Luz se repetía molestamente en su cabeza. ¿Encontrar a Eda? ¿Con tanta urgencia? ¿Qué podía ser tan malo? Incontables veces estuvo a punto de tomar sus cosas y abrir un portal para ir a ver lo que pasaba. Pero era imposible cuando todavía podía escuchar los pasos de sus padres a través de los pasillos.

Hacer lo que Luz pedía tampoco se veía como algo que ella pudiera hacer. Por experiencia propia sabía que la única forma de encontrar a Eda era que ella misma te buscara.

No le quedó más que esperar. Era imposible deshacerse de la sensación de angustia. Necesitaba hacer algo, pero no tenía idea por donde empezar. En su mano, la pantalla del teléfono continuaba encendida, sin mostrar ningún cambio. Solo un montón de mensajes sin respuesta.

Ya habían transcurrido tres horas desde el mensaje de Luz, era pasada la medianoche, y ya había perdido toda la esperanza de obtener una respuesta. En la mansión, el ruido era constante. Estaba acostumbrada a que sus padres se quedarán trabajando hasta altas horas de la noche, lo que le hacía imposible escapar sin llamar la atención.

Pero era imposible quedarse un segundo más sin hacer nada. El momento de determinación llegó. Se levantó de un golpe y abrió lentamente la puerta de su cuarto. Miró hacia ambos lados, y de inmediato notó que las luces en las habitaciones de sus hermanos continuaban encendidas. Pedir su ayuda podía ser una opción, pero después de todo lo había pasado, esperaba no tener que llegar a eso.

Cuando se decidió a avanzar, un ruido fuerte y un golpe en la puerta, casi la hicieron saltar del miedo. El bufido de hartazgo fue suficiente para reconocer de quién se trataba.

—¿Qué haces despierta a estas horas de la noche? —La voz de su madre suena alterada. La arruga entre sus cejas se acentúa cuando el collar en su pecho se ilumina, emitiendo un aura brillante y misteriosa.

—Solo estudiando —responde con desgana, intentando no levantar sospechas sobre su estado real.

—Eso es excelente —Su madre sonríe a medias, sin apartar la atención de su collar—. De todas formas necesitas ir a la cama si quieres verte bien para mañana.

—Si, eso estaba a punto de hacer, solo iba por...

—¡Qué estupidez! —interrumpe su madre con un grito de molestia. En su pecho, el collar comienza nuevamente a emitir un brillo iridiscente— ¿Qué significa todo esto?

—¿Qué pasa? —pregunta insegura.

—No es nada querida, solo una visión extraña y sin sentido —explica con clara frustración—. Ve a tu cuarto, y no intentes nada raro. Mañana te necesito temprano para comenzar con los preparativos de la fiesta.

Con esa advertencia, su madre se da media vuelta y se retira. Cuando escucha el ruido seco de la puerta cerrándose, su respiración se libera con alivio. Lo que sea que su madre acababa de ver, no le importaba en lo más mínimo. Sin embargo, esta es la oportunidad de distracción que estaba esperando.

Era momento de actuar.

***

—¡Luz!

Tú eres la bruja, yo soy tu gata (Lumity)Where stories live. Discover now