Te la pasas caminando,
dando vueltas y vueltas
por la orilla del río,
miras el otro lado,
por un rato,
y luego sigues con tu vigía.
.
Lanzas piedras hacia
el otro lado,
de esas piedritas que saltan
y miras cómo se van
y no llegan ni a la mitad.
.
Mientras sigues e insistes
con tus caminatas sin sentido
tu orilla más aborreces
y cada paso está perdido.
.
Te quitas la ropa y saltas
te lanzas contra la corriente
das largas, muy buenas, brazadas
te gusta como se siente.
.
Pero no llegas a la mitad
y ya piensas en la orilla
original.
.
Descansas un rato,
miras tus ropas y recuerdas
como te masturbabas
antes de apagar la fogata
y lavar los platos.
.
Te da risa ese perrito
muerto de hambre y sarnoso
que olisquea los carbones
y encuentra un pescado frito
todo podrido, y apestoso.
.
Pasan los minutos, los días
y ni siquiera has llegado a la mitad.
Te revuelcas de cólera
pero sabes que no puedes regresar,
mucho más aún cuando ves a esa
chica llegar con su perra.
.
Estas tanto tiempo en el agua
que se te arrugan las
manos y los pies, te asusta.
.
Ves a los perritos, con
sus costillas a flor
de piel, jadeando,
ladrando y copulando.
No te importan esos, pero
la chica se está masturbando
y gritas desesperado, pero
tus ropas están volando
¿Cómo vas a regresar?
Ahora se están quemando.
.
La gente de una orilla
no se ve con la otra
ya que por eso está el río.
La chica llega al orgasmo
y se pone a llorar.
Yo le paso la voz y sonrío,
pero ella sólo llora,
y ahora la acompaño en su suplicio
llorando como ella
con los peces y algas
que pasan entre mis bolas.
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Poemas de amor, sexo y otras carencias
PoetryAlgunos poemas que se me van ocurriendo a medida que pasa la vida. La mayoría de estos poemas son sucios y agresivos, así que es para mayores de 18 años.