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Capítulo 7: ¿Soy la indicada?

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A pesar de que no lucían como si estuvieran enojados conmigo mientras me veían cantar y de que todos los niños en la fiesta, incluida Gen, aplauden mi pobre interpretación de Olivia Rodrigo, cuando me bajo de la tarima soy interceptada por cuatro ...

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A pesar de que no lucían como si estuvieran enojados conmigo mientras me veían cantar y de que todos los niños en la fiesta, incluida Gen, aplauden mi pobre interpretación de Olivia Rodrigo, cuando me bajo de la tarima soy interceptada por cuatro hombres de seguridad del equipo de Weston y no hay rastros ni de él ni de Ibor por ningún lado. Tampoco de Steven, el guardia de seguridad tanto de la fiesta como del club que me ayudó a entrar y a subir al escenario.

—Señorita García, por favor, venga con nosotros —dice uno de ellos antes de que otro sujete mi brazo y empiece a empujarme en dirección a la casa.

En el trayecto mis ojos se cruzan con los de Gen, quien contempla todo con el ceño fruncido, no sabría decir con qué emoción, y pronto nos encontramos en el interior de la mansión. Empiezo a oponer resistencia, haciendo mis pasos más lentos, cuando pasamos el pasillo que conduce a la cocina y a las escaleras y en su lugar soy dirigida al sótano. Mi garganta se aprieta cuando la puerta suena tras nosotros, cerrándose, y empiezan a obligarme a bajar los escalones deprisa.

—¿Podemos ir más lento? —pregunto sin obtener respuesta alguna de ellos, pero son como robots.

Ya que casi me caigo un par de veces y eso no les interesa, recojo los pies a modo de protesta y dejo que me eleven en el aire a través del agarre que mantienen en mis brazos, lo cual hacen sin demostrar ningún tipo de sentimiento o molestia, hasta que llegamos al último escalón y soy obligada a mantener mi propio peso de pie debido a la rapidez con la que me sueltan.

—Señor Wertheirmer —dice uno de ellos, a lo que tanto Ibor como Weston y Steven se giran hacia nosotros y mi mente deja de pensar que estoy a punto de ir a prisión o a un sitio peor.

Las expresiones en sus rostros no son desagradables y esto no resultó ser una mazmorra, sino la versión de lujo de un salón para ver juegos de fútbol, el cual en un hogar promedio consistiría en un sofá común y corriente frente a un televisor, pero aquí es una pantalla de cine frente a cuatro sofás de cuero y las camisas de más estrellas de fútbol de las que podría contar enmarcadas en las paredes con su correspondientes firmas y mensajes de afecto hacia Ibor, Weston, Weston Jr. y Gen. También hay un estante lleno de trofeos y medallas al fondo, el cual prácticamente resplandece y posee una placa con un bonito grabado en la parte superior.

Logros de la familia Wertheirmer.

Los Wertheirmer dominamos el mundo, nena!

—¿Sofía? —pregunta Weston, llevando mi atención a él, a lo que parpadeo antes de poder enfocar mis ojos en su figura, en la de su esposo y en la de Steven.

Los tres están sentados sobre cojines, los cuales se encuentran esparcidos alrededor de una mesa baja y extensa entre los sofás y la pantalla. Supongo que esta normalmente es utilizada para colocar aperitivos, pero en este momento sirve de sostén para un montón de carpetas de contenido grueso.

Nuestra (Posesión #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora