IV.

61 7 7
                                    

Mi madre terminó de sacar la comida del horno mientras mi padre y yo poníamos la mesa. Finalmente nos sentamos y comenzamos a comer en silencio, como siempre acostumbrábamos.

—¿Y cómo está Matt? No ha pasado por aquí desde el primer día que vinisteis —pronunció mi madre y sonreí de lado.

—En su casa las cosas están un poco revueltas, su madre no está aceptando bien los tratamientos y él solo está intentando dividir el tiempo de la mejor manera posible. No saben cuanto tiempo más va a ser a partir de ahora... —confesé fijando la mirada en mi plato y escuché un suspiro de mi madre.

—Vi a Lauren hace un mes y parecía estar bien...

—Y seguramente lo estaba, pero ya sabes como es todo esto... Está avanzando rápido y su cuerpo no lo está soportando —le hice saber y mi padre posó su mano en mi hombro, sabiendo que mi relación con la madre de Matt había sido unida desde mucho antes que Matt y yo comenzásemos a salir y aquello también conseguía afectarme a mí.

—Lo siento mucho, cariño —mi padre pronunció y me encogí de hombros.

—Lo sé... Solo, cuando estamos juntos intento que se evada todo, lo consigo pero me da miedo no estar cuando él realmente lo necesite —confesé y mi madre soltó el tenedor en el plato para mirarme.

—Escúchame, tú siempre vas a estar en la medida de lo posible. Hay situaciones y cosas que se van a escapar de tu alcance, no vas a poder estar todo el tiempo, sé que es lo que quieres pero no va a ser así, y no pasa nada, Madelyn —quiso hacerme entender y asentí, no porque estuviera de acuerdo, sino porque no quería continuar con la conversación.

—¿Archer dijo si vendrá? —quise cambiar de tema y la sonrisa de mi madre se amplió, mientras asentía.

—En semana y media.

—Me dijo que no estaba seguro, están de trabajo hasta arriba —comuniqué, Archer era mi hermano mayor de 32 años, éramos como el ying y el yang: yo era todo calma y el era todo revolución.

—Pero después de llamarle cinco veces, ha decidido que puede hacer el trabajo desde aquí.

—Más bien tu madre le ha sobornado con comer patatas fritas cada dos días si viene —mi padre pronunció por lo bajo y solté una carcajada.

—¡Anthony! —mi madre le recriminó, haciendo que mi padre se encogiera de hombros.

—¡Desmiéntelo! —le provocó y mi madre solo bajó la mirada a su plato con una sonrisa traviesa en su rostro.

(...)

—¿Archer vendrá para cuanto tiempo entonces? —Ronnie me preguntó mientras ambas nos encontrábamos tomando el sol en el lago. Me incorporé en la toalla mirándola con la ceja enarcada, pero ella continuó con sus ojos cerrados, aunque sé que debía notar mi mirada.

—Pensaba que mi hermano era pasado —contesté aún en aquella posición y Ronnie se encogió de hombros.

—Y es pasado, sabes que le tengo cariño y me interesa saber si está bien o no —confesó y volví a recostarme.

—Sólo no quiero que vuelvas a cometer los mismos errores con él —le hice saber y ahora sí observé como se incorporaba.

—Solo fueron un par de meses, Madds. La última vez fue la definitiva, tu hermano estaba comenzando a conocer a alguien y yo estaba demasiado borracha. Tu hermano y yo fuimos polvos que nunca debieron pasar —clarificó y abrí los ojos observando a los chicos jugando al voleibol.

el disco de oasis. ||Where stories live. Discover now