Capitulo 05

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Hacía frío. Muchísimo frío.


A mi alrededor se alzaban enormes picos de montañas, cubiertas de nieve. El cielo era una mezcla de grises matizados con blancos luminosos. Temblaba, tenía entre mis dedos un sobre. Una carta. Frente a mí, una manada de lobos rugían y aullaban entre ellos, mientras que detrás estaban los hombres que me querían hacer daño.


Los lobos eran de un tamaño anormal, eran gigantescos, y aunque eran pocos su tamaño les daba ventaja, el líder era un lobo color canela oscuro que rugía y enseñaba sus filosos y gigantes dientes. Tenía una posición de alfa y su pata estaba ligeramente inclinada hacia un lado, con esta postura detenía a que los lobos de abalanzase a sacarle los ojos a los hombres. Gire en mis pies y observe a las personas, todas estaban paradas en columnas y su vestimenta era completamente negra, había cinco personas hacia adelante. Un chico de cabello marrón estaba tirado sobre una gran roca a lo lejos. El primero era un hombre bastante alto y robusto. Había una mujer pelirroja dándose vuelta muy lentamente y una mujer rubia tomando su costado ensangrentado desde el suelo.

Note entonces que estábamos en la punta de un risco bastante alto, del cielo caía y descansaba bajo mis pies nieve tan blanca como el algodón.

Sabía que tenía que tomar una decisión y por más que gritara o me moviera, ellos parecían no notar mi existencia y solo querían hacerse daño.




Desperté por el sonido de un auto. Sacudí mi cabeza y lleve mis manos a mi rostro. Restregué mis ojos y los abrí. Tenía la visión borrosa y unas punzadas horribles en la cabeza. Me incorpore con suma lentitud, entrecerrando los ojos, intentando mover mis piernas entumecidas y soportar el horrible dolor de cabeza que tenía. Los recuerdos pasaron vagamente como una película en mi mente, haciéndome gemir de dolor.

Bosque. Sangre. Lobos.

Intente incorporarme pero algo me detuvo. Una correa de cuero marrón cubría casi toda mí muñeca, privándome del movimiento libre al estar atada en los barrotes blancos de la cama. Solté un jadeo de confusión y comencé a mover la mano con fuerza, intentando liberarme. El sonido del auto que me había despertado volvió a sonar, a través de la ventana junto a la cama donde descansaba. Paredes blancas, sábanas blancas, suelo blanco. Dos puertas.

¿Donde...? ¿Como...? ¿Cuando...? ¿Dónde estoy?

Tire de mi brazo, intentando liberarme, pero fue inútil. Note que traía puesta una gran camisa blanca mangas largas que parecía un vestido, y debajo no tenía ropa interior. Pensé en gritar y pedir ayuda, pero si lo hacia lo más probable era que llamase la atención de quienes me habían llevado allí. ¿Habían sido buenas personas? ¿O los hombres vestidos de negro? Si eran buenos, ¿Por qué me habían atado?

Lycans I: EclipsisWhere stories live. Discover now