19.

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—Mirá, hacés ésto —Leo mueve su pierna derecha y la levanta para recoger el diminuto balón que mamá había conseguido de un mercado hace algunos minutos y lo había dejado en la habitación del hospital—. Y giras así, y el resto es impulsarlo con un poco de control hacia arriba, y te giras...

El balón se ve levantado por el aire hasta caer sobre su hombro y deslizarse por su espalda, en donde la recoge nuevamente el taco de sus botines.

—Y la atrapás. —El balón es rebotado hasta que Leo se gira para tenerlo de frente, hacerla rebotar un par de veces y entonces decidir posicionarla de nuevo en el piso. Sube su pie derecho encima del balón y la aprieta contra el suelo para sostenerla en un sitio.

Suena un estallido de aplausos en la habitación del hospital, y casi olvido que Leo lleva puesto una máscara de pulga.
Incluso se me olvida la ropa colorida que decidió usar, siento unas ganas inmensas de decirles a todos los niños del hospital que quien se escondía debajo de esa fachada de animador infantil era el mejor jugador de fútbol del mundo.

Pero en lugar de eso, sonrío como una boba.

—¿Oye, cómo haces eso? ¿Eres un jugador profesional? —dice un niño pequeño del grupo de niños con leucemia—. No eres de aquí de España ¿A qué no?

—Eso ha sido suficiente show por hoy —alzo la voz y me acomodo la máscara de pizza encima de la cabeza, para que se me vea todo el rostro.

—¡Quítate la máscara vamos! Queremos ver quién eres. —otro niño pequeño se acerca a Leo.

—¿Eres como Cristiano Ronaldo? ¡Yo soy su fan número uno! ¿Nos muestras más trucos?

Para ese punto se acercaban aún más niños.

—Yo puedo ser quien ustedes quieran —dice Leo, intentando evadir a los niños—. Pero es un secreto ¿Sí?

Me acerco a paso apresurado en un intento por interrumpir la conversación del niño y Leo.

—Oye, pequeña pulga, tenemos que irnos —digo, tratando de sonar apresurada, miro al niño pequeño de antes y le pido disculpas con la mirada.

—¿Ella es tu novia? —dice, lanzando una mirada acusatoria.

No puedo evitar alzar las cejas con sorpresa, y dedicarle una mirada de nerviosismo a Leo, él también me mira de la misma forma.

—Eh...

—Así es, soy su novia, y por eso le dije que ya tenemos que irnos ¡Es una pena! Volveremos otro día.

Leo me sigue mirando pero decido evadir su mirada y atender a la cara triste de aquel niño, sé que está emocionado, que la emoción es una sensación increíble a la cual se aferra antes que regresar a su realidad, desearía poder venir todos los días y darle a cada uno de ellos la noticia de quién era en realidad el joven detrás de esa máscara.

—Tu novia es muy linda —dice uno para Leo.

—Sí ¿Verdad? —responde Leo guiñando un ojo.

El calor sube hasta mis mejillas, pero lo disimulo dándole un codazo, y tomándolo del brazo, lo estiro hacia la salida. Todos los niños se despiden de él desde la distancia.

—¿Qué haces? Te van a descubrir —le riño en un susurro.

Leo empieza a reírse de la situación, y casi se le sale la máscara de plástico del rostro, rápidamente acerco la mano para acomodarlo mejor.

—Si te descubren no van a dejarte en paz. Y no podrás volver.

—No pasa nada.

Puedo ver a través de los agujeros que su máscara deja a la vista, cómo no puede evitar sonreír con los ojos de esa forma, y reír completamente divertido, casi como un niño pequeño otra vez. Permanezco en silencio siendo consciente de ello hasta que caminamos hacia el siguiente bloque en donde ya podemos acercarnos más hacia la habitación de mi hermano. Cuando Leo se asegura de que no hay nadie en el pasillo que nos pueda ver, se quita la máscara y me mira.

in the name of love ; Barça FanficWhere stories live. Discover now