7. arpeggio

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- No, no, no, eso es imposible - le digo.

- Pues es posible y comprobable, así que les voy a entregar una copia a cada uno para que puedan leer el documento oficial. De todas formas en caso de no querer continuar con la disquera pueden cederle su parte al otro, esto no tendría ningún tipo de beneficio para el que ceda más allá de deshacerse de la sociedad - responde la abogada entregándonos las copias a cada uno.

- ¿Y si decidimos continuar con el traspaso? - pregunta Isaza con su mirada en el papel.

- Hacer el trámite es parte de mis labores como abogada, sin embargo si decides continuar puedo brindarte asesoría legal gratuita cuando quieras - juro por Dios que si esta mujer no está tratando de sonar sugerente pues le sale muy natural, lo que además es muy raro porque no hay ni dos metros separándonos entre los tres y yo me siento una espectadora.

- ¿Y qué si no quisiéramos? - digo ganándome por fin la atención de ambos, veo que Isaza tensa los labios en una línea fina.

- También los puedo ayudar con eso, es tomar el camino corto así que requiere de mucha menos ayuda, tal como lo indica la cláusula siete del acta que tienen en sus manos de no aceptar tal como les comenté se trata de firmar otro documento donde se traspase todo a la otra parte de la sociedad... Ustedes me dicen ¿Redacto la disolución?

- ¡No! - exclama Juan Pablo - digo... al menos no por mi parte - y entonces me mira.

Me quedo callada unos segundos solo mirándolos porque esto parece muy surreal.

- No sé qué decir, honestamente. Me parece una responsabilidad muy grande y yo ni siquiera sé nada sobre música.

La abogada parece hacer clic en su mente y se voltea a una repisa a buscar algo.

- Menos mal que lo dices, casi se me olvida que también dejaron unas cartas para ustedes. Esto no tiene nada que ver con leyes, solo es un favor, así que pueden leerlas en casa o lo que sea - nos entrega un sobre cerrado a cada uno - y hablando de casas, acá están los documentos del apartamento en Gran Vía.

- ¿Qué se supone que hagamos con ellos? - le pregunto.

- Mira se pueden hacer un dragón de origami si quieren... - dice sarcástica - ¿Qué creen que pueden hacer con documentos de un apartamento? ¿Es que sus amigos no les dijeron nada nunca? - se sorprende pero Isaza y yo seguimos en silencio - Me tienen que estar jodiendo - dice frotándose el puente de la nariz.

- ¿Pero el apartamento es de los dos? - pregunta él.

- Pues ambos salen como titulares en el documento de entrega... Y ya sé que no se llevan, así que el documento de venta sí está redactado. Por Dios no puedo creer que nunca les dijeran.

- Como sabrá no somos los mejores amigos - le confirmo - Así que probablemente por eso nunca nos dijeron nada.

No me lo creo, aún muertos encuentran la manera de juntarme con Juan Pablo Isaza, espero estén felices hijos de puta.

- Bueno, como sea, si quieren tiempo para pensar tienen tres días porque en una semana regreso a Bogotá y esas actas no se escriben solas - se voltea hacia mí - Y si te soy sincera me sobrarían dos días y 23 horas para decidir si quiero vivir o no con él - dice señalando a Juan Pablo a mi lado que parece cero consternado por la actitud de la abogada, más bien parece estar muy a gusto el hijo de puta.

- Podría usar menos de una hora para convencerla - responde, le doy un manotazo por asqueroso y se queja.

- ¿Quieren que me vaya para hablar mejor? Porque me puedo ir - les digo.

- De hecho estoy bastante interesado en la oferta de la asesoría legal y usted no parece estar de acuerdo así que a lo mejor y sí - me responde el grosero de Isaza.

Machu Picchu ~ Juan Pablo Isaza (Morat)Where stories live. Discover now