Capitulo 7.

46 0 0
                                    

—¿¡QUE SIGNIFICA ESTE DESASTRE MILO!?— resonaban los gritos de mi tía en toda la casa, como últimamente se estaba haciendo costumbre. Milo estaba causando desastres día tras día.

Yo estaba desayunando cuando sentí los gritos y me dirigí al salón, la escena no podía ser más digna de caos. Milo sentado cabizbajo, mi tía con los cojines del sofá y miles de plumas revoloteando, contuve una risa cuando vi tales cosas.

—Ya no sé que más hacer, Jane. — se estresó mi pobre tía.

 —¿Él nunca ha sido así?—pregunte ayudandola a limpiar el desastre, Milo se fue escaleras arriba, a mi habitación suponía.

—Jamás, ni de cachorro.— dijo, pasandose las manos por el rostro.

—Últimamente no hemos estado lo suficiente con él, quizás..se sienta, no lo sé, solo..

Deje que la frase flotara en el aire, aunque mis palabras captaron la atención de mi tía al instante.

—A decir verdad..tienes razón, Jane. Yo estuve con mucho trabajo..

—Y yo he ido mucho con Layne y los demás..

—Oh, me siento tan mal, pobre mi pequeñito—se dejo caer en el sofá entre todas las plumas, con su rostro entre las manos.

—Tal vez un tiempo de calidad con nosotras le devuelva el animo— di la idea sonriente, acariciando la espalda de mi tía. Sabía que se sentía mal por Milo, es prácticamente su hijo perruno.

—Tienes razón, cielo— sonrío un poco más animada.— no sé que haría sin ti aquí.

La abrace y me dirigí escaleras arriba luego de limpiar todo el desastre. Milo estaba recostado con su hocico en las patas delanteras, observando mi laptop donde tenía fotos de mi antigua mascota, Vanesa una hermosa cocker spaniel.

Ella..se había ido cuando yo tenía catorce, aún me dolía recordarla. Milo observaba la foto con cierta tristeza en sus ojos.

—Oye, pequeño Milo— lo llame, sentandome a su lado en el suelo. Enseguida me observo atento.

—Quería pedirte perdón por no estar tan..presente estos días.— lo acaricie, pero él se apartó.— te prometo que te lo compensare, amiguito.

Él se puso de pie y subió a la cama, dandome la espalda.

Mi móvil comenzó a sonar, suponía que era mamá. Pero al ver la pantalla sonreí alegremente.

Era mi uber favorito.

—Hola, uber desconocido—sonreí, inevitablemente.

—Hola, chica sonrisa— saludo, nunca me había dicho así.

—¿Chica sonrisa?— pregunte, confusa.

—Sonríes mucho, apuesto que cuando me saludaste has sonreído.

—¿Me estas espiando?— sonreí.

Tenía que dejar de sonreír, parecía una loca.

—Tal vez—bromeó.

—No puedes vivir sin mi ¿eh?— bromeé.

Al instante su risa se hizo presente.

—¿Se nota mucho?— respondió, sabía que respuestas asi me ponían nerviosa.

—¿Tienes planes hoy?— preguntó, mire a Milo quién aún me daba la espalda.

—Lo siento, mi canino favorito me necesita, uber— dije, algo preocupada por Milo.

—¿Que le ha pasado a Milo? ¿Necesitas que vaya? ¿Donde estáis?— sonó alterado y preocupado.

—Jay, tranquilizate. Milo esta bien, solo esta..triste— dude, mirandolo.

Noches de veranoWhere stories live. Discover now