2023. Agoney
Tener que cambiar la sesión del psicólogo a después de recoger a Raoul fue la idea más brillante que había tenido en los últimos meses. Necesité cada segundo de esa sesión como el respirar, aunque fuera para ponerle palabras a todos los sentimientos que se me habían juntado en el pecho con la aparición de mi ex.
—Es como si, cuando rompimos, él le hubiera pegado una patada a un bol lleno de canicas y las hubiera desperdigado por la sala. Entonces, yo paso seis meses trabajando en recoger todas las canicas poco a poco, una a una, y ahora, cuando ya están todas metidas en el bol y parece que voy a mejor, vuelve a venir a pegarle una patada y a arruinar el trabajo previo.
Él alzó las cejas, escribió mucho en la libreta y suspiró.
—Me gusta mucho la metáfora que has utilizado, la de las canicas. Y te lo voy a explicar con el mismo ejemplo: ahora mismo, se te han dado todas las herramientas para volver a meter las canicas en el bol en el menor tiempo posible. Has trabajado muchísimo estos meses para saber hacerlo.
—Pero no es lo mismo, porque yo seguí a pies juntillas el contacto 0, no buscarlo en internet, ni intentar hablar con él... Ahora voy a tener que verlo casi a diario.
Después de haberle soltado todo lo que se me pasaba por la cabeza, él simplemente ha arqueado una ceja, ha escrito en su libretita, y luego ha pronunciado unas palabras que yo tengo claras, pero que me joden más que nada en este mundo:
—Por muy enfadado que sigas estando, le sigues queriendo, y eso te hace difícil avanzar.
No me molesté en corregirle, porque no habría tenido excusa posible. Lo mío con Raoul duró cuatro años de relación oficial, más el año que pasamos siendo amigos y follamigos al principio y los seis meses que ha estado en Nueva York. Hemos vivido todas las cosas buenas y malas que puede vivir una pareja y, hasta los últimos segundos en los que todo se apagó, yo vivía en una burbuja.
No me había dado cuenta de que estar contento una vez acabada la famosa fase de luna de miel no era algo mutuo. Ni mucho menos lo que de verdad lo jodería todo: él y su ego.
Así que sí, puedo justificarme lo que sea, pero sigo enamorado de él, aunque mi interior está en continua pelea. Y, alerta spoiler, siempre gana la decepción y el enfado. Y el hecho de que el chico del que me enamoré, como comprobé en el aeropuerto, ya no existe.
Por suerte, ahora lo tengo todo claro y estoy dispuesto a trabajar por ello. Por olvidarlo y por sentirme mejor conmigo mismo, con lo cual estaba bastante avanzado.
Al salir del psicólogo, Nerea ya me había contestado a mis mensajes:
Yo: No tienes que preocuparte porque vuelva a caer en sus brazos
Se ha vuelto gilipollas
Nerea: Y eso?
Yo: se le ha subido la fama a la cabeza, no sé qué le ha picado pero... no es él, yo no me enamoré de alguien así
Nerea: en nueva york??? Pero si ahí no nos conoce ni el tato. Cómo se le ha subido?
Yo: porque va a ganar un Oscar, Nerea. Lo sabemos todos
Me metí en la cama en cuanto llegué a casa, así que esta mañana me he levantado bien de tiempo y he desayunado sin prisas. Luego hago algo de deporte casero y me pongo un podcast de yoga para relajarme.
Mireya me manda un mensaje a mitad de mi sesión de autocuidado avisándome de que vendrá para comer y me contará cosas sobre esa nueva película que tanto la entusiasma. No me quiero ilusionar mucho, pero creo que ya es hora de ponerme las pilas y dejar de llorar por un tío que no me merece.
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Pareja de oro-RAGONEY
FanfictionEn el punto 0 de esta historia, una pareja acaba una discusión con el corazón tan roto como su relación. Cinco años en el pasado, Raoul nos cuenta cómo se conocieron, se enamoraron, y se amaron hasta que empezó a ser más real delante de una cámara q...