Una semana antes de entrar a Hogwarts Aria se encontraba alistándose para ir al Callejón Diagon con Queenie y sus dos hermanos, quería que fuera su padre con ella pero no podía por miedo a que lo encontraran, pero ya se encontraba tratando de resolver eso para estar más con sus hijos y poder salir con ellos.
– ¿Entonces no puedes venir conmigo papi?– pregunto Aria secándose las lágrimas que salían de sus ojos.
– No princesa no pues ir pero irás con Queenie y con tus hermanos– trato de animarla Gellert.
– Pero yo quiero ir contigo papi– reprochó la pequeña.
– Que te parece si le digo a Queenie que te compre todo lo que tú pidas– pregunto a su hija, el sabía que cuando su hija salía le gustaban muchas cosas pero Queenie le ponía límites.
–¿ Absolutamente todo lo que quiera?– pregunto la niña secándose las lágrimas.
– Absolutamente todo todo lo que tu quieras princesa– contestó Grindelwald con una sonrisa viendo que había podido sobornar a su hija.
– Entonces bien– contestó la niña.
Queenie entro para irse y la niña le presumió que su papá le había dado permiso para que le comprara todo lo que quisiera, sus hermanos rieron ante eso y Queenie solo negó divertida al ver lo consentida que estaba la niña por su padre aunque era muy tierno para ella.
Los 3 hijos Grindelwald junto con Queenie se encontraban comprando los útiles de Aria, solo faltaba sus uniformes, su varita era especial según las palabras de Ollivander; tenía 25 centímetros de largo, hecha de madera de endrino con núcleo de Dragón.
Al salir de la sastrería a Aria se le antojo comprar un Helado, pero Queenie tenía que comprar unas cosas más para sus hermanos entonces le dijo que fuera ella por su helado y que los esperará ahí.
Ella no muy convencida se fue por su helado, y después de comprarlo se sentó en una de las mesas que estaban ahí hasta que una mujer muy elegante, alta y hermosa a palabras de Aria se le acercó y se sentó junto a ella.
– Hola pequeña¿también estás comprando tus cosas para Hogwarts?– le pregunto ella amablemente.
– Si así es– contestó Aria con la misma amabilidad.
– Yo acompaño a mi hijo junto con sus amigos, creerás que sus padre me dejaron a cargo de 7 niños, estoy agotada– dijo la señora y suspiro cansada. Aria al ver a la señora le sonrió.
– Se ve muy cansada, quédese aquí le traeré un poco de agua y un helado para que se refresque– le dijo la niña.
– Oh no querida no te preocupes yo- la interrumpio la niña.
– Se que es de muy mala educación interrumpirla pero por favor déjeme ayudarla– Aria se levantó y corrió por un vaso de agua y un helado de sus sabores favoritos para la señora y claro también aprovecho para comprarse uno ella. Cuando tenía todo regreso con la señora que la recibió con una calida sonrisa y acepto el agua y el helado.
– Espero que le guste el pistache, es uno de mis sabores favoritos – dijo la niña mientras se sentaba a su lado.
– Gracias pequeña está delicioso– dijo ella.
– Me dijo que venia con 7 niños ¿acaso se encontrara alguna niña entre ellos?– pregunto la niña.
– No, lamentablemente no, no tengo hijas solo pude tener un solo hijo, conozco a una niña pero suele ser un poco empalagosa– dijo ella.
Ella sonrió asintiendo cuando 7 niños se les acercaron a las dos.
– Mamá ya terminamos de comprar ya podemos irnos– exclamó un niño rubio.
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Strange Love
隨機Aria Grindelwald vive con su padre y sus hermanos ya que al nacer ella su madre murió. Y para ella es difícil vivir en una casa donde solo hayan hombres. Cuando cumple 11 años le llega una carta para asistir a Hogwarts pero tendrá que convencer a su...