Capitulo XV

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Aria ahora se encontraba junto a Draco y sus amigos en una entrada del castillo esperando a Filch ya que el les indicaría cual era su castigo era de noche.

- ¿Por qué tiene que ser de noche?- pregunto Regulus.

- No lo sé, la profesora Macgonagall nos dijo que tenía que ser a esta hora- dijo Draco.

- Si estamos aquí, quiere decir que el castigo será afuera- dedujo Tom.

- Pero está oscuro- murmuró Aria, no quería estar afuera en la oscuridad.

- Tranquila Aria estaremos contigo- trato de tranquilizarla Daphne.

Se escucharon unos pasos y los Slytherin voltearon a ver, en su campo de vista vieron a Filch junto a los Gryffindor. Cuando Filch vio tantos niños ahí hablo.

- ¿Que hacen aquí?- pregunto el - Solo son dos niños los castigados los demás regresen a su sala común- ordenó.

- No dejaremos a Aria sola, iremos con ella- dijo Mattheo.

- Y conmigo- le dri frunció el seño Draco al no ser mencionado.

- Si... y con el- dijo Mattheo asiendo un ademán con la mano restándole importancia.

- Claro que no, no pueden ahora a su sala común ¡Ahora!-

Todos los niños lo vieron molestos por no permitirles ir con ellos. Aria intervino antes de que se metieran en problemas.

- Oigan no ay problema por favor regresen, en cuanto acabemos nos veremos- les dijo ella.

- No queremos dejarte... dejarlos Aria- se corrigió Theodore.

- Pero yo no quiero que se metan en problemas, ahora por favor regresen- volvió a decir.

Todos resoplaron y accedieron no podían llevarle la contraria a esa niña. Se despidieron de un pequeño abrazo de ella y de una pequeña sonrisa de Draco y una que otra mirada de advertencia para que no se alejara de Aria. Cuando ellos se fueron los niños empezaron a seguir a Filch.

Aria estaba nerviosa estaban saliendo de la escuela y estaba oscuro. El platinado a su lado lo noto por lo que la tomo de la mano para hacerla sentir más tranquila a lo que ella le sonrió agradecida.

- Tranquila Aria todo estará bien yo estaré contigo- le dijo.

- Gracias Draco- le sonrió.

La voz de Filch los saco de su pequeña conversación.

–Siganme– dijo Filch, encendiendo un farol y conduciéndolos hacia fuera–. Seguro que se lo pensaran dos veces antes de desobedecer a otra regla de la escuela, ¿verdad?–dijo, mirándolos con aire burlón. ,–Oh, sí… trabajo duro y dolor son los mejores maestros, si quieren mi opinión… es una lástima que hayan abandonado los viejos castigos… colgarlos de las muñecas, del techo de las mazmorras, unos pocos días. Yo todavía tengo las cadenas en mi oficina, las mantengo engrasadas por si alguna vez se necesitan… Bien, allá vamos, y no piensen en escapar, porque será peor para ustedes si lo hacen–.

Marcharon cruzando el oscuro parque. Aria comenzó a respirar con dificultad. Draco se preguntó
cuál sería el castigo que les esperaba. Debía de ser algo verdaderamente horrible, o Filch no estaría tan
contento.
La luna brillaba, pero las nubes la tapaban, dejándolos en la oscuridad. Delante, los Slytherin pudo ver las
ventanas iluminadas de la cabaña de Hagrid. Entonces oyeron un grito lejano.

–¿Eres tú, Filch? Date prisa, quiero empezar de una vez –.
El corazón de los chicos  se animó: si iban a estar con Hagrid, no podía ser tan malo.

Su alivio debió aparecer en su cara, porque Filch dijo:

– Supongo que crees que vas a divertirte con ese papanatas, ¿no? Bueno, piensen mejor, muchachos… es al bosque adonde iran y mucho me habré equivocado si volvéis todos... enteros–.

Al oír aquello, Aria  dejó escapar un gemido preocupando a Draco que se detuvo de golpe.

–¿El bosque?– repitió, y no parecía tan indiferente como de costumbre. – Hay toda clase de cosas allí… dicen que hay hombres lobo–.
Aria se aferró al brazo del rubio a su lado asustada.

– Eso es problema nuestro, ¿no?– dijo Filch, con voz radiante. – Tendríais que haber pensado en los hombres lobo antes de meteros en problemas–.

Hagrid se acercó hacia ellos, con Fang pegado a los talones. Llevaba una gran ballesta y un carcaj con flechas en la espalda.
– Menos mal– dijo – Estoy esperando hace media hora. ¿Todo bien, Harry, Hermione?– le pregunto a los Gryffindor.
– Yo no sería tan amistoso con ellos, Hagrid– dijo con frialdad Filch –Después de todo, están aquí por un castigo–.
– Por eso llegan tarde, ¿no?– dijo Hagrid, mirando con rostro ceñudo a Filch  – ¿Has estado dándoles sermones? Eso no es lo que tienes que hacer. A partir de ahora, me hago cargo yo–.

–Volveré al amanecer–dijo Filch – Para recoger lo que quede de ellos – añadió con malignidad. Se dio la vuelta y se encaminó hacia el castillo, agitando el farol en la oscuridad.
Entonces Malfoy aún con Aria agarrada de su brazo miro a Hagrid.

–No iremos a ese bosque– dijo con un poco de miedo en su voz no quería poner en peligro a su acompañante si algo le pasara no se lo perdonaría.

– Lo haran, si quieres quedarte en Hogwarts– dijo Hagrid con severidad– Hicieron algo mal y ahora lo van a pagar–.

– Pero eso es para los empleados, no para los alumnos. Yo pensé que nos harían escribir unas líneas,
o algo así. Si mi padre supiera que hago esto, él…–

– Te dirá que es así como se hace en Hogwarts – gruñó Hagrid – ¡Escribir unas líneas! ¿Y a quién le serviría eso? Haran algo que sea útil, o si no se irán. Si crees que tu padre prefiere que te expulsen, entonces vuelve al castillo y coge tus cosas. ¡Veyanse!–.

Malfoy no se movió y Aria le dio un ligero apretón en su brazo tratando de calmarlo, el la Miró y ella le dio una pequeña sonrisa pero eso basto para calmar a Draco y no perder la compostura. Aria pensó que Hagrid fue muy duro con el, después de todo aún eran unos niños y solo tienen miedo, miro a Hagrid con irá por hablarle así al rubio.

– Bien, entonces– dijo Hagrid–Escuchen con cuidado, porque lo que vamos a hacer esta noche es peligroso y no quiero que ninguno se arriesgue. Siganme por aquí–.

Los condujo hasta el límite del bosque. Levantando su farol, señaló hacia un estrecho sendero de
tierra, que desaparecía entre los espesos árboles negros. Una suave brisa les levantó el cabello, mientras
miraban en dirección al bosque.

– Miren alli– dijo Hagrid – ¿Veis eso que brilla en la tierra? ¿Eso plateado? Es sangre de unicornio. Hay por aquí un unicornio que ha sido malherido por alguien. Es la segunda vez en una
semana. Encontré uno muerto el último miércoles. Vamos a tratar de encontrar a ese pobrecito herido. Tal
vez tengamos que evitar que siga sufriendo–.

– ¿Y qué sucede si el que hirió al unicornio nos encuentra a nosotros primero?– dijo Aria incapaz de ocultar el miedo de su voz.

– No hay ningún ser en el bosque que les pueda herir si estan conmigo o con Fang– dijo Hagrid.

– Y segan el sendero. Ahora vamos a dividirnos en dos equipos y seguiremos la huella en distintas
direcciones. Hay sangre por todo el lugar, debieron herirlo ayer por la noche, por lo menos–.

Aria lo vio incrédula.

¿No acaba de decir que no nos separaramos?

Ella trago duro mirando el bosque, solo esperaba que nada malo pasará y no tuviera que ver nada extraño.

Que mala suerte la suya...

Holaaaaa nuevo capitulo publicado 🍃

Gracias por leer está historia 🫀

Me he estado esforzando mucho de verdad 😩

Los amooo 💌

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