Capítulo 6

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Jacob

La lluvia había cesado, estaba cansado pero no podía dormir, por primera vez el movimiento del tren me producía nauseas, me levanté del sillón, quería salir a como diera lugar.

Empecé a caminar desde la primera estación en la que me detuve, no tenía mucho que hacer por ahora, las cosas estaban en calma, después de la muerte de Starrick lo unico que quedaba por hacer era limpiar sus vestigios.

Me dirigí a Whitechapel, en una de sus calles se encontraba el pub que frecuentaba los rooks "The house of the hounds" un nombre muy particular.

Entré y me senté frente a la barra, pedí lo de siempre, miré mi reflejo en la bebida, me veía terrible y ni siquiera tenía resaca.

Le di un largo sorbo a la jarra, ese sabor amargo de la malta y la sensación burbugeante de la cerveza deslizándose por mi garganta me ayudó a calmarme un poco.

Sin embargo, mi paz no sería eterna, poco despues recibí la visita de uno de mis estudiantes, le gustaba pasar mas tiempo con los rooks asi que siempre lo usaban como un recadero por ser bastante ágil, se veia agitado, pero supuse que corrió por varios metros.

—Jacob—jadeó—Tienes que leer ésto.

—¿De qué se trata?

—Lo encontramos en una se las antiguas bases de los blighters. Es un informe sobre una mujer cercana a Starrick.

—Una mujer...—Abri la carta y empecé a leer el informe.

Tenía fecha de 1867, era una orden de búsqueda y captura expandida en Portugal. Sus características eran las siguientes: cabello castaño y corto, ojos azules almendrados, labios rosa carnosos, piel blanca, pecas y de rasgos delgados, posee una cicatriz en el brazo derecho y un tatuaje en la espalda. Había un retrato junto a la descripción.

Ella

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Ella... Era Katherine.

Solté un suspiro y volví a tomar otro sorbo de mi jarra.

—Seguro es una de sus amantes...—mi voz se escuchó ronca

—Maestro... Eso no es todo, la ha tenido prisionera casi por tres meses, su pulso es débil, estuvo a punto de morir.

—¿Dónde está?...—Traté de que mi preocupación no sea evidente.

—La sacamos de la celda, puedo llevarlo con ella.—asentí y me levanté.

Ian me llevó hasta el St Thomas, la incertidumbre que me produjo era contraproducente a mis sentimientos pues estaba ligada a la nostalgia, hace mucho tiempo había dejado de pensar en ella, pero... No me imaginaba lo que tubo que hacer durante los últimos años para sobrevivir.

Me dejaron entrar hasta una de las habitaciones, habían dos camas mas pero estaban vacías, y ahí en el extremo estaba ella, recibiendo atención prioritaria. Me prohibieron acercarme, pero alcancé a escuchar que se recuperaría.

Tuve que esperar varias horas, las mismas que se hicieron eternas, incluso los minutos pasaban de forma lenta. Decidí descansar, aun no me sentía consciente de todo lo que estaba pasando.

Cerré los ojos, esperando que el tiempo pasara mas rápido.

—Señor Frye—Era una voz femenina.

—Si, soy yo—Dije mientras abría los ojos.

—Ya puede ver a la señorita Williams.

¿Williams? Ese no era su apellido... Y hubiera preferido que no sea ella.

Me detuve junto a su cama, parecía estar dormida, estaba muy demacrada, a primera vista, el sol no la había tocado en mucho tiempo y sus manos estaban pálidas y frías. Acaricié el dorso de su mano y continúe por todo su brazo, logré ver la cicatriz, era un corte limpio de una espada, continúe recorriendo su cuerpo, mi mano subió por su cuello hasta llegar a su cabello, y finalmente bajé por su mejilla para acariciar sus labios, estaban secos. De pronto, sentí que me tomó de la muñeca, estuvo consiente durante todo este tiempo.

—¿Quién eres?—Dijo asustada.

—Soy... Yo te traje aquí, no nos conocemos—dije, tratando de ocultar el hecho de que me asustó.

Levantó la cabeza y miró por todos lados, como si estuviera buscando una salida.

—Debo irme, no puedo estar aquí...—Dijo como un espectro.

—¡No puedes irte! A penas te estás recuperando.

—Eso es mentira ¡estoy muerta!—Gritó al borde de las lágrimas.

—No... No estas muerta—Me ofrecí a abrazarla, ella me rechazó y me empujó.

—¡No me toques!

—Tranquila, no voy hacerte daño— Le di la confianza para que me dejara abrazarla, su carácter se dosificó y me lo permitió.

—¿Jacob? ¿Eres tú, verdad?—En ese momento se desbordó y empezó a llorar.

—No, señorita... Nunca nos habíamos visto.

—Lo siento...—Formuló sin dejar de llorar.

—Tranquila, ahora estarás bien.

—Quiero irme, no quiero estar aquí.

—No puedo dejar que te vayas hasta que puedas pararte, yo te cuidaré hasta que te puedas ir. Ahora descansa.

Logré hacer que se quede dormida después de calmarla, estaba muy asustada, no descartaba la opción de que la habían torturado durante esos meses.

Mas tarde, tuve que abandonar el St Thomas.

—Maestro... ¿Se va a reponer?

—Si, aunque llevará tiempo. Pero no puedo estar todo el día con ella, quiero que la vigilen, nadie puede verla a parte de mi y ella no puede salir—mis ordenes fueron claras—Tengo que averiguar que le pasó.

—La encontramos en Westminster.

—De acuerdo... Volveré mas tarde, no quiero que le falte nada.

—Si, maestro.

Caminé en dirección contraria, no quería venganza, sentí que le debía explicaciones, mas allá de lo que construimos en el pasado, mas allá de todo.

Ingresé a la edificación, mis ojos estaban cansados, no entendía que me estaba pasando últimamente. No podía concentrarme o mucho menos, tener la cabeza fría.

Mis rooks custodiaban el lugar, por lo que no me fue difícil entrar, subí hasta la oficina principal, en donde Ian me indicó.

Empecé a buscar en los alrededores, el piso de madera siempre era buena opción para esconder secretos, y tuve razón, encontré una trampilla, activé mi hoja oculta, el filo y la resistencia del metal me ayudaron a crear una buena palanca, el interior estaba lleno de dinero y junto a todo eso, habia un cofre.

Abrí el cofre, había una variedad de escritos, cada uno de ellos tenía información diferente, varias cuentas procesos, pero mas allá de esos detalles, encontré uno especial, contenía una serie de instrucciones con el nombre de Katherine al principio.

—La mujer debe permanecer en completo aislamiento, no puede morir y nadie puede someterla, al menos no hasta completar su cometido, se enviará un transporte exclusivo para su traslado programado en una semana, luego podrá retirar su pago acordado en el muelle inferior.

Estaba perdiendo el hilo... ¿Qué tenía que ver esto con Katherine? ¿Por qué la trataban como un paquete?

La carta era de hace dos meses, la misma semana en la que Evie y yo habíamos acabado con la vida de Crawford Starrick.






















No me olvides [En Edición]Where stories live. Discover now