Capítulo 7

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Katherine

El sol me ayudó a despertar, me dolía la cabeza, no sabía en dónde estaba, pero mi catre era mas cómodo que el piso de la celda. A penas recuerdo lo que pasó ayer, perdí la conciencia en el momento que sentí cerca mi muerte. Sin embargo, la puerta de la cárcel se abrió y apenas conseguí percibir el momento preciso en el que me sacaron del abismo.

Y ahora estaba aquí; sólo dormí una noche y ya había recuperado un poco de mis fuerzas.

Me senté sobre el filo del catre, me dolía todo el cuerpo y mi cabeza aun tenía recuerdos difusos sobre el momento en el que me rescataron.

—Uhg... No recuerdo nada. —Estaba a punto de ponerme de pie pero un joven con chaqueta verde me detuvo.

—Por favor señorita Williams, no puedo dejar que se levante.

—¿No puedes? ¿Quien eres tú? —. Dije confundida.

—Me llamo Ian, trabajo para Jacob Frye y me dijo que la cuidara.

—¿Jacob... Frye?. —Me precipité —. Tengo... Tengo que salir de aquí.

Me levanté, pero casi no podía sostenerme en pie, sentí un agudo dolor en la cabeza que me obligó a volver a la cama.

—No te preocupes, el jefe cuidará bien de ti.

—Es... Es que eso no me preocupa ¡Mi familia debe estar preocupada! —. Era mentira, pero el niño no lo iba a saber.

—Yo puedo contactar a su familia ¿Dónde los puedo encontrar?

—Yo... —. Ian era bastante astuto —. ¿Sabes? Tienes razón, mejor voy a descansar.

El joven me sonrió y después me dejó sola, me sentía indispuesta, confinada en una cama por alguien a quien no podía ver a los ojos. Quedarme aquí no era una opción, pues podía enfrentarme a un interrogatorio que no quería responder.

Me volví a recostar, mirando al techo, aún tenía dudas complicadas, no quería dañar a nadie con todo el peso que estaba cargando.

—No lo puede saber... No quiero que se involucre en mi vida otra vez.

Cerré los ojos, tratando de mantenerme en calma, todo estaba mal, yo debí morir en esa celda.

Pece a las circunstancias, estabilicé mi mente para encontrar una salida: Jacob vendrá a mi habitación, me preguntará mi historia y yo responderé sin dar vueltas, mis respuestas serán cortas y precisas.

<<Mentalizarme, responder y salir... Mentalizarme, responder y salir... Mentalizarme...>>

Mis ojos se volvieron pesados hasta el punto que me dormí, desperté horas después. Jacob estaba junto a mí, sentado en una silla de madera. Mis ojos se detuvieron frente a él, ambos nos quedamos inmóviles.

—¿Cómo te sientes? —. Preguntó, frío y directo.

—Me siento mejor, no veo la hora de irme.

—Debes estar en observaviones unos días más.

— ¿Tan mal estoy?

—Considerando que estuviste encerrada por algunas semanas, yo diría que sí.

—Mhp... Encerrada en un hospital,  al menos ahora tengo una cama. —Intenté sonar optimista.

Ambos nos quedamos en silencio, un lapso incómodo de silencio, el no decía nada y yo no tenía ganas de responder, aunque había premeditado mis respuestas, sin importar el tema que quisiera tomar.

—Recuerdo... que nunca dejabas de hablar. —Intenté romper el hielo. 

—Las personas cambian, ya era mi turno.

—¿Qué te hizo cambiar?

—Las responsabilidades... —Sonrió inocente —. Tranquila, hablaremos después.

—N-no... no estoy entendiendo. —Mentí.

—Confía en mí, descansa, vendré a verte pronto.

Ese tacto delicado que tenía conmigo al hablarme a penas lo reconocía, no soy muy quisquillosa con las costumbres de las personas, siempre y cuando estén en un norma adecuada, pero imaginaba este rencuentro distinto. Cuando escapé de Inglaterra hace unos tres años, intenté contactar con él una ultima vez, pero tuve miedo y me fui sin mas. 

Crawford Starrick, en ese entonces, tenía mi custodia y como me negué a vivir con él, hice uso de algunos ahorros que mantuve a escondidas de mis padres para salir del país. Durante mi viaje, primero hice una parada en Francia y luego continué hasta Portugal, aquí trabajé un tiempo como costurera, hasta el día que descubri que mi tío me estaba buscando. 

Tuve que huir de inmediato, volví a tomar las armas y luché por mi propia integridad. Pero mí tío tenía el suficiente poder y dinero para eliminarme en cualquier país, estuve consiente de todo lo que hizo y regularmente contrataba mercenarios para que dieran con mi ubicación. Por esa razón conocí sus motivaciones para llevarme de vuelta a Inglaterra, hiciera lo que hiciera, el jamás dejaba cabos sueltos. Tuve que aprender a subsistir, pero con los meses y el hecho de que me quedé sin lugares adecuados para escapar, me capturó. 

Durante el camino de vuelta a las manos de mi tío, no resulté herida de ninguna manera, sin embargo, la situación siempre me inquietó. Él no me quiso muerta, desde el principio, intentó recuperarme porque conocí uno de sus mayores secretos y toda información estaba guardada en mi cabeza. 

No me olvides [En Edición]Where stories live. Discover now