Capítulo 10 "Bálsamo"

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Levi despertó con buen humor como cada mañana bajando de la cama casi enseguida para estirarse y correr por el cuartucho que tenía por casa.

—Buenos días mesa—dijo tocando el mueble con ambas manos haciendo un recorrido por todas las cosas del lugar. —Buenos días silla, buenos días jarra, buenos días vela, buenos días cama—por último se subió sobre el cuerpo de su madre y comenzó a zarandearla. — ¡Buenos días mami!

La mujer se quejó y se cubrió el rostro con ambas manos.

— ¡Dije buenos días mami! —gritó zarandeándola más.

—Estoy despierta, estoy despierta—dijo la mujer enderezándose en la cama, algo asustada por el alboroto provocando una risita divertida en su hijo. —Ah Levi...quería dormir un poco más.

— ¡El día se va mamá! Tu siempre dices que hay que levantarse temprano.

Kuschel suspiró y rodó los ojos, sus propias palabras hundiéndola.

—Vale, tienes razón—dijo estirándose para ponerse en pie. — ¿Ya lavaste tus dientes y tu cara?

—No—dijo bajando de la cama de nuevo. —Te espero.

—Vamos entonces—sonrió y jaló la silla a la pequeña habitación que tenían por baño, tomo el cepillo de Levi y lo mojó para poner un poco de jabón. —Toma cariño—le dijo pasándole el cepillo.

Levi de inmediato comenzó a tallar sus dientes con esmero poniendo empeño y cuidado por hacerlo como su madre le había enseñado, al terminar se enjuago con el vaso de agua que su progenitora le tendió. Se dejó limpiar la cara sin quejarse y espero a que la mayor terminara de asearse para acompañarla de vuelta a la habitación.

—Mamá, ¿quedó un poco de cereal de la última vez? —preguntó llevando la silla a su lugar.

—Sí, justo para que desayunes hoy.

El pequeño beta sonrió entusiasmado y subió a la silla para ver a su madre.

—Podemos compartirlo mami—dijo sonriente.

—Gracias cielo, pero preferiría que te lo comieras todo tú, partiré la última manzana a la mitad para ti y para mí, y comeré también el pan que queda.

—Está bien mami.

Kuschel se acercó a la mesa para darle al niño el cuenco con el cereal y su mitad de manzana para que empezara a comer, lo observó atenta mientras masticaba el pedazo de pan que le quedaba.

—Cariño, hoy después del baño quiero que vayas a jugar al bosque, me gustaría que me trajeras esas flores tan bonitas de la última vez.

El niño soltó la cuchara en el cuenco olvidando la comida y lo rica que estaba, si su madre le estaba pidiendo que se alejara de la casa significaba una cosa.

—Mamá...ese señor viene de nuevo, ¿verdad?

La omega hizo una mueca y bajo la mirada sin afirmar o negar nada.

—Mamá no me gusta que ese señor venga, siempre te lastima.

—Levi...es tu padre...y solo así nos da lo que necesitamos.

—Él no es mi padre—dijo molesto frunciendo el ceño. —Yo no tengo padre...yo solo te tengo a ti.

—Por favor cariño, haz lo que te pido.

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