‹𝑇𝑎𝑛 𝑓𝑟𝑖́𝑜 𝑐𝑜𝑚𝑜 𝑒𝑙 ℎ𝑖𝑒𝑙𝑜, 𝑡𝑎𝑛 𝑐𝑎́𝑙𝑖𝑑𝑜 𝑐𝑜𝑚𝑜 𝑒𝑙 𝑓𝑢𝑒𝑔𝑜›
Sora nunca ha tenido realmente una meta en su vida, así que cuando su hermano decide escaparse a la otra punta del país sin decirle nada a sus padres para segu...
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Era un viernes por la tarde, ya pasadas las ocho y las chicas estaban más que deseosas por acabar de recoger.
Ese día, había sido de los más pesados y angustiosos de todos, en especial para Sora, la cuál había tenido que lidiar con el nuevo jefe de Administración, un chico serio e igual de frío de lo pálido que es, con un curioso flamante pelo rojo que rompe la imagen de chico distante y que a la vez, no podemos negar que le queda bastante bien y claro, Sora siendo lo completamente opuesto, le ha costado entablar una conversación con él y, para completar el día, también había tenido que hacerle una ruta turística por las instalaciones de la empresa y explicarle los detalles de cada lugar.
Con lo que, hoy estaba más que deseos a de llegar a su querido hogar y descansar.
Pero su mejor amiga no tenía los mismos planes que ella. Ni mucho menos. Minhee había pensado en salir a tomar algo, más todavía con el fin de semana que llevaba poco a poco. Y sus planes fueron a mejor, cuando Jinhoon, su amado mejor amigo gay, la había avisado que saldrían a un bar de copas ese día y literalmente les estaba obligando a ir.
Así que ella, más feliz que una perdiz, camino como siempre hacía hasta el despacho de su mejor amiga.
─Soraaaaa,-canturreó Min entrando al despacho.─Alegra esa cara, que nos vamos de fiesta.
─¿Como de fiesta?─preguntó con sorpresa, ya que no tenia noticias de que hoy saldrían.
─Yep, me llamó Jinhoon diciendo que nos obligaba a ir con ellos de copas.
En cuanto escuchó el nombre del muchacho, la cara de Sora cambió radicalmente y fue reemplazada por una sonrisa.─Ah, a ver empezado por ahí, si van a ir Jinhoon y Kogyeol, ya es otra cosa.
─No tienes remedio...
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Casi cuarenta y cinco minutos más tarde, las chicas ya estaban sentadas en la mesa de siempre, tomándose unas bebidas mientras esperaban a los chicos.
Al final, tanto correr y tanta prisa, había sido en vano ya que encima, llegaban todavía más atrasadas que las chicas, que se habían parado a cambiarse de ropa y todo.
