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Ante tal extraña situación, el único que pareció reaccionar y que entendió que aquellos dos en verdad lo iban a matar, fue Khun, que se levantó rápidamente de su lugar en el sofá y caminó con pasos rápidos hasta Sora y Wei, la cual la primera nombrada lo seguía sujetando del cuello.

─Bueno, calma, calma─dijo mientras se metió en medio de ambos y con un delicado empujón, Sora soltó al chico.─¿Por qué mejor no comemos algo todos juntos?

─¿Por qué mejor no os vais cada uno a vuestra casa?─preguntó Sora en el mismo tono que Khun.

─¿Por qué mejor no te pones unos pantalones?─ahora fue Kogyeol, imitando la voz de su mejor amiga, la cual le lanzó una mirada asesina.

─Te odio, Ko.

Mientras tanto, Minhee sabía que si seguían en ese plan, Sora se acabaría volviendo un demonio de pies a cabeza, así que propuso algo. ─¿Qué os parece comer aquí, todos juntos?─pero se dio cuenta que era mala idea, al ver la reacción de Sora, que parecía que en nada, le saldría humo por las orejas.

Al final, la chica con un sonido de frustración, caminó renegando palabras no propias para una dama, pero rápidamente se acordó del café, retrocedió sus pasos y lo cogió, para volver a poner rumbo a su destino original; su habitación.

Los demás, observaron como Sora subía las escaleras y Wooshin, en todo lo que llevaba ahí, como estaba tan metido en su idea de matar a su querido primo, no se había fijado en lo que quería decir su amigo con lo de "ponerse unos pantalones", hasta que subió escaleras arriba provocando que la camisa de la chica, se subiera lo suficiente para ver el borde de su ropa interior y también, el dibujo de dicha prenda.

Wooshin al ver el dibujo, elevó una ceja. ─Bonitas bragas de la Hello Kitty─dijo al fin, dejando a todos sorprendidos por su vista tan precisa, ya que ninguno se había fijado en ello.

De mientras que Sora se cambiaba y se tomaba el café tranquilamente, los demás se reunieron y tuvieron una discusión, sobre lo que comer ese día y por supuesto, los vecinos también estaban invitados, cortesía de la ocupa -con mucho amor- de la mejor amiga de la dueña de la casa. Pero un sonoro grito, una mala palabra seguida de un «─¡Está frío!─» por parte de Sora desde su habitación, produjo que todos rieran por al escena, ya que se imaginaban a Sora tirándose de los pelos, al tomarse el café frío.

Y así fue, Sora se lo acabó tomando más frío que un café con hielo mientras se ponía algo más decente y maldecía a todos los que estaban abajo en su sala de estar, ahora que ellos no la podían escuchar.

Ya con una Sora algo más decente y, tras a verse tomado su café frío, fueron a comprar a la tienda de la esquina comida para todos, porque era obvio que la chica no tenía tal cantidad de alimentos para ocho personas.

Al final, comieron Ramyeong instantáneo y unos platos de carne y Kimchi, que no podía faltar. La comida fue bien, hablaron y rieron para al final, acabar haciendo el tonto en el salón de la peli-naranja. Y sobre las siete de la tarde, cada uno se fue a su casa, pero no para quedarse en ella, sino que para cambiarse y acomodar unas cosas antes de volver a quedar en casa de Sora, ya que iban a celebrar una pequeña fiesta por ser sábado por la noche.

 Y sobre las siete de la tarde, cada uno se fue a su casa, pero no para quedarse en ella, sino que para cambiarse y acomodar unas cosas antes de volver a quedar en casa de Sora, ya que iban a celebrar una pequeña fiesta por ser sábado por la noche

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Después de que se fueran los chicos, las chicas decidieron descansar un poco y acabar de recoger, antes de bajar a por bebidas para la noche.

─Estarás feliz─dijo Sora, mientras acababa de colocar el último plato sucio sobre la pica. Minhee, que estaba ordenando el sofá, se giró a verla con curiosidad, ya que no sabía de qué diablos estaba hablando.─Has podido tener una tarde con su vecino sexy─informó, más concertadamente Sora.

A Minhee le salió una sonrisa leve, mientras le volvía a la mente esa tarde.

─Lo que más agradezco es que no lo hayáis matado entre los dos─se sinceró la morena.

─Créeme que ganas no me faltaron.

Pero de nuevo, la paz en la casa se esfumó, después de escuchar varios golpes sordos en el cristal del balcón. Y cuando las chicas giraron sorprendidas hacia el sonido, se encontraron a un Wei haciendo señales con las manos para que le abrieran.

«¿Cómo diablos ha pasado al otro lado?»pensó Sora, pero su pregunta fue respondida al mirar al lado derecho del chico, y es que ambos balcones estaban conectados y sólo los separaba un muro de un palmo de grosor y que no medía más de medio metro, así que se imaginó que lo había saltado sin más, y con sus piernas, de seguro que no había tenido ningún problema.

Mientras Sora seguía en sus pensamientos, Minhee abrió la cristalera del balcón, con una sonrisa.

─¿Sabes que puedes usar la puerta, verdad?─le preguntó, no muy segura de que entendiera el concepto de entrar en una casa por la puerta principal.

─Lo sé─asintió con la cabeza y bajó la mirada hasta la morena─pero ésto es más original.

─¡Wei!─de repente, el nombre fue dicho en un grito, sorprendiendo a los demás y de detrás del chico pino, apareció un Wooshin con los brazos cruzados, observando al chico con una mirada fría que hasta a Sora le entró un escalofrío.─¿No te dije que no les molestaras?─acabó la frase, todavía en la misma postura.

Pero a diferencia de su primo, él no pasó el muro hacia el balcón de las chicas, sino que se quedó en el suyo propio.

─Sólo quería saber a qué hora teníamos que venir─masculló Wei mientras elevaba los hombros.

─Supongo que a las once estará bien─le respondió Minhee a la respuesta, que no había formulado pero que ella entendió perfectamente. Wei le sonrió y para Minhee, parecía estar flotando en una nube, hasta que su mejor amiga rompió la magia de golpe.

─¡Venir cenaros! Que no pienso volver a fregar cien platos─gritó un poco Sora para que los del balcón la escucharan.

─Vale─le respondió Wooshin de la misma forma y Sora suspiró aliviada.─Venga Wei, deja de molestar y vuelve a la casa.

Wei miró a Wooshin y éste negó con la cabeza. Minhee no entendió nada, pero supuro que ellos si que lo hacían, así que no dijo nada y esperó a que el alto, comentara algo antes de irse.

─Nos vemos luego, entonces─dijo Wei, girándose a la chica parada con cara de soñadora frente a él y Minhee, sólo sonrió y asintió en respuesta.

─Vamos tío, eres muy pesado─Wooshin lo agarró de la oreja y lo tiró hasta dentro de su casa y cuando estuvieron a punto de irse, el pelirrojo miró a Minhee y después a Sora, que seguía secando la cocina y poníendola en orden─Hasta luego─fue lo único que dijo en un tono frío, antes de meterse en su casa y cerrar el balcón, dejando a Minhee parpadeando después de volver con los pies en la tierra.


𝖢𝗈𝗅𝖽𝖻𝗈𝗒  © ⊹ 𝐤. 𝐰𝐨𝐨𝐬𝐞𝐨𝐤Where stories live. Discover now