Capítulo 1

103 8 3
                                    

Me miro una vez más el dobladillo de mi vestido blanco. Mi amiga me está empezando a aburrir con su historia. Es la quinta vez que la cuenta ya. Aunque, se que no se da cuenta y por eso se lo perdono.

-Leila, Leila, cariño, ya se que te gusta contarla, pero, ya es la quinta -le digo.

Leila me mira, y se empieza a reír, un poco avergonzada.

Yo me río con ella.

Salimos de aquel Starbucks con un frapuccino cada una en la mano. Hace un calor bochornoso pese a que el verano está llegando a su fin. 

Leila absorve con fuerza su vaso, mientras paseamos por las calles de Madrid.

Nos paramos ambas cuando vemos un cartel para una academia de baile muy importante en EE.UU

Ambas bailamos todos los días después del instituto, en una academia, también importante, pero no como la de allí. Llegar allí es un sueño.

-¡Mira, van a hacer castings para entrar! -grita mi amiga, mientras deja la pajita.

Yo resoplo. No soy tan optimista como ella. El casting es para toda España, y por lo que leo...Solo pueden entrar 10 chicas.  

Estoy pensando en que no me voy a presentar, cuando ella exclama:

-¡Nos tenemos que apuntar!

Yo resoplo. Leila siempre ha sido así de alegre, normalmente su alegría es muy contagiosa, pero en este momento, no me contagia. 

Leila ve que yo no sonrío y se calla.

-Bueno...¿Tú crees que le gustara el regalo? -intenta cambiar de tema.

-Sí, ¿la fiesta es a las diez, no? -respondo, con otra pregunta.

-Síí, en la casa de sus tíos. La mansión vamos. Se va a liar una -mi amiga se termina el frapuccino. ¡Con que rapidez!

-Ya ves, como la última vez, el jacuzzi acabó lleno de tíos de la urbanización de enfrente -murmuro, recordándolo.

Leila se ríe al acordarse de la escena: unos chicos se colaron y se añadieron a la fiesta, como si nada. Luego, se lanzaron al jacuzzi mientras cantaban a todo pulmón la canción de Danny Romero: Déjate llevar.

Es verdad que la escena fue cómica.

A ver que pasa hoy...

Contínuamos andando hasta que llegamos a mi casa. Yo saco las llaves y abro el portal.

-Nos vemos en dos horas -Leila sonríe.-¿Vas a ir así o te vas a poner arregladita?

Me guiña un ojo. Se refiere a ir con shorts cortitos o algo así, cómo la conozco.

-Ya veré. Hasta luego pillina -nos damos dos besos y entro dentro.

Subo en el ascensor hasta mi piso, el cuarto, y abro la puerta de mi casa.

-Hooolaaa -grito un poco para que me oigan.

-Hooooola Vicky, esta noche voy a hacer pizza casera, en un rato me pondré a hacerla -me dice mi madre desde la cocina.

Voy hasta allí y me asomo por el marco.

-Hoy no ceno aquí mamá. Es el cumple de Carla, ¿recuerdas?

Mi madre hace una mueca, disgustada. Ya tiene todos los ingredientes reunidos en la mesa.

-Lo siento...-añado.

-Da igual, mañana y punto.

Voy a mi habitación. Soy hija única, y por ello, tengo baño propio, algo bueno de ser hija única, pero, normalmente, me gustaría tener algún hermano/a.

Abro mi armario y "busco" algo que me pueda poner. Ni muy elegante pero tampoco muy informal.

Finalmente, elijo unos shorts vaqueros con una camisa sin mangas blanca. Y, abajo, sandalias.

Me pongo un pogo de gloss, seguido del rímmel y del colorete. Me cepillo mi media melena marrón muy clarito con mechas rubias (naturales, causadas por el sol) y lista.

En un bolsito, meto el móvil y las llaves que hace poco he sacado.

El regalo, que lo hemos comprado juntas Leila y yo, lo lleva ella.

Hago un poco de tiempo viendo la televisión, y cuando es la hora, me despido y salgo.

Me espera una buena noche.

Mírame, sonríe y sueña.Where stories live. Discover now