Capítulo 3

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Busco a Leila. La encuentro, esta vez sin el chico, está sola.

-Leila, ¿y el chico ese? -le pregunto, sonriéndole.

Pero veo que ella no sonríe. Mmmm...Intento averiguar los motivos, ¿el chico ya tendría novia? ¿no la querría? ¿sería gay? Lo último lo descarto y le pregunto las primera que he pensado, con delicadeza.

Ella asiente con la cabeza.

-Ohhhhh. No pasa nada, seguro que encuentras a otro cariño. Apenas has hablado con él, además -me arrepiento de haber dicho esto en cuanto lo digo. Ella me mira, como esperando una disculpa, que enseguida le pido:

-No iba a mal, pero, no sé, no creo que te hayas enamorado de ese tan rápido, en todo caso, te gustará.

Leila se queda en silencio y se va. ¿Se habrá enfadado? A veces se enfada demasiado rápido por tonterías y eso nos pone un poco de los nervios a todas.

Me quedo sola. Esta fiesta me aburre. 

Para entreternme, exploro un poco la casa. He encontrado un salón. Los sofás están pegados a la pared, y en medio se han montado como una pista de baile. Pero, ahora mismo, están bailando en parejas una canción lenta, con lo que me queda quedarme sentada.

Todo sigue tranquilo, hasta que entra un grupo de gente, cantando la...¿Macarena?

Esos están como una cuba.

Una chica me coge de la mano y me invita a bailar.

-¡Heeeeeeey, macarena, aha! -cantan, mientras saltan a otro lado.

Me hacen gracia, parecen unos locos interrumpiendo a los otros.

-¡Venga, todo el mundo! -grita uno.

Me uno a ellos. Me río con ellos mientras bailo felizmente.

-Dale a tu cuerpo alegría macarena...

Pienso en lo que seguro pareceremos: unos estúpidos.

Pero me da igual. Veo que mi amiga Leila entra en el salón y se ríe al verme así. Le hago un ademán con la mano para que se una y eso hace.

Segundos después, a fuera se oyen coches de policía. Bajan la música. 

Veo como entran y buscan a la dueña de la fiesta.

Carla aparece y, no oigo lo que dice, pero por los gestos, está explicándole que es su cumpleaños.  El guardia le dice unas cosas, y ella pone cara de disgusto, tras eso, nos avisa a todos que nos vayamos.

Justamente ahora, que me lo estaba pasando bien con los de la macarena.

-Hey, ya te he visto bailar la macarena, muy bien -me susurra una voz, la de Héctor.

Me giro asombrada y salgo de allí, corriendo.

Me ha visto hacer el estúpido, me ha visto hacer el estúpido, me ha visto hacer el estúpido...

Eso es lo único en lo que pienso en el trayecto hacia mi casa.

Al entrar, veo a mis padres sentados en el salón, viendo una película.

-Que pronto has venido, creía que iba a acabar más tarde -me dice mi madre.

Me río y les dejo que vean el final de la película. Que, ahora que me fijo, es...¡En Llamas!

-Esperad, ¿Desde cuándo veis este tipo de pelis? Me podríais a ver dicho que la teníamos.

-La tía Laura nos la recomendó -explica mi padre.

Mi tía es un caso perdido. Es la hermana pequeña de mi padre, y le gustar "ser" moderna, según dice. Trabaja de psicologa en un instituto y se anota todos los gustos de sus pacientes para aprender "nuestra cultura" como lo llama ella.

Resoplo, imaginándomela y me río.

Voy a mi cuarto, me pongo el píjama, y a dormir.

A la mañana siguiente, me despierto temprando. Ya es la última semana de agosto, aún me quedan algunos deberes por hacer. 

Como aún no tengo hambre, empiezo a hacerlos, pero mi móvil me interrumpe; la carcajada de un minion suena, es decir, tengo un WhatsApp.

Es de Leila, dice si quedamos a desayunar en la academia. ¡No! ¿Y si él está allí?

Aunque también me gustaría verlo...

Le respondo que en una hora nos vemos allí, un tanto nerviosa.

Veo que Leila está escribiendo.

<<Vale, de paso, bailamos un poco, ok?, tenemos que practicar para el casting>>

¿Qué le digo? Tardos segundos en responder un ok.

Me concentro de nuevo en estos ejercicios de matemáticas. Ufff, como las odio...

Pero me es imposible seguir, la idea de que tal vez vea de nuevo a Héctor me horroriza por un lado, y por otro...¿Me encanta?

Mírame, sonríe y sueña.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora