Se acaba la noche. La cena ha sido muy agradable quitando la parte de Héctor. ¡Si es que soy una borde! Tiene razón, pero el también ha insistido bastante.
Me pongo el pijama y a dormir, mañana me espera otro día...
9 horas después me despierto, ¿son las 10? Sí, eso marca mi reloj. ¡Un momento! ¿Leila dijo que volveríamos a ensayar, no? Debo de tener un montón de WhatsApps suyos, miro el móvil, y no me equivoco.
Me dice que si quedamos a las once. Se lo confirmo y suspiro. ¿Por qué tuve que decir eso ayer?
Me visto con unos shorts negros y una camiseta de tirantes fucsia.
Intento sonreír a mi imagen en el espejo, pero no, sigo triste por lo de Héctor. Soy experta en cagarla.
-Creéme, perdón, no queria decir eso -le escribo, aunque sé que no va a hacer efecto.
Tres horas más tarde, después del ensayo, vuelvo a casa. Héctor no estaba, y Fernando tampoco.
Tengo la esperanza de que uno de los WhatsApps de las "4 conversaciones" sean de él: y...no.
Tengo el impulso de llorar, se ha conectado, lo ha leído, y no ha dicho nada.
Me pongo los casos y escucho Warrior, de Demi Lovato.
-"Cause now I'm a warrior..." -suena.
-¡Vicky, Vicky! -grita mi madre.
Me quito los cascos; odio cuando me llaman cuando estoy con la música puesta.
-¿Qué decías?
-Hay un amigo tuyo esperándote abajo, dice que si puedes bajar.
¿Quién será?
-¿Quién es? -pregunto, levantándome.
-No lo conozco pero es guapito.
Asiento y voy al ascensor. ¿Será él? Y entonces, cuando el interminable trayecto del ascensor se para y abro la puerta, lo veo. Va con unas bermudas vaqueras y un polo de Hollister rojo.
Y sus ojos me ven a mí, sus bonitos ojos...¿Pero qué estoy diciendo?
-Hola, de verdad, siento lo de ayer, pero estaba en una cena y eso -no encuentro las palabras para justificarme.-Soy una borde, lo sé.
Bajo la mirada hacia el suelo. Él no dice nada, me lo está poniendo complicado.
-Hey -me levanta la barbilla y me entra un escalofrío.- Acepto tus disculpas, perdón yo también si fui pesado.
-¿Sabes? Anteayer, cuando te conocí la primera vez, me pareciste un poco...¿chulo?
Se ríe ante mi comentario.
-Pero ahora -sigo- Me caes bien.
Héctor sigue mirándome.
-Bueno, yo...
Y se abre la puerta, entra la vecina del primero y estropea el momento.
-¡Vicky! -es una señora mayor, un poco cotorra.-Uuuuy no me habías contado que tenías a este bombón...
¡¡¡Qué vergüenza!!! ¿Hola, justamente tenía que entrar la vecina más maruja del mundo?
-Mmm, señora Escribano, es solo un ami...-pero me corta con una carcajada.
-Sí sí, lo que tu digas, pero la manera en la que os miráis os delata, bueno yo me subo ya a comer, adiós jovencitos -se despide y entra en el ascensor.
¿Qué ha querido decir con eso? Oh Dios, que vergüenza, vergüensa como diría Leila.
Héctor se ríe.
-¿Te apetece ir a comer a algún sitio?
-¡Me encantaria!
¿He dicho eso en voz alta?
-Me encantaría pero -rectifico.-Me tengo que cambiar aún.
-Puedo esperar -dice, sonriendo.
-Bueno, pues ahora bajo -le dedico una sonrisa y pido el ascensor.
Subo, me cambio corriendo, y estoy apunto de salir por la puerta cuando...
-¡Viiiicky! ¿A dónde vas? -me pregunta mi padre.
-Yo, eh -mierda, ¿ahora qué digo?- voy a comer con mi amigo.
Mi padre enarca una ceja y me mira de arriba abajo, luego se ríe.
-Pasatelo bien con tu "amigo" -y me guiña un ojo.
Mis mejillas se tornan rosadas y me voy.
-¿A dónde vamos? -le digo a Héctor. La verdad estoy muy nerviosa.
-¿Al McDonalds? -sugiere, medio riéndose.
-Mmm, claro, no hay nada más romántico -no, no, no, no. Lo he vuelto a decir en voz alta- Ósea, me refiero, esto no es una cita ni nada, pero que...
Héctor se ríe ante mi nerviosismo y yo no sé donde meterme.
Salimos de mi portal y él finalmente dice:
-Si quieres, conozco un restaurante cerca del Retiro en el que se come muy bien, ¿vamos a ese?
-Vale.
No sé muy bien que decir, pero sin saber cómo, nos pasamos todo el camino hablando, sacando tema, como si fuéramos amigos desde siempre.
