Teach me / Enséñame (Studoc/2Doc AU)

El principio del fin.

Ese chico, delgado, alto, callado, obscuro en su propia y peculiar manera, se paseaba por los pasillos como una sombra, quienes lo podían notar veían sus ojos, eran lo más extraño que verían en sus vidas quienes tenían la mala suerte de cruzar miradas con el se daban un buen susto, algunos creían que no eran reales, que se los había tatuado, que le gustaba llamar la atención y se ponía los lentes de contacto de algún disfraz, algunas voces entre los pasillos corrían el rumor de que estaba poseído o que se los había arrancado el mismo, la verdad era que se los había hecho en su bicicleta, un par de hifemas obscuros los cuales ocultaban sus pupilas, su cabello es azul como una luz colorida iluminando los pasillos, por lo alto de las cabezas de los demás, nadie lo creería pero era natural, de raíz a punta, quienes lo conocían lo sabían, se lo había hecho al caer de un árbol, había trepado después de que unos chicos más grandes lo retaran y callo al no saber hacerlo bien, siempre había sufrido rechazo, pudo haber hecho algo al respecto, pero en general nunca hacía nada, siempre estaba en su pequeño mundo, sin salir, tocando su teclado y cantando, se escucharía el llanto de su hermosa voz a veces provenir de su ventana, con gotas de desamparo y aires de frustración, nunca aceptaba invitaciones, era difícil si quiera hablarle, se encerraba en su casa en donde colgaban cuadros de el y su perfecta familia, rodeado de muebles lindos, en un suburbio de en sueño donde siempre había sol y niños jugando, pero el siempre prefirió su soledad, por obligación siempre fue un chico apegado a su familia, introvertido con quien no fuera parte de su pequeño círculo, pocos sabían que hacía de sus días con tanta soledad, ahora que estaba en una escuela nueva nadie sabía nada, era un pequeño misterio el cual los chicos de su grupo lo encontraban fascinante, se veía desafiante, como un demente o un asesino, sin mirada, sin alma, le llamaban "the unexpressive" por qué siempre tenía la misma cara, día tras día al entrar por esa puerta sin cambios, recorriendo el mismo camino, con la misma gente murmurando.

El recientemente había cumplido 15 años, sabía que no serían épocas fáciles, había leído libros a cerca de ello, sentía que una pequeña burbuja de su ser había explotado, se sentía cada vez peor de seguir en su rutina, en ver a todos haciendo algo, socializando, saliendo, probando cosas nuevas, el no hacia nada del todo, simplemente había vivido sin propósito, con ansiedad y miedos todo el tiempo y se preguntaba, ¿y que será de mi?, ¿es normal no tener amigos a mi edad?, ¿Que le diré a mis padres cuando me pregunten por una novia, ¿O cuando me inviten a una fiesta?, ¿que voy a hacer? Se repetía las mismas preguntas con miedo una y otra vez en su mente, mientras se destruía por dentro, por fuera era el mismo misterio, que sin expresión alguna iba y venía, mirando su vida pasar.

Un día como cualquiera después de haber pasado toda la clase distraído, viendo el exterior de la escuela, la gente pasando, preguntándose que hacían, sonó el timbre y salio a comer algo sin dirigirle ni si quiera la mirada a nadie, a paso acelerado, después de un rato estaba sentado en una banca tratando de comer unos panqueques, pero las miradas de esos 3 de nuevo estaban sobre el, quemándolo.

Oh mierda, ¿ahora que?... pensó desesperado, los veía de reojo mientras su cara apuntaba fija a la pared frente a él, masticaba frenético y arrugaba el panqueque entre sus manos.

Tres chicos cuyos nombres eran, Mike, David y Joshua lo miraban, reían por lo bajo, se sentía que hablaban mierda de el, jugueteaban entre ellos y sutilmente apuntaban al peculiar chico de pelo azul.

Stuart estaba petrificado, no sabía defenderse, no sabía hacer nada, siempre había tenido una vida tan monótona que parecía una rutina, como la de un cuadro colgado en un museo por la eternidad, pero al mismo tiempo sabía como lidiar con la misma mierda de siempre, frustrado tiro el resto de su panqueque al bote de basura que estaba cerca de el y camino en la dirección de los chicos tratando de pasarlos de largo.