⁰⁴. De Rode Boom

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𝓲𝓽𝓪𝓵𝓲𝓪𝓷 𝓰𝓪𝓵𝓵𝓮𝓻𝓲𝓮𝓼

(⁰⁴) Y tengo miedo de lo que pasa

o de lo que puede llegar a pasar.

De repente no quiero sumergirme en sueños

si es que en ellos no vas a estar.


Lucerna, Suiza, Europa

Cuando el piloto del avión anunció que sólo faltaban treinta minutos para aterrizar en Suiza, Luca supo que había logrado no dormir en todo el viaje.

Ahora se encontraba en Lucerna, en una casa que su madre había alquilado con anterioridad. Era bonita, tenía que admitirlo, pero luego de tanto tiempo fuera de su propia casa, ya extrañaba su hogar, su cama y, sobre todo, extrañaba la cafetería.

Su madre le había contado que en el lugar en el que se encontraban, la gente hablaba alemán, y que había buscado ese lugar para que él se sintiera cómodo con el idioma.

Se sintió bien con que Alma tuviera en cuenta eso. El alemán había sido el cuarto idioma que había aprendido, -después del español de nacimiento, el inglés por elección y del francés por diversión- y le gustaba bastante.

Luego de haber elegido un cuarto, dejó sus pocas cosas en él y descargó el mapa de Lucerna en su celular. Por primera vez en todos esos meses, había decidido salir a conocer lo más posible el lugar en el que estaban, además de ir a las galerías de arte. Si su madre le había permitido elegir el lugar al que viajarían, él iba a aprovechar eso.

No había elegido Suiza al azar. Sabía que en esa época del año hacía frío en el país, y había acertado. Aún más, estaba nevando. Luca no había estado tan feliz en... meses.

—Luca —lo llamó Alma desde el living. Éste dejó su celular en la mesa de luz que estaba junto a su cama y se dirigió hacia donde estaba ella.

—¿Sí, mamá? —le preguntó. Sabiendo lo que venía. Su madre siempre intentaba hacer contactos con productores de chocolate y trabajadores del café, como grandes cafeterías o fábricas artesanales de chocolate.

—Voy a ir a una cafetería que no me preguntes el nombre porque no sé decirlo, empieza con B pero... —comenzó y Luca rio— no queda lejos, y tienen contactos con fábricas de café aromatizado... ¿Imaginas tener café aromatizado suizo en el café? —imaginó la mujer, y luego se enfocó— cualquier cosa sabés que tengo el celular encima siempre, así que cualquier cosa... —le mostró su celular. Dicho eso, dio media vuelta y se encaminó hacia la puerta, cuando la estaba abriendo, Luca pensó en algo que parecía ser una buena idea.

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