¹³. Il Bacio

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𝓲𝓽𝓪𝓵𝓲𝓪𝓷 𝓰𝓪𝓵𝓵𝓮𝓻𝓲𝓮𝓼

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𝓲𝓽𝓪𝓵𝓲𝓪𝓷 𝓰𝓪𝓵𝓵𝓮𝓻𝓲𝓮𝓼

(¹³) Porque yo soy, sí, muchas cosas,

pero soy más cuando tú conmigo estás.

Las tardes ya no son soleadas, secas o nublosas,

sólo son buenas si es que a mi lado tus pasos das




Madeleine despertó a las diez de la mañana. Estaba confundida, porque no había recordado que conocía a Luke hasta que estuvo entre sus brazos. Y en ese sueño sí había tenido la oportunidad de hablarle, podría haberse sentado a su lado, arrancando un poco de césped con sus manos, y bromeado sobre por qué parecían sacados del libro Mujercitas, pero por alguna razón, no lo había reconocido, y tuvo la impresión de que él a ella tampoco.

Se talló los ojos, apenas había dormido cinco horas, porque había tenido insomnio toda la madrugada, pero decidió que ya era hora de levantarse. Quería ir a ver a su abuelo temprano, y terminar el poema que hacía un tiempo estaba escribiendo.

Se cambió el pijama, pensando en cómo haría para que Jane no tuviera que pasar la deprimente escena que había tenido que vivir el día anterior y, bajando las escaleras se encontró a Abe, quien en ese momento subía.

—Buenos días, Mad —la saludó, deteniéndose. Ella hizo lo mismo.

—Buenos día, Abe —le respondió, apoyándose en la barandilla— Oye, escucha, dentro de un rato iré a ver al abuelo.

—Genial, se pondrá feliz de verte tan seguido luego de tanto tiempo.

—Sí... escucha, la cosa es que, ayer en el hospital la cosa estuvo fea, el ambiente era muy triste, y no quiero que Jane tenga que pasar por eso, porque no le corresponde vivir algo tan triste... no lo sé, pensaba que tal vez puedas llevarla a recorrer la ciudad.

—Si quieres le digo, la cosa es, ¿Querrá?

—Creo que sí... por lo menos eso espero.

—Está bien, yo me encargo entonces —le dijo a su prima, dejando un beso sobre su cabeza, y siguió su camino escaleras arriba.

Madeleine, en cambio, bajó y se dirigió a la cocina. Tomó una manzana y su mochila, y se dirigió a la puerta de entrada. No quería molestar a nadie para que la llevara al hospital. El día anterior, Jane, sus padres, y ella habían vuelto caminando, así que sabía llegar a su destino.

Salió de la casa, comenzando a caminar. Miraba a su alrededor, pensando en Luke, como la mayoría del tiempo. Cuando se aburría, normalmente inventaba historias en su cabeza, donde él la salvaba, donde ella lo salvaba a él, a veces reían, otras solamente se miraban, pero eso parecía ser más que suficiente porque estaba con él. En ese momento en su mente, ella estaba caminando por la misma calle, pensando en nada, y chocaba con alguien, como lo había hecho con su madre, con la sola diferencia de que ese alguien era el chico de sus sueños.

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