Capítulo Dos

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Creo que es la primera vez en mucho tiempo en que puedo disfrutar de unas vacaciones sin tener que preocuparme de nada, solo de disfrutar y pasármelo bien

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Creo que es la primera vez en mucho tiempo en que puedo disfrutar de unas vacaciones sin tener que preocuparme de nada, solo de disfrutar y pasármelo bien.

En mis otra escapadas pasadas siempre tenía en mente todo lo que me quedaba por hacer, lo que no había estudiado, la forma en la que podía mejorar en según qué aspecto...

Esta vez no, lo único que me quita el sueño es si pasaré mucho frío o si me gustará la ciudad.

Lo mío me ha costado, aunque no me quejo, no tendría sentido que lo hiciera porque he sido yo la que me he marcado objetivos duros y difíciles. Sí, han sido años muy duros, nunca diré lo contrario, no sería realista no reconocerlo, pero es lo que quería para mi futuro y por fin lo he logrado.

—¿Me agradeces ya este viaje? —Ladeo la cabeza para mirar a Neus, mi mejor amiga, y solo para hacerla rabiar niego en un gesto sutil—. No me mientas, sé que sí, lo necesitabas tanto como yo. La rutina nos agota.

—Vale, sí, tienes razón —admito y le guiño un ojo con complicidad—. No te lo creas tanto.

—Me pides un imposible, cirujana Folch. —Al ver que alzo una ceja al escucharla, añade—. ¿Prefieres cirujana cardiovascular especialista en anomalías congénitas y malformaciones fetales, Folch?

Soy médico, lo que siempre he querido ser en la vida.

Casi toda mi familia se dedica a este ámbito profesional y soy la tercera generación en serlo. Mi abuelo es médico, mis tíos y mi padre lo son, al igual que mis primos y mi hermano.

Nunca me había planteado otra cosa, desde bien pequeña lo había tenido claro y había estado años luchando por conseguir mi objetivo.

Quizá porque provengo de una estirpe muy conocida en el ámbito sanitario, mi abuelo fue uno de los pioneros en métodos de operación que aún no se habían hecho en nuestro país y fundó uno de los hospitales privados de referencia de la ciudad en la que vivimos, he dado lo mejor de mí hasta que he acabado mi formación obligatoria, porque sé que esta nunca va a acabar, que tendré que estar al pie del cañón con todos los avances que salgan.

Primero en la universidad, donde quise sacar siempre las mejores notas posibles, demostrar que no había sido un golpe de suerte haber entrado en medicina, que si estaba ahí era porque lo merecía.

Reconozco, ahora con el paso de los años, que quizá no disfruté como debería haber hecho de mi vida universitaria, que me centré demasiado en ser la mejor y no fui a todas las fiestas que se celebraron, o no hice muchas amistades nuevas, pero en ese momento no me importó porque tenía una meta muy clara.

Mi esfuerzo tuvo su fruto, fui la mejor de mi promoción, y más tarde también fui de los mejores resultados del MIR¹, pudiendo elegir de las primeras la especialidad que quería.

Y ahí de nuevo me propuse a mí misma que tenía que demostrar que no había llegado hasta ahí por mi apellido, que era porque tenía talento y merecía mi posición.

La verdad tras su sonrisaWhere stories live. Discover now