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 El prisionero de Azkaban ❅ Capítulo 2

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Cruzaron la sala común de Slytherin con la mirada de algunos estudiantes sobre ellas, después subieron por unas escaleras algo empinadas, caminaron por un estrecho pasillo alargado y al final de éste, Emerald abrió la puerta a la vez que le indicaba a la castaña que finalmente habían llegado.

Aunque no era una habitación como la que había compartido en Ilvermorny era lo suficientemente amplio para Saraphine. Las paredes del lugar estaban decoradas con el símbolo de Slytherin, disponían de dos camas con una gran cabecera de madera en ellas, un par de escritorios, dos sillas, una alfombra bastante amplia en el centro de color verde con el símbolo de Slytherin en plateado y varios adornos extras, como cortinas del mismo color y un par de tablones de madera en las paredes. También se percató que no había cristaleras o ventanales sino varios tragaluces que añadían un color verdoso al lugar dando la sensación que estaban debajo del agua complementaban el lugar.

Saraphine amó por completo su habitación. Aunque para muchos podría ser simple o cutre, ella lo adoraba.

Emerald cruzó la habitación y se tumbó en la cama que Sara dedujo que era la suya (ya que su lado estaba más decorado).

—Como si estuvieras en tu casa— añadió Em, cogiendo el libro que tenía en la mesita y abriéndolo por el punto de libro.

Sara asintió con la cabeza y comenzó a guardar sus pertenencias en el armario. Fue entonces, durante un análisis rápido que se percató de una puerta al lado derecho de la habitación, cerca de la cama de Emerald.

—¿Y eso? —preguntó Saraphine, señalando la gran puerta de madera oscura.

—El cuarto de baño—fue la respuesta que le dio la morena, todavía centrada en el libro.

Fue entonces cuando se dio cuenta, Emerald estaba leyendo un libro de una nomago que curiosamente Saraphine había leído en su niñez.

—¿Te gustan las cosas de los nomagos? —preguntó señalando ahora el libro. Emerald la miró con los ojos entrecerrados.

—¿Nomago? —preguntó curiosa entonces ya que jamás había escuchado ese término. Saraphine en respuesta se dio una palmadita suave en la frente.

—Ya sabes, cosas de gente normal, de gente no mágica.

—Ah, de Muggles. Así es como lo llamamos aquí—informó Emerald—Y sí, me parecen curiosos—fue una respuesta rápida y Saraphine se conformó con ello. Estaba agotada y, aunque le apeteciera saber más sobre su nueva compañera de cuarto, el cansancio se apoderó de ella rápidamente.

Después de acabar de desempaquetar sus pocas pertenencias y ponerlas más o menos en orden, procedió a imitar a Emerald y se tumbó en la cama que le acompañaría durante sus años en Hogwarts, quedándose dormida casi al instante. 

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A la mañana siguiente, era demasiado temprano cuando Emerald la despertó con un movimiento de hombro.

—Vamos Prince, no puedes llegar tarde el primer día—escuchó decir a lo lejos. Sara abrió los ojos unos segundos, pero rápidamente se tapó la cara con la almohada para seguir durmiendo.

—Diez minutos más—comentó Saraphine con la voz algo grave.
Escuchó a su compañera de cuarto moverte por la habitación y, de un momento a otro el calor y la comodidad de su almohada fue reemplazado por una luz cegadora que hizo que Saraphine maldijera en voz baja.

—Si quieres desayunar tranquila no hay diez minutos más—obtuvo en respuesta de la morena, mientras dejaba la almohada que previamente le había arrebatado a Saraphine sobre su propia cama.

Sara al final se levantó con parsimonia entre ruidos extraños de negación.

—Primer día y ya odio este horario—se dijo a sí misma, aunque claramente en voz alta y, aunque Emerald lo había escuchado simplemente ignoró sus palabras.

—Te espero en la Sala Común, no tardes—la respuesta de la castaña fueron varios asentimientos de cabeza mientras recogía su uniforme y caminaba de camino al baño.

Lo último que escuchó Emerald antes de abandonar la habitación fue el grifo de la ducha y el grito que lo acompañó.

Una vez que Saraphine llegó a la Sala Común varios minutos más tarde de forma torpe, intentando colocarse bien el uniforme sin mucho éxito, fue que finalmente pusieron rumbo al Gran Comedor en pleno silencio. Saraphine no era persona hasta que no se tomaba un café bien cargado y Emerald no era muy habladora por la mañana prácticamente por la misma razón así que ambas no estaban demasiado por la labor de hablar y se tomaron su tiempo cada una centrada en sus propios pensamientos mientras desayunaban tranquilamente. Fue entonces que un joven de cabellos morenos se acercó hasta las chicas sentándose cerca de ellas pero dejando una pequeña distancia considerable entre Emerald y él. Em notó su presencia y volteó a ver al chico, el cual saludó de forma simple con un movimiento de cabeza, acción que imitó Emerald sin muchas ganas.

—Entonces...—comenzó a decir Emerald, dándole un mordisco de su tostada con mantequilla—¿Qué asignaturas has elegido de optativas, Prince?

—Cuidado de Criaturas Mágicas y Estudios Muggles— respondió Saraphine tras tomarse un largo trago de su café—Tenía asignaturas parecidas en Ilvermorny así que pensé que sería buena idea continuar con ellas.

Black elevó una ceja ante la respuesta de su compañera de habitación. — A lo fácil ¿eh?—haciendo que Sara encoja los hombros sin darle más importancia al asunto. —Vaya, creo que vas a ser la única de nuestra casa en Estudios Muggles—informó entonces. Saraphine se la quedó mirando sin entender a que se refería. Para ella, era imposible ser la única de Slytherin en hacer esa clase, sonaba simplemente absurdo en su cabeza, pero claro, Sara era nueva allí y no conocía las costumbres o simplemente a sus compañeros de casa.

—Eso es imposible—dijo finalmente—Alguien más tiene que haber, ¿no? Quiero decir, somos muchos en Slytherin, no puedo ser la única.

—Digamos que nuestros compañeros de casa no son muy fanáticos de los Muggles—respondió Emerald sin darle mucha importancia, aunque la realidad era que lo había resumido con mucha sencillez de lo que en verdad era, pero claro, Prince no tenía ni idea de nada en ese momento, era la chica nueva y todavía había muchas cosas que debía saber y aprender de lo que conllevaba ser parte de la Casa de Slytherin.

Emerald entonces temió lo que le dirían o harían sus compañeros si se enteraran de que estaba en dicha clase, pero eliminó aquel pensamiento con un movimiento rápido de cabeza.

Justo en ese momento Emerald acabó de desayunar y se levantó de la mesa a toda prisa—Se nos hace tarde para la clase, deberíamos ir yendo— añadió recogiendo su túnica de la mesa y colocándosela, acción que imitó Saraphine al momento mientras se acababa de un trago el café que le quedaba en el vaso.

Ambas salieron a paso ligero del Gran Comedor, acompañados de cerca por el chico de cabellos negros que Saraphine ni siquiera sabía su nombre en dirección a la primera clase de la joven Prince.  

The Prince © 𝐝. 𝐦𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲  🐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora