El templo de Artemisa

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¡Nuevamente les damos la bienvenida a este pequeño espacio!

Como habrán visto en el título, la maravilla del mundo antiguo del que hablaremos es el templo de Artemisa, una estructura que es ampliamente mencionada a lo largo de la historia.

¡Comenzamos!

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Se calcula que el templo de Artemisa fue construido entre los años 575 y 560 a.c por el arquitecto cretense Quersifrón. Esta maravillosa obra arquitectónica se localiza en la ciudad de Éfeso; aquí se rendía culto a una de las diosas más importantes para la ciudad: Artemisa, la representación divina de la fertilidad.

No obstante, este templo fue víctima del oportunismo humano, siendo destruido por primera vez por Eróstrato, un pastor de Éfeso.

La verdadera pregunta es: ¿quién en su sano juicio quemaría un edificio que representa a su deidad principal y el arte de su ciudad?

La respuesta es simple:  alguien que quiere llamar la atención.

Su perpetrador fue un solo hombre, un humilde pastor llamado Eróstrato, cuya infamia sería su mejor aval para la posteridad. Se dice que Eróstrato prendió fuego al templo para conseguir fama, siguiendo esta lógica: quien destruya el edificio más esplendoroso, más bello, más importante de la ciudad, uno de los más reconocidos en el mundo; quien se atreva a hacerlo, se volverá famoso.

Y sí, se volvió famoso. ¿Trucazo, no?

¿Qué pasó luego con el famosísimo Eróstrato? En primer lugar, se lo apresó y torturó para que confesara su crimen. Una vez admitió la culpa, se lo condenó a muerte y los Efesios prohibieron mencionar su nombre, registrarlo y que cualquier persona pudiera llamarse como él en el futuro.

¿Evitaron que se volviera famoso? No del todo.

Al menos dos historiadores griegos, uno de ellos, Teopompo de Quíos, lo registraron con su nombre real a pesar de todo, y la mismísima RAE acuñó un término en referencia a este personaje.

Erostratismo: describe la propensión de un sujeto a adquirir renombre aun a costa de incurrir en el crimen.

Al final, Eróstrato sí se volvió famoso. Nosotros mismos estamos perpetuando su fama.

El historiador Plutarco argumentó, años después, que Artemisa no pudo defender su templo de las llamas porque estaba muy distraída con algo más importante: el nacimiento de Alejandro Magno.

Sí, se dice que esa noche nació el gran conquistador. Es más, después él ofrecería ayuda para reconstruir el templo, algo que los Efesios negaron porque "Un dios no puede construir templos para otro dios". Nada que decir ante esa lógica, y Alejandro siguió con su vida hasta que murió en Babilonia, junto con las posibilidades de reconstruir el templo.

No obstante, luego de la muerte del conquistador, Dinócrates, un arquitecto griego, reconstruyó el templo. Sin embargo, esta reconstrucción sería arrasada por los godos, en el año 262, en tiempos del emperador Galieno.

Después llegó el cristianismo y muchos efesios se convirtieron, provocando que este edificio perdiera su relevancia para la población.

De hecho, incluso en el nuevo testamento, se menciona que los habitantes de esta ciudad vendían figuras de los restos de este templo, como una muestra de la devoción por su pasado.

Es por esto que, posteriormente, se derrumbaron las columnas que quedaban del templo para usarlo en otras construcciones.

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