CAPÍTULO 2

77 7 1
                                    

Ya dime Clarisse. ¿Quién es ese chico que te roba el aliento? - se sobresaltó y dejó caer uno de los libros que estaba acomodando.
-Demonios, me asustaste Annabeth - su compañera la veía con una ceja alzada y sus brazos estaban cruzado en su pecho. Era alta, con una figura atlética, el cabello rubio rizado peinado en una coleta y unos ojos grises cual tormenta que daban escalofrios.
-Y no sé de qué estás hablando.
-No te hagas la tonta la Rue. Desde hace una semana pareces estar en las nubes y esa sonrisa tonta no se te ha borrado de la cara. Así que dime ¿quién es?
-¿Cómo estás tan segura de que es por un chico que estoy así?- alzó la ceja desafiante
-Porque tus ojos brillan como nunca lo habían hecho y te la pasas suspirando todo el tiempo- Clarisse sintió el color subir por su cara y la sonrisa de su amiga se amplió al descubrir que estaba en lo Correcto. Era muy buena leyendo a las personas así que sabía que sí mentía no tardaría en darse cuenta. Suspiró resignada y comenzó a relatar lo sucedido hacía unos días ; Annabeth era su única amiga así como la única que sabía lo que vivía dentro de esa prisión que llamaba hogar, mientras más hablaba notaba como la rubia apretaba fuertemente los puños a sus costados, señal clara de furia e impotencia así como su rostro se endurecia poniéndose rojo de ira.

-Esa maldita... Es un monstruo...
-Annie...
-Es la verdad - dijo fríamente - ¿ Sabes que mi oferta sigue en pie no?
Cuando le contó a su amiga sobre la situación con su madre esta le ofreció mudarse con ella, tenía 19 años y vivía sola pero Clarisse rechazó la oferta pues sentía que sería una carga para ella además de que le temía a lo que su madre podría hacer, una vez intentó escapar de casa, sin embargo su madre la descubrió y dio tal paliza que no pudo levantarse de la cama en semanas; pero sobretodo no quería exponer a Annabeth a la furia de la mujer, no quería que ella sufriera por su culpa.
-Sí... Pero no puedo yo... - en ese momento la campanilla de la entrada sonó, avisando la llegada de un cliente cosa que Clarisse agradeció y corrió al recibidor a atenderlo.
-Buenas tardes, bienvenido en que le puedo... - en cuanto vio quien había entrado las palabras se atoraron en su garganta, negándose a salir y algo en su estómago se removió.
-Estaba buscando a una bella dama que trabaja aquí - sonrió mostrando ligeramente los dientes. - Hola Clarisse.
-Ho hola... Eh...
-Oh, ¿así que tú eres Chris? - ambos se sobresaltaron pues no escucharon a la rubía llegar quien ahora los miraba con expresión pícara - Me llamó Annabeth, justamente Clarisse me estaba hablando de ti.
El joven abrió los ojos sorprendido y alzó una ceja mirando hacia la castaña quien estaba tan roja como un tomate.
-¿De verdad? - su sonrisa se amplio y Clarisse ocultó el rostro entre sus manos completamente avergonzada. - Chris Rodríguez, un gusto.

----------------------------------------------------------------------------------

-¿ Con que Arquitectura eh?
-Sí, era mi sueño desde pequeña- los ojos de la rubia brillaban como cada que hablaba del tema. Los tres estaban en la recepción conversando en voz baja para no molestar a los que se encontraban en el lugar, aunque Clarisse no decía ni pío - Mi madre era una famosa arquitecta, siempre la admiré mucho y ahora estoy siguiendo sus pasos.
-No me imagino lo pesado que debe ser para ti. Maquetas y desvelo, que horror.
-Por eso no te recomiendo verla sin maquillaje, parece Mapache malhumorado- Annabeth le dio un golpe en el hombro pero por su expresión se notaba que trataba de reprimir una carcajada.
-¿Y tú Clarisse? - el latino se enfocó en ella- ¿Ya sabes que a que te vas a dedicar?

Recordaba vagamente que de pequeña decía que sería una gran abogada, pero hacía mucho que dejo de soñar con una carrera, incluso con un futuro. No quería hacerse grandes ilusiones porque sabía que nunca sería capaz de lograrlo; apenas y lograba pagar las cuentas y comer al menos 2 veces al día, la universidad era muy costosa y ella no contaba con los recursos mucho menos podía contar con su madre así como tampoco con una familia. Deprimente, pero esa era su realidad.

-No, no lo sé - sonrió tristemente y sintió la mano de Annabeth dar un ligero apretón a la suya.
-Yo tampoco, aunque las finanzas llaman mi atención.
-Uy, matemáticas no es lo mío.
Sé sonrieron ligeramente y parecía que en ese momento no podían hacer más que mirarse fijamente, había algo en el aire que Clarisse no podía distinguir, pero al parecer su amiga sí pues le sonreía pícaramente mientras alzaba las cejas repetidamente. Pero a ella no le importaba solo quería apreciar el rostro del chico frente a ella, memorizarlo y tocarlo.
Tenía unas cuantas pecas en las mejillas y un pequeño lunar cerca de su ojo derecho, que sólo se podía apreciar si se miraba con atención, sus labios abiertos ligeramente eran gruesos y ligeramente rosados y no sabía porque pero quería sentirlos sobre los suyos. Reaccionó ante ese pensamiento y apartó la mirada totalmente apenada y ruborizada.

La campana sonó nuevamente y un chico bastante alto y atractivo entró en el lugar. Portaba una sudadera con el número 12 y el apellido Jackson bordados en la parte de atrás el nombre de la Universidad Nueva Roma en el costado izquierdo delantero mientras que en el derecho ponía Equipo de natación.
Su piel era un tanto morena y tenía el pelo castaño desordenado, parecía confundido, como si supiera que no era su lugar, como un pez fuera del agua.
Volvió la vista hacia donde ellos estaban y se acercó un tanto nervioso.

-Hola... Em.. ¿Podrían ayudarme? Estoy buscando un libro llamado... - pareció quedarse en blanco por un momento- Dioses, lo olvidé pero era algo de... Fantasma de Gastón o no se qué.
-El fantasma de la Opera de Gastón Leroux - Annabeth se levantó de su sitio y se acercó al joven que la veía fascinado y embobado. - Ahora vuelvo.
Y dicho esto se perdió entre los estantes llenos de historias.
-Sécate la baba y cierra la boca que se te va a meter una mosca-dijo la castaña burlonamente. El joven se sobresaltó y dejó de observar por donde había desaparecido la rubia para enfocarse en los que seguían en el escritorio de recepción. - Se llama Annabeth y no le gustan los que se le quedan viendo como babosos.
- NO yo no...
-Tranquilo creo no se dio cuenta, pero disimula un poco para la próxima - el asintió y ella no pudo evitar reír ligeramente - Lo siento, soy Clarisse y él es Chris.
- Percy...
-Jackson- completó Clarisse, el pareció sorprenderse pero ella señaló su sudadera.
-¿Nueva Roma ah? Vaya hermano - dijo Chris impresionado
-Sí - se rasco la nuca- me dieron una beca por la natación.
-Felicidades, he escuchado que es muy difícil entrar allí - Chris extendió su puño y Percy hizo lo mismo haciéndolos chocar.
-Gracias, la verdad es que fue gracias a la beca, el estudio nunca fue lo mío.
- Bueno pero lo lograste. ¿Carrera?
-Biología Marina. Cuarto semestre.
-Debe ser increíble, estudiar tantos animales y al océano en sí - Clarisse sonreía con anhelo.
-Sí, siempre ame el mar al igual que nadar- señaló su sudadera con ironía - mi madre suele bromear conque en realidad soy un semidiós hijo de Poseidon y no de una Escritora y el director de la secundaria Goode.
Chris abrió los ojos como platos.
-¿Tú papá es el director Paul Blofis?
- Técnicamente padrastro. Nunca conocí a mi padre biológico, murió antes de que yo naciera.
- Te entiendo mi madre también murió cuando era muy pequeño.
"Ojalá la mía también lo estuviera"
Clarisse sacudió la cabeza sorprendida y se recriminó por pensar aquello, era verdad que odiaba a su madre pero no le deseaba la muerte, a nadie.

-Aquí está - Annabeth venía en dirección a ellos con un libro bastante viejo en la mano - Clarisse este no va en la sección de ciencia ficción.
Sé sintió un tanto avergonzada y escondió el rostro entre sus manos.
-Lo siento debí acomodarlo ahí por error.
- Descuida, a todos nos ha pasado. Yo una vez puse el libro de Baldor en la sección de terror de la biblioteca de la escuela - dijo Percy - aunque la verdad es que se merece estar allí.
La rubia bufo con molestia y rodó los ojos.
Sé acercó a la computadora y le explico a Percy que tenía un máximo de un mes para devolver el libro o de lo contrario se le cobraría una cuota por retraso. Así como se encargo de hacerle una ficha y sellarla con la información del libro.
- Creo que lo entendí todo. - le dedicó una sonrisa y Annabeth correspondió de la misma forma - Bien nos veremos pronto chicos.
Sé despidieron e intercambiaron números, bueno todos excepto Clarisse ya que ella no contaba con uno.
Una vez que Percy se fue, Clarisse se acercó con una expresión burlona y malvada hacia su amiga.
-Y...
- ¿Y qué?
-¿Qué te pareció Percy?
-Pues, no lo sé, un tanto bobo.
-¿Pero te pareció lindo?
-Podría ser...
La sonrisa de la castaña se extendió aún más. Notó cómo su amiga sonreía ligeramente hacia el teléfono donde se podía apreciar la foto de perfil del chico tomada en la playa. Ese chico si que amaba el agua.
Quién sabe, tal vez esté podría ser el comienzo de otra historia de amor.

"Mi salvación"    (Percy Jackson) (Chrisse) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora