CAPÍTULO 14

26 1 0
                                    

-Muy bien Clary, hoy daremos un largo paseo así que espero hayas traído zapatos cómodos.

Bajaron del auto y se dirigieron hacia su primera parada el centro comercial.

-Por favor dime que no vinimos a comprar ropa... - dijo Clarisse en voz baja. Su amiga sonrió mientras la jalaba llevándola a la entrada.

-Tal vez.

Siguió arrastrandola por las tiendas mientras se quejaba y maldecía.

-Dioses Clarisse, eres más berrinchuda que un niño de 5 años.- dijo fastidiada.
-Sabes lo mucho que detesto ir a comprar ropa. - resopló cuando Annabeth le dio otra prenda para que la sostuviera. - ¿Crees que soy un perchero o qué? - dijo señalando sus brazos que estaban llenos de montones de ropa.
-Calma, ahora vamos al probador.

Volvió a resoplar, una vez en el probador le dio la ropa a su amiga y se fue a sentar en una de las sillas que había frente a estos y se dedicó a revisar su teléfono hasta que escuchó como la rubia carraspeaba para llamar su atención.

-¿Qué haces la Rue?
-No voy a esperar de pie a que termines de probarte todo eso- dijo con obviedad, volvió la vista a su teléfono pero rápidamente se lo arrebataron de las manos.
-¡¿Qué te...

Antes de que pudiera levantarse Annabeth le entregó nuevamente la ropa y señaló el probador.

-La que tiene que probarse todo eso eres tú- la chica rió de la expresión sorprendida de la otra - Ve, que aún tenemos que ir a más lugares.

-Pero...
-Sin peros.

Cómo pudo la levantó de la silla y la empujó hacia el probador cerrando la puerta una vez que entró.

-Tienes que salir a mostrarme lo que te vayas probando, si tardas voy a entrar yo a vestirte.
-Pero esto es demasiado. ¡Estás loca Chase! Voy a tardar mucho.
-Y si te sigues quejando te vas a tardar mucho más.

Clarisse bufó y depositó las prendas en un cesto que había a un lado, suspiró resignada y comenzó a probarse los conjuntos que la rubia había elegido.
Admitía que Annabeth tenía buen gusto a la hora de escoger ropa y siempre procuraba elegir algo con lo que la persona se sintiera cómoda, por eso es que no había ninguna falda, vestido o algo tan elegante entre sus opciones y eso lo agradeció.

Haciendo caso a esta, salió a mostrarle cada prenda pero nada las convencía y para cuando solo quedaba un conjunto Clarisse estaba totalmente fastidiada.

-Maldita lechuza, ya sabía que iba a terminar así. Pero no... Tenía que estar jode y jode con que me probará la ropa, ya me las pagará la hija de...

Detuvo su letanía en cuanto se miró al espejo.
Llevaba unos pantalones color verde militar ligeramente ajustados, una blusa blanca con un escote en V no tan pronunciado y una chaqueta de cuero.
Tuvo que parpadear varias veces para convencerse de que era su reflejo y no una ilusión.

-No mames...
Se inspeccionó con asombro hasta que unos golpes en la puerta la sobresaltaron.

-Llevas 20 minutos allí-los gritos eran amortiguado por la puerta - ¡Sal antes de que...

Abrió la puerta e inmediatamente la joven se calló. Su mirada mostraba asombro y faltó poco para que su mandíbula cayera al suelo.

-Dioses... ¡Te ves hermosa!

Clarisse jugaba nerviosamente con las mangas mientras sentía el color subir por su rostro.

-No es para tanto...
-Créeme que algo tan simple como la ropa logra hacer grandes cambios. Pero... Falta algo- dijo antes de salir corriendo de regreso a la tienda y en menos de 5 minutos volvió con unos botines negros y unos aretes en las manos.

-Ponte esto.
Y así lo hizo sin chistar. La sonrisa de su amiga no hizo más que aumentar y nuevamente la llevó hacia el espejo.

-Los detalles hacen la diferencia.

Clarisse se había quedado sin palabras, tal vez no era el conjunto más elegante del mundo pero sin duda la hacía verse diferente.

-Necesitabas algo más que largas sudaderas, camisetas y pantalones holgados. Sabía que bajo esas camisetas habían lindas curvas.

Y era cierto, siempre tuvo un buen cuerpo pero se esforzaba en esconderlo, pues su madre le decía que era horrible y vulgar.
Tenía unas anchas caderas y un pecho prominente y su trasero tampoco estaba nada mal.

-Increíble...
-Eres hermosa Clarisse, pero te negabas a creerlo- la envolvió en un cálido y reconfortante abrazo - por eso quise cambiar un poco tu aspecto, para que por fin abrieras los ojos.

Se quedaron así por unos minutos antes de ir a pagar, Clarisse no quería que su amiga pagará por todo pero ella simplemente le restó importancia y dijo que era su regalo por su cumpleaños.

Clarisse había quedado tan maravillada con el conjunto que se negó a quitárselo, a lo que Annabeth no se opuso y rápidamente la peinó con una sencilla coleta dejando libres unos mechones.

Siguieron recorriendo el centro comercial por un par de horas hasta que se dieron cuenta de que estaba anocheciendo.
Annabeth había estado actuando rara desde hace rato, notó que revisaba su teléfono cada cinco minutos y de vez en cuando se frotaba los ojos y la sien como cada vez que algo la molestaba, pero cada que preguntaba por su actitud ella aseguraba que no pasaba nada pero era obvio que estaba mintiendo, pero decidió no forzarla para no abrumar la más.

Eran casi las 8:00 p.m cuando finalmente salieron al estacionamiento cargadas de bolsas.
Ambas estaban muy cansadas y decidieron pasar por una malteada antes de volver a casa.

Finalmente estacionaron el vehículo en la entrada y decidieron que bajarían las cosas más tarde, en eso escuchó algo en el interior de la casa, poniéndola alerta.

-¿Escuchaste eso?
-¿Eh? - la rubia buscaba las llaves en su bolso.
- Pareciera que se cayó algo.
-De seguro fue algún animal - dijo esto alzando la voz mientras ponía las llaves en la cerradura y abría la puerta haciéndose a un lado para que está pasara y así hizo.

Ya había anochecido así que la casa estaba completamente a oscuras, encendió la luz y...

"Mi salvación"    (Percy Jackson) (Chrisse) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora