"Mi salvación" (Percy Jackson) (Chrisse)

CAPÍTULO 13

- Todo listo. Que comience la operación cumpleaños.
-Entendido, llegamos en 10.

Chris colgó la llamada y se dirigió a sus amigos.
-Ya es hora.
Los chicos asintieron y subieron a los autos de Percy y Nico. Con Percy, iban Jason, Piper y Leo, mientras que con Nico iban Chris, Frank, Hazel y Will quien al escuchar del plan para ese día no dudó en unirse. Además hacía un mes finalmente había comenzado una relación con el italiano así que lo veían con mucha frecuencia y fue muy bien recibido en el grupo.

-Todos listos? - vio que los chicos a sintieron por el retrovisor y arrancaron.

El plan era hacer una fiesta sorpresa en casa de Annabeth, ellos se encargarían de adornar y organizar en lo que la rubia distraía a Clarisse llevándola a un largo paseo por la ciudad.

-Esto tiene que salir perfecto- la morena daba saltitos en su lugar, completamente emocionada- Es la primera fiesta de cumpleaños de Clarisse, tiene que ser especial.
Nico resopló a su lado.
-La perfección es subjetiva. Creo que el simple hecho de que estemos haciendo esto para ella ya lo hace perfecto. Al menos lo será para ella.
-Tienes razón-la morena le dio unas palmadas en la cabeza, a lo que este gruñó por lo bajo.

Chris también deseaba que todo saliera bien. Quería darle a Clarisse, aquel momento que nunca había podido disfrutar en su infancia. El solo recordar como sus ojos brillaban de anhelo y se llenaban de lágrimas le rompía el corazón...

FLASHBACK

Los dos jóvenes estaban dando un paseo por el parque acompañados de la señorita O'leary, la rottweiler de Percy. Quien les había pedido que la cuidaran porque tendría que salir de viaje con su familia y desafortunadamente no podía llevarla.

No dudaron en ayudarlo, la señorita O'leary era una hermosa perrita de 3 años, su pelaje era negro, muy juguetona y algo traviesa. Era la adoración de Percy junto con su hermanita Stelle.

Ya había empezado a oscurecer cuando decidieron volver, fue entonces que decidieron parar en un restaurante para llevar algo de cenar.

-Cuida de la señorita O'leary, no tardo.

La joven solo asintió y se fue a sentar a una banca que estaba cerca. Disfrutaba del viento que soplaba contra su rostro y acariciaba el lomo de la perrita que estaba sentada a su lado. En eso unas risas infantiles y un coro de voces capturaron su atención.

Dirigió la vista hacia donde provenía el sonido y pudo distinguir una pequeña casa en cuyo patio delantero se veían globos y muchas decoraciones de todos los colores. Había mucha gente reunida, tanto niños como adultos que cantaban y felicitaban alegremente a una pequeña niña que se encontraba en el centro de una larga mesa y frente a ella, un gran pastel decorado con princesas, mucho betún y 5 velas encendidas. La pequeña cerró los ojos y sopló las velas, a lo que los presentes aplaudieron con mucho entusiasmo.

Una pequeña sonrisa se asomó en su rostro, siguió viendo fijamente la escena y por un momento se Imaginó siendo esa pequeña que reía y comía mientras se manchaba de betún, rodeada de amigos, familia, regalos y colores... Se imaginó que aquella amable mujer y ese cariñoso hombre eran sus padres quienes la abrazaban y llenaban de tiernos besos y cariños.

Sin duda no todos nacían con esa suerte.

Una cálida caricia en su mejilla la sacó de su ensimismamiento. No se dio cuenta del momento en que Chris había salido del restaurante y se sentó a su lado mientras la observaba con preocupación en su rostro.

-¿Qué ocurre bonita? ¿Por qué lloras?
La preocupación era notoria en su voz.
Sé secó las lágrimas y trato de sonreír pero no lo consiguió del todo.

-NO es nada, solo una estupidez - intentó le va tarde pero el chico lo impidió colocando una mano en su hombro.
- Ningún pensamiento es estúpido, mucho menos si es capaz de hacerte llorar - sonrió con ternura y volvió a acariciar su mejilla. Ella se sonrojó, pues se dio cuenta de que estaban muy cerca y su corazón latía con fuerza.
Apartó la mirada y suspiró.

-Solo pensaba... - volvió a escuchar las risas de los niños y su mirada se posó nuevamente en aquella fiesta, sus ojos volvian a llenarse de lágrimas, pero las secó y se esforzó porque su voz no sonara rota.
-Solo pensaba, en lo bonito que debe ser celebrar un cumpleaños de esa forma.

El joven confundido dirigió su mirada hacia donde ella veía.

-¿Una fiesta? Bueno eso es algo muy nor ...
Entonces lo entendió.

-Nunca he celebrado un cumpleaños. No tenía amigos y claramente mi madre nunca quiso celebrar a su más grande error. Pará mí es un día más.

-¿Y ni siquiera Annabeth ha...
-A ella la conocí hace 2 años- interrumpió - Pero no fue hasta el año pasado que comenzamos a interactuar por... Bueno... Ya sabes, me vio con moretones y tuve que confesar lo de mi madre. -
Hizo una pausa para tomar aire.
-Eso fue después de mi cumpleaños, así que no había motivo para festejar. -
Lentamente volvió la vista hacia él - Te dije que era estúpido.

Él la abrazó con fuerza, acto que la tomó por sorpresa pero no tardó en corresponder.

Chris quería decir algo, pero las palabras se negaban a salir de su boca. Cuando vio los ojos de la joven sintió como si un camión de 20 toneladas oprimiera su pecho. Bien dicen que los ojos son los espejos del alma y lo que vio en ellos lo destrozó.

Clarisse siempre se esforzaba por ocultar y minimizar sus emociones, eso estaba mal, pero le era imposible hablar con ella sobre eso porque inmediatamente cambiaba de tema.

A través de esos ojos, que para él eran los más bellos que nunca había visto y que lo volvían loco. Pudo ver la enorme oscuridad y dolor que la atormentaba, pudo ver a esa niña que luchaba por encontrar una salida y un rayo de esperanza.

A esa niña que tuvo que madurar y enfrentarse sola al mundo.
A esa niña, que sufrió por años del hambre y de los maltratos de su madre.

Una niña que luchaba por sobrevivir.

Entonces, hizo un juramento.
Haría todo lo posible por hacerla feliz, por ayudar a sanar a esa niña interior. Se esforzaria por hacer felices cada uno de sus días hasta que lograra salir de la oscuridad.

FIN DEL FLASHBACK