Día 26

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Kai y Kyungsoo, tal y como era de esperar, no tardaron en anunciarles a sus amigos que estaban saliendo juntos y, en apenas unas horas, su relación se había convertido en la comidilla de todo el instituto. Kyungsoo suspiraba y se le quejaba a Baekhyun en voz baja al llegar a clase — por aquello de que nunca le había gustado demasiado ser el centro de atención de la gente — pero, por mucho que quisiera protestar e insistir en que quería mantener sus vidas estudiantil y privada separadas mientras estuviera en horario lectivo, toda la fuerza de voluntad se le iba por los ojos en el momento en el que las clases acababan y salía disparado de su asiento para encontrarse con Kai en todos y cada uno de los descansos.

Un porcentaje nada desdeñable del cuerpo estudiantil parecía, simplemente, adorar verlos juntos. Eran la pareja perfecta — el Rey del instituto y el ángel del coro — y, durante su primera semana de relación, decenas de ojos permanecieron clavados en ellos mientras se despedían de sus amigos para volver juntos a casa al acabar las clases, o cuando los dos compartían la comida casera de Kyungsoo en el comedor.

Baekhyun había puesto los ojos en blanco la primera vez que lo había visto. No habría sabido decir si aquello era muy sorprendente o muy cursi.

—¿Desde cuándo Kyungsoo comparte su comida con nadie? —les preguntó a Jongdae y a Chanyeol mientras esperaban en la cola para comprar sus menús—. Yo intenté que me dejara probar algo una vez y me apartó la mano del plato de un golpe. De uno fuerte.

—Tal vez si lo arrastraras al baño a traición cuando llega al instituto para darle un beso de buenos días te haría la comida—bromeó Jongdae, señalando a Kai con un movimiento de cabeza—. A él le funciona, parece.

—No, gracias —con un suspiro, Baekhyun se giró hacia Chanyeol, al que la conversación sobre la vida amorosa de su mejor amigo parecía importarle considerablemente menos que lo que iba a servirse aquel día en la cafetería, porque, en lugar de hacerles caso, estaba totalmente concentrado tratando de ver lo que ponía en el cartel que indicaba el menú del día por encima de las cabezas de toda la gente que había por delante de ellos en la cola—. ¿Qué hay para comer? —le preguntó.

Chanyeol hizo una especie de mohín que no podía presagiar nada bueno.

—Pone que es el día de la pizza. Por segunda vez en lo que llevamos de mes.

—Oh, no...

Tratando de contener un quejido frustrado, Baekhyun se puso de puntillas e intentó contrastar la información tratando de leer el cartel por encima del mar de gente, pero todo lo que logró ver fue el pelo (teñido de un color amarillo pollo nada favorecedor y sí demasiado estridente) de un estudiante que estaba de pie cuatro o cinco puestos por delante de él. Resignado a su destino de ser una persona de altura media-baja en medio de una cola llena de estudiantes altos, se giró hacia Chanyeol, que parecía estar conteniendo las ganas de echarse a reír ante sus (vanos) esfuerzos.

—Ojalá que en tu próxima vida midas menos de metro y medio —murmuró, pero su tono fue perfectamente informal, y tanto Chanyeol como Jongdae se rieron—. Aunque te perdonaré si me dices que estabas bromeando con lo de la pizza.

Chanyeol infló las mejillas.

—Ojalá, pero no. Es el día de la pizza.

Los tres intercambiaron miradas resignadas. Alguien dentro del personal de cocina del instituto había decidido que, y ya que a todos los jóvenes les gustaba la pizza por principio, lo mejor que podía ocurrírseles para hacer que los alumnos dejaran de quejarse por el menú era celebrar uno de aquellos días de la pizza de vez en cuando. Al principio, a todo el mundo le había parecido muy buena idea. Luego, habían descubierto que, pasara lo que pasase, los cocineros de la escuela parecían incapaces de cocinar algo que tuviera buen sabor, y se habían encontrado con auténticos ladrillos de masa dura como una piedra, tomate seco y jamón apergaminado en sus platos.

88 Días [EXO; ChanBaek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora