Día 82

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Lo primero que hizo la madre de Chanyeol tras abrir la puerta fue parpadear y quedárselo mirando como si no acabara de creerse lo que tenía delante.

A Baekhyun aquello no le extrañó. No sólo es que no fuera muy normal recibir visitas a semejante hora de la noche, sino que tampoco era precisamente muy común que las visitas en cuestión aparecieran en abrigo, jersey, pantalón de pijama y deportivas, ni con la respiración agitada tras haber subido las escaleras corriendo.

—¿Baekhyun? —lo llamó, observándolo con una expresión de estupor que la hacía parecerse extraodinariamente a su hijo cuando no entendía alguna cosa—. ¿Qué haces aquí? ¿Ha pasado algo?

—No, no —se apresuró a negar él, tratando de sonar relativamente calmado y normal—. He venido hasta aquí porque necesitaba hablar de algo importante, eso es todo. No pretendía preocuparla ni nada parecido, yo sólo...

La señora Park no parecía del todo convencida pero, aparentemente dispuesta a, al menos, escucharlo, se apoyó en el marco de la puerta y suspiró.

—Si vienes a ver a Chanyeol lo siento muchísimo, pero está castigado. Supongo que sabrás lo que ha ocurrido en el instituto. 

Baekhyun se mordió el labio.

—Sí —susurró. Lo sabía demasiado bien; recordaba de un modo demasiado claro los comentarios de sus compañeros, el tono de voz abatido de la profesora Kim en el despacho del director, el aspecto decepcionado de los padres de Chanyeol al otro lado de la ventana del patio y al propio Chanyeol con los ojos clavados en la pared de su habitación, teniendo que cargar con algo que no se merecía—. Pero yo no he venido a hablar con Chanyeol. A quien quería ver es a ustedes.

—¿A nosotros? —repitió la señora Park que, esta vez sí, parecía verdaderamente atónita. Baekhyun asintió con la cabeza.

—Por favor. Es muy importante.

A la madre de Chanyeol debió de conmoverle la nota de desesperación en su voz, porque, tras observarlo durante un instante más, se apartó del umbral de la puerta para dejarlo pasar y lo guió hasta el salón, procediendo a llamar después a su marido.

Sin saber muy bien qué hacer, Baekhyun se sentó en una butaca. Había estado en aquel salón antes, con Chanyeol, pero ahora el cuarto se le hacía amenazador y extraño, como el punto de salida de un camino que ya no tenía vuelta atrás. Por un momento, se sintió ridículo allí, con el pelo despeinado y sus pantalones de pijama deshilachados y se preguntó qué hacía allí, qué demonios estaba haciendo. Una parte de él quería volver a su habitación, enterrarse bajo el edredón de su cama y esperar a que pasase la tormenta, pero se forzó a mantener la espalda recta y a quedarse donde estaba mientras el señor Park entraba en la habitación y se sentaba junto a su mujer en el sofá frente a él.

—Vaya, Baekhyun, cómo has crecido —comentó, sonriéndole a pesar de lo intempestivo de la hora y de lo repentino de su visita. El chico intentó devolverle la sonrisa, pero todo lo que le salió fue una mueca forzada—. ¿Quieres que llamemos a Chanyeol? Debe de estar en su habitación.

Baekhyun abrió la boca para negarse, pero una nueva voz lo interrumpió antes de que pudiera decir nada.

—Yeollie está durmiendo ya. ¿De verdad es necesario despertarlo después del día que ha tenido?

Cuando Baekhyun se giró hacia la izquierda vio la figura de Park Yura, en pijama, detenida junto a la puerta que daba al pasillo y observándolo con una ceja arqueada. A juzgar por cómo lo estaba mirando, sabía lo suficiente sobre Chanyeol y él como para poder sacar sus propias conclusiones, pero no parecía enfadada, sino más bien curiosa. El chico no sabía si aquello era bueno o malo.

88 Días [EXO; ChanBaek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora