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CAPÍTULO 7

Feliz día de los no inocentes.

Es mas que claro que no es 28 de diciembre.

—Oh por Dios, ¡BRONWEN! —chilla Riley.

—Silencio burra.

—¿Ahora tú le fuiste a pedir azúcar a Jade a su apartamento?

Pongo los ojos en blanco.

—Chicos —advierto.

—Digo, veo que son buenos samaritanos.

La vez que Joshua nos encontró en mi departamento, le mentí y él no es ingenuo. Le dije que estaba buscando azúcar y que Jade quería hablar sobre el asunto de la noche de nuestro festejo y que yo estaba por regresarle la chaqueta que me presto y que en un desliz de descontrol bajo la presencia de Jade por accidente nuestras bocas se juntaron, pero que nada iba a pasar después de ese día, cosa que al parecer no es para nada cierto.

Los tres nos encontramos en la cocina de mi casa con una taza de café en mis manos mientras Riley y Joshua comparten una copa de Dr. Pepper, están reduciendo la manera repentina de consumo de alcohol.

Estado: orgullosa.

Habían creado una rutina insana de estar tomando alcohol cada que podían o lo tenían a su disposición y se han dado cuenta que, si no se detenían, ese camino los conduciría a la perdición.

—Primero quiero disculparme con ustedes, sé que debí decirles desde el momento en que comenzó...

—Bronwen —llama Joshua, sentado en la isla de la cocina.

—Nunca pretendí ocultarles esto, se los juro. Solo no encontraba la manera, el momento ni las palabras adecuadas para tenerlos al tanto...

—Wen —masculla Riley.

—Es solo que —camino de un lado a otro, jugando con la taza en mis manos —. No tengo una relación con Jade, bueno si, no, la verdad no. Solo somos amigos que están conociéndose y además ni siquiera me gusta...

—¡Bronwen, detente! —pego un brinco que me deja inmóvil por el grito que ocasionaron ambos.

Trago grueso.

—¿Sí?

—¿Nos crees inocentes? —dice Riley.

—Ni en mil vidas podrían recuperar su inocencia —me burlo.

—¿Entonces por qué crees que no sabíamos de ustedes dos? —cuestiona Joshua, queriendo que comprenda el punto.

Oh...

Por...

¡Dios!

Lo sabían. Los muy ignorantes ¡lo sabían!

¿Puedo ser peor amiga?

—¿Todo este tiempo, ustedes...?

Ambos asienten.

—Por supuesto que sí.

—¿Por qué no me reclamaron o dijeron algo? —pregunto todavía inmóvil.

—Porque eres nuestra amiga Bronwen, eso no quiere decir que tienes que contarnos todo. Nosotros respetamos silencios. Hay cosas que uno los quiere disfrutar primero para luego ser compartido y no queríamos quitarte eso —explica Riley.

—Además, sabíamos con certeza que en algún momento tu ibas a decírnoslo y teníamos que esperar para escucharte. Así es como se refuerza la confianza, así es como nosotros tres la hemos ido creando para que en un futuro la suspicacia no sea piedra de tropiezo para nuestro vinculo —concluye Joshua.

Perfecta razón Where stories live. Discover now