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CAPÍTULO 9

Amor a primera olfateada.

Bronwen.

Verdaderamente es muy factible enamorarte de alguien atreves de su voz, tiene un efecto persuasivo que te hace conectar con el emisor. Te roba suspiros y permites que restrinja tu capacidad de hablar, te enmudece porque lo único que quieres hacer es escucharlo, sentir como las corrientes de vibración se desplazan por tus bellos, traspasando tu piel llegando a tus organismos hasta que acata tu corazón.

El corazón es más débil que la mente, es por eso por lo que en muchas ocasiones nos encontramos rotos.

Ahora mismo la mente de Riley no existe y su corazón acaba de entrar al campo de juego.

—Reacciona, todavía puedes salvarte —le susurro, dándole un codazo.

—Eres nuestra esperanza —murmura Cristal del otro lado.

Ella se encuentra en el medio, cautivada por un chico de cabello azabache parlanchín, unos ojos grises muy familiares. Viste entre urbano y casual, pantalón negro de tela a cuadros, camisa normal negra y unos vans. Veo a Jade y lo veo a él, no pueden ser hermanos, pero si son familia. JJ solo tiene una hermana, me lo confirmo ya que lo sabía por los medios.

Lo que todavía no concuerda en mi cabeza es ¿Cómo supo que estaba aquí?

—Así que ella es tu novia —comenta el pelinegro, dirigiéndose hacia a mí.

—Amiga, soy su amiga —aclaro sin ver a Jade que solo carraspea.

—La que lo mantiene lejos de los clubs —se plantea frente a mi —. Si eso no es influenciar en él como una novia, entonces no sé qué lo sea.

—Bronwen —habla Jade, llegando a mi lado —. Steven mi primo. Steven, Bronwen.

Con que primo. No sabía que tenía primos, bueno no con los que conviviera.

—¿No era Wendy? —formula con una sonrisa descarada.

Que fastidio.

—Steven —advierte Jade.

—Wen para mis amigos —muerdo mi labio por dentro —. Para ti, Bronwen.

—En ese caso, es un placer —me extiende la mano a la que dudo en tomar —. Steven D, para ti.

—Lo mismo digo, Steven B —sonrío con falsedad, ganándome un beso en la palma de mi mano.

—Steven D, preciosa corrige.

Intento recuperar mi brazo, pero él no me lo permite.

—Ah, Steven P —al parecer que no lo diga bien es una hartura para él.

Arruga su entrecejo.

—Esta salió descompuesta.

Vuelvo a jalar mi mano hacia a mí creyendo que no accedería, pero solo basto con una mirada de parte de Jade y listo, ya es mía de nuevo.

—Ahora sí, ya estoy completa.

—Ni tanto, te faltan dos tornillos —expresa, guardando silencio de una sentada cuando su mirada cae en Riley.

—Sam, nunca me dijiste que tenías una gema como amiga.

Todos los ojos recaen sobre mí.

—Creí que esa lengua floja dudaría más —le reprocho.

—¿Cómo se conocen? —cuestiona de inmediato el chico Turner.

—En una noche salvaje —cuenta el muy idiota —. Sam, se encontraba sola en un bar, le envite una copa y ya sabes lo que sucedió luego —le guiña un ojo a Jade —, tú conoces el patrón de una noche, ella creyó que la llamaría y nunca sucedió hasta que me la volví a encontrar en el bar y soy un hombre irresistible para ella, formamos una rutina hasta que se volvió loca pidiéndome algo serio. Ella si sabe cómo asustar a los hombres.

Perfecta razón Där berättelser lever. Upptäck nu