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* reproduzcan lo que les deje en multimedia :v

CAPÍTULO 21

No estoy renunciando a ti.

Bronwen.

Tener el corazón herido es como tener las costillas rotas, nadie lo ve, pero duele cada vez que respiras y no hay algo mas doloroso que tener una herida que no sangra. Sentir ese sentimiento afilado traspasando tu pecho una y otra vez, y no saber que hacer para acabar con ese vaivén de pena.

Me siento perdida, sola en un mundo oscuro donde no encuentro la salida. El saber que toda mi patética vida ha sido una mentira es la gota que derramo el vaso porque me tomó por sorpresa. Me despertaron de una pesadilla para entrar a otra. Como un sonámbulo que caminaba y caminaba y sin darse cuenta se encontraba al borde de un precipicio, pero antes de una tragedia despertó y el susto mezclado con el miedo lo llevo a una zona segura. Yo soy ese sonámbulo con la diferencia de no haber despertado porque a mí me lanzaron sin piedad; y para cuando abrí los ojos, yo, ya estaba cayendo en picada.

Caer. Caer y caer.

—Tenía cuatro cuando comencé a preocuparme por el desprecio de mi madre hacia a mi —comento con mis ojos cerrados al sentir las caricias en mi cabeza —. Mi padre se la pasaba metido en su trabajo confiando en que Hermione cuidaría de sus hijas. Es de lo mas normal en una familia. El título de madre se basa en eso ¿no? Cuidar, amar y proteger a sus hijos. Pero cuando solo tienes el de mujer, sucede todo lo contrario.

Siento mis ojos hinchados. Como si hubiese recibido una picadura de abeja. O como si tuviera un episodio de alergia, sin embargo, solo se trata del resultado por haber llorado un par de horas. Llore tanto hasta desvanecerme en un profundo sueño, sin energías. Ha sido una descarga que me ha dejado completamente agotada. Las fuerzas que me mantenían de pie se han acabado quedando apenas una reserva que funcionan únicamente para respirar. El compromiso que tengo con mis pulmones me exige un gran esfuerzo imposible de no atender.

—Jason se despedía y yo ya sabía el tormento que se avecinaba. Pasaba hambre la mayoría de tiempo. Mi sostén durante el día solía ser las sobras de comida que mi padre dejaba por las mañanas. Que era apenas la mitad de una tostada.

Una gruesa lagrima solitaria resbala por mis mejillas, humedeciendo de inmediato el pantalón de Jade. Decir en voz alta este tipo de recuerdos es abrir heridas que solo estaban tapadas con una bendita sobre ellas. Necesito cerrarlas y la única manera de comenzar a coserlas es esta. Nunca me había atrevido a exponerme de esta manera, ni con Joshua y Riley porque me avergonzaba tener que contar mi triste historia de la niñez. Ellos saben solo una parte, la superficie de una terrible infancia, pero jamás permití que navegaran a las profundidades por miedo a que se alejaran de mí por estar defectuosa.

Pero ahora solo quiero vaciarme sin importarme las consecuencias. Dependerá del oyente si decide marcharse o quedarse, en fin, me tiene sin cuidado quien quiera quedarse.

—¿Por qué? —pegunta en un tono cariñoso. Arrulla mi mejilla tan delicadamente como si fuera un vaso de cristal que teme romper.

Abrazo su pierna en la que reposa mi cabeza.

—Porque Hermione solía decirme lo grande que estaba para hacerme mi propia comida. Ella tomaba a Paulette entre sus brazos dirigiéndola hacia el parque dejándome sola en casa mientras yo solo las veía atreves del cristal de la ventana sollozando porque no me había ganado la ida al parque. Me culpaba a mí misma todo el tiempo por no haber hecho bien las cosas, cuando la realidad era otra, y es hasta ahora que lo entiendo. No soy una completa Stone.

Perfecta razón Where stories live. Discover now