𝐂𝐀𝐍𝐀𝐑𝐈𝐀𝐒 | la vida de Julia Álvarez da un giro drástico cuando conoce a Pedri Gonzalez. Su vida y la del canario no eran ni parecidas, pero su amor fue más fuerte.
❝ #juliaalvarez x #pedrigonzalez ❞
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Julia;
Hoy había fiesta, fiesta en la casa de Ansu.
Pedri me habia dicho que podía ir, ya que Ansu le habia dicho y que también podría llevar alguna amiga. Claro pensé en Martina.
Gracias a cielo mi madre había llegado hoy a Barcelona por lo cuál mi hermano se quedaría junto con ella.
— ¿Que te pondrás? —preguntó la pelinegra mientras se alisaba el cabello.
— Aún no lo sé —hice una mueca mientras veía mi ropa en la cama.
— Pues a ti todo te queda de diez —dijo la morena mientras sonreía.
Sonreí mientras miraba la ropa. Finalmente me decidí por un vestido corto de tiras, brilloso, color plata y con escote. Me lo puse rápidamente mientras veía como Martina comenzaba a rebuscar su ropa en su clóset.
Me miré al espejo mientras pensaba que zapatos ponerme en los pies. Unos segundos luego opté por unos básicos negros finos con tiras alrededor de mi tobillo.
— Pf, ese vestido te queda genial —dijo Martina mientras cogia un vestido rojo fuerte.
— Gracias, guapa —le guiñe el ojo.
Ella rio divertida al igual que yo.
Me sente en la silla del tocador y comenze hacerme un maquillaje. Esta vez había hecho lo de siempre pero había agregado una sombra en mis ojos color negro y un gris con un poco de brillo. Me había quedo espectacular.
Por otra parte, Martina había escogido un vestido rojo hasta cortisimo de una manga (izquierda) y unas bucaneras del mismo color. Estaba guapísima.
— Pero que diva —la halago con una sonrisa divertida.
— Diva tu, mi amor —dijo bromeando y ambas reímos.
Al finalizar de alisarme el cabello, escogí rápidamente una cartera color negra y salimos directo a estacionamiento del edificio. Iríamos las dos juntas en mi coche.
— Espero que no pase lo de la última vez —dijo bromeando mientras fingía rezar. Reí levemente y golpeé su hombro suavemente.
Que había pasado la última vez? Pues, fácil. Había bebido tanto que no podía conducir y terminamos durmiendo en un motel, en el cual pensaron que eramos novias. Fue todo muy turbio y divertido.
Conduci mientras a mi lado la morena reproducía música alazar, de cualquier cantante.
— ¿Que tal con el chaval de ayer? —me refería al chico con el que había salido la noche anterior.
Ella rodo los ojos.
— Es un desubicado, tía. Me ha caído muy mal —dijo de mala manera.
