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"Ser violentada es mucho mejor que ser ignorada"

¿Cómo salvamos a alguien de la obscuridad si nunca ha conocido la luz? ¿Cómo le enseñas que el amor no sé siente cómo un golpe si es todo lo que le enseñaron...?

Su mano impactó otra vez en mi mejilla logrando que esta vez mis lágrimas escaparan por el intenso dolor. — ¡Voy a hacer que llores con provecho! — Gritó en mi cara sintiendo su saliva salpicar en todo mi rostro, su aliento era nauseabundo, cigarrillos y alcohol, lo vi quitar su corbata lazando el pesado de tela al suelo, ni siquiera podía moverme mi cuerpo no me lo permitía quizás ingenua de pensar que si no me movía él se calmaría, pero gracias a cielo el timbre del departamento retumbó en todo el lugar.

Pude ver perfectamente cómo su gesto cambio drásticamente, su rostro ahora era calmado podría decir que hasta adorable, arregló su cabello y sin siquiera mirarme dio media vuelta hasta la puerta principal dónde lo perdí de vista pero gracias al silencio podía escuchar lo que hacía.

— ¡Oh! Buenas noches, soy Son Chaeyoung, su nueva vecina. — Escuché a una mujer hablar, su voz era linda y brillante, no tan aguda, quizá se vería cómo una mujer alta y elegante, de mi edad o mayor. — Le traje esto cómo disculpas por el ruido de mi mudanza. — Me mantenía en el suelo exactamente en la posición que el me había dejado atenta a imaginar a la dueña de aquella voz, tan inmersa en mis pensamientos que no me di cuenta de cuándo el había vuelto hasta que cómo si de un perro se tratase me empujó con su pierna para abrirse paso hasta el sofá.

— Tráeme una cerveza. — Ordenó con la boca llena de galletas mirando únicamente la televisión. — Y más te vale limpiar bien la cocina la próxima vez. — Me levanté del suelo con todas mis fuerzas rogando que mis temblores no me hicieran caer, llegué hasta la cocina mentalizandome un par de segundos para poder actuar lo más normal posible frente a él.

—Aquí está, espero la disfrutes. — Dejé la botella frente a él que nuevamente ni me miró, por lo que simplemente le di una reverencia de varios segundos dándo vuelta sobre mis talones para caminar hasta la cocina para volver a limpiar todo lo que ya estaba limpio y es que para Cha Eunwoo una gota de café en la barra de la cocina era cómo no haber limpiado en todo un año.

No pasaba desapercibido ningún centímetro de la cocina ante mi vista, pero aquellas galletas caseras eran una tentativa tan fuerte que me fue inevitable acercarme sintiendo el calor que emanaban aún indicando lo recientes que eran. Hace años que no comía una galleta de chispas de chocolate. —¡Carajo, Mina ven a limpiar esto! — Pero hoy no sería el día, su voz me hizo dar un brinco en mi lugar dejando rápidamente la galleta en su lugar, sacudiendo mis manos en la parte trasera de mi pantalón mientras caminaba hasta dónde mi esposo se encontraba. — ¿Qué esperas? — Cuestionó mientras su miraba viajaba de mis pies a mi cabeza repetidas veces, quería soltar un suspiro o reaccionar pero sabía que sí hacia algo las consecuencias serían peores que una mejilla roja.

Sin pedirlo dos veces limpie las gotas qué había derramado en la mesa apretando la mandíbula cuándo con la mirada me indicó que también quitara su pantalón. Llevé mis manos hasta la hebilla se su cinturón siguiendo con el botón y el cierre, mientras que el solo levantaba ligeramente su pelvis para facilitarme el despojarlo de la prenda. Ni siquiera pidió permiso o dudo en hacerlo, simplemente tomó mi mano llevándola hasta el bulto de su entrepierna siendo él quién apretaba mi mano para ejercer presión en él. — Deberías chuparmela por hacerme pasar un mal rato. — Murmuró de manera asquerosa, mi miraba estaba fija en la hebilla de su cinturón sin reaccionar a nada, lo escuché suspirar con fuerza lo que me hizo paralizar rogando que no me obligara a nada más. — Vete. — Liberó mi mano de su erecto pene, sin hacer contacto visual con él tomé su pantalón escuchado cómo del televisor comenzaban a emanar gemidos de un vídeo +18, llevé su ropa hasta el cesto buscando una excusa para no volver a la sala al menos hasta que terminara, gracias a el universo aún no sacaba la basura, sin más demora tomé las bolsas que debía.

— Iré a sacar la basura. — Avisé desde el marco de la puerta pero mi esposo estaba más concentrado en la televisión masturbándose, salí del departamento, sintiendo el frío del invierno golpearme repentinamente. — Solo yo olvido mi suéter. — Murmuré para mi misma mientras caminaba a paso lento por el pasillo intentando demorar lo más que pudiera.

—Permiteme ayudarte. — El roce de sus manos me asustó pero admirar su rostro me congeló por completo, tenía un lunar debajo de sus labios, ojos grandes y obscuros, parecía un pequeño tigre. — Lo lamento, solo te ayudaré, son muchas bolsas. — Comentó con una sonrisa que dejaba asomar sus colmillos que le daban una vista aún más adorable.

— Gracias. — Fue lo único que salió de mis labios, comenzamos a caminar una al lado de la otra en un extraño pero cómodo silencio hasta llegar al deposito de basura dejando cada bolsa en su lugar correspondiente.

— Me llamó Son Chaeyoung, me mude recién. — Las palabras de Chaeyoung se habían quedado abiertas cómo invitación a que siguiera con la conversación, dudosa de si hacerlo o no volver a ver su sonrisa me dio un poco más de seguridad.

— Myōi Mina. — Nuestro andar volvió a la misma velocidad que antes sintiendo mis brazos quemar por el helado aire que hacía. — Lo lamento señorita Son, pero debo volver a mi casa. —

—Ah, lo lamento no me percaté de eso, ¿En que departamento vive? — Creí que se alejaría con mis palabras pero ella simplemente cambio de lugar en un intento de cubrime del frío y acelerando un poco más nuestros pasos.

— En el 234.— Respondí sin dificultad a lo que ella solo dio un sonido de que había escuchado.

— Cómo mi cumpleaños... — "¿Eh?" Murmuré y volví mi mirada hacia ella con una ceja levantada intentando entender sus palabras. — Ah, Mi cumpleaños es el 23 de Abril, mes 4, así que es cómo mi cumpleaños. — Sonreí ante tal ocurrencia pues de todo nunca hubiera pensado en algo así de simple.

— Bueno, es mejor que entre, gracias Se- —

—Solo dime Chaeyoung, por favor Mina. — Me interrumpió a lo cuál yo solo seguí analizando sus facciones parpadeando varias veces incrédula de que aquella mujer tomara confianza tan rápido.

— Debo entrar, Chaeyoungah, mi esposo me ha de esperar, gracias otra vez. — Con una sonrisa di una pequeña reverencia y entre a mi casa borrando de inmediato cualquier emoción o tendría problemas, al adentrarme más en el lugar pude notar que Eunwoo ya no estaba en la sala por lo que solté un resoplido yendo hasta nuestra habitación dónde el ya se encontraba acostado cubierto por las sábanas, fui hasta el baño comenzando mi rutina para ir a dormir con la diferencia que entre ratos mi sonrisa se escapaba al recordar a mi nueva vecina, qué pensándolo bien no se parecía en nada a lo que había imaginado cuándo la escuché, pero era mejor, parecía un universo completamente nuevo en el que cualquiera quisiera explorar. Pero yo ya tenía mi propio universo, salí del baño para ir directamente a la cama tomando mi lugar al lado de mi esposo dándonos ambos la espalda, cerré mis ojos y cómo todas las noches pedí que el mañana fuera mejor.

BreatheWhere stories live. Discover now