Capítulo Seis

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Kaworu entró en la casa con pasos silenciosos, encontrándose a Shinji observando con atención a Pen Pen, quien yacía tranquilamente en el sofá, con una aparente mejoría en su estado.

—¿Cómo está? —preguntó Kaworu en voz baja, acercándose a Shinji con una mezcla de falsa esperanza y preocupación en su voz.

—Creo que está un poco mejor —respondió Shinji con cautela, sin apartar la mirada de su querido pingüino— Parece que se está tranquilizando...

Kaworu se acercó más, observando a Pen Pen con cuidado antes de dirigir su atención nuevamente a Shinji.

—El veterinario dijo que deberíamos dejarlo descansar. Tal vez pueda recuperarse si lo mantenemos tranquilo.

Shinji asintió, agradecido por la presencia reconfortante de Kaworu. 

—Sí, tienes razón. Solo tenemos que esperar y ver —Shinji sin darse cuenta, entraba lentamente en una fase de negación.

Ambos se quedaron en silencio, compartiendo la preocupación y la esperanza mientras vigilaban a Pen Pen en su lucha por recuperarse. 

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Rato después, Shinji preparó el desayuno con cuidado, sintiendo el peso de la preocupación por Pen Pen en cada movimiento. Mientras servía las tazas de té, Kaworu tomó una decisión difícil.

—Shinji —comenzó, su voz suave pero firme— necesito contarte algo importante.

Shinji levantó la mirada, notando la seriedad en los ojos de Kaworu. 

—¿Qué pasa? —preguntó con preocupación.

—Voy a ir a hablar con mi padre —reveló Kaworu, sintiendo la necesidad de compartir la amarga verdad con Shinji— Necesito obtener información sobre algunos de sus contactos. Podrían tener acceso al antídoto que... curaría más rápido a Pen Pen...

Shinji asintió lentamente, comprendiendo la importancia de la misión de Kaworu. 

—Entiendo. Es una buena idea —dijo, aunque el temor se reflejaba en sus ojos.

Kaworu colocó una mano sobre la de Shinji, transmitiendo apoyo y consuelo. 

—No te preocupes, Shinji. —Kaworu intentó tranquilizar al chico, bajo verdades a medias y esperanzas falsas— Pen Pen... se pondrá bien. Y yo estaré de regreso lo antes posible...

—¿Entonces... Hoy no irás a trabajar?

—Por supuesto que no, se trata de una urgencia...

Shinji asintió, agradecido por la determinación y el apoyo de Kaworu. Juntos, continuaron su desayuno, y a pesar del miedo y la incertidumbre, el vínculo entre ellos se fortalecía en ese momento de adversidad, recordándoles que siempre podían contar el uno con el otro.

Después de desayunar juntos, Kaworu se levantó de la mesa con decisión, sabiendo que tenía una tarea crucial por delante. Se acercó a Shinji, cálido y comprensivo.

—Me iré ahora, Shinji —anunció Kaworu, con su voz llena de seriedad pero también de afecto— Te dejo al cuidado de la casa y de Pen Pen. Mantén la chimenea encendida y asegúrate de estar a su lado, sin hacer nada más.

Shinji asintió, sintiendo un nudo en la garganta al ver partir a Kaworu

—Entiendo. Cuídate mucho, por favor... —respondió. Su preocupación era evidente en cada palabra.

Kaworu se acercó a Shinji y lo abrazó con fuerza, compartiendo un escaso momento de intimidad y consuelo. Luego, suavemente, Kaworu capturó los labios de Shinji en un beso cargado de ilusiones y afecto.

El vendedor De cerillas-Segunda Parte [KawoShin Xmas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora