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Abrí mis ojos con pesar al sentir el molesto sonido de mi alarma programada como cada día para ir al hospital, como pude estiré mi brazo hasta la mesita de noche para apagarla y luego tomar asiento sobre él colchón mientras los recuerdos del día anterior volvían a mi.

¿Cómo era posible que un día tan perfecto se haya convertido en algo tan oscuro?

Lo único que venía a mi mente era el hecho de buscar la forma de contarle a Jungkook como todo lo que prometí no lo podría cumplir y eso martirizaba cada uno de mis alientos.

Decidí evitar esta tortura por unas horas hasta lograr salir de este lugar y luego dejaría que el destino se hiciera cargo de lo que sucedería. Con pasos desanimados me acerqué hasta la puerta de roble teñida de blanco que delimitaba mi habitación para tomar el seguro entre mis manos y abrir sin embargo esto no sucedió.
Por mi cuenta intenté abrirla poniendo toda la fuerza de mi cuerpo en cambio nada era productivo, estaba herméticamente cerrada.

—¡JinHaa! —tenía la esperanza que al decir el nombre de la única persona que me ayudaba e subsistir en esta casa acudiera a mi llamado pero eso no sucedió— ¡No puedo salir!, ¡por favor ayúdame!... ¡JinHaa!

—Tranquila mi amor... —escuchar la vos de HanSeok al otro lado de la puerta me hizo entender todo— La puerta estará cerrada hasta que decidas volver a nuestra habitación y seas mi esposa como siempre debió ser. —un nudo se atoró en mi garganta al escuchar tal descaro en sus palabras— Mientras tanto desfruta tu soledad.

—¡HanSeok no puedes hacerme esto! —inmediatamente me dispuse a protestar— ¡Por favor déjame salir! —escucho sus pasos alejarse lo cual me alarmó en menos de un segundo— ¡HanSeok no te vallas, abre la puerta maldición! —de un momento a otro las lágrimas nublaron mi vista y mi voz se hizo más debil— ¡Te lo suplico por favor!, ¡sácame de aquí!

Al saber que mis súplicas no serian de ayuda solo me dejé caer sobre mis rodillas recargando mi cabeza sobre la puerta aún cerrada pensando en que... si todo esto era necesario para hacerme entender que no tenía escapatoria de este maldito infierno personal.

¡Aún te quedan fuerzas!

Esa voz en mi cabeza que me mantenía a flote me hizo entender que tal vez existía la posibilidad de que fuese un si y no un no. Podrán llamarme terca pero necesitaba salir de aquí, necesitaba ver a Jungkook a los ojos y decirle cuanto lo amo aunque después deba alejarme de él, por más obstáculos que deba enfrentar no dejaría detener mi vida sin decirle que solo él puede ser dueño de mis sentimientos.

Al percatarme de mi celular sobre la mesita de noche, inmediatamente retomé mi postura para luego tomar el aparto en mis manos y marcar el número de la única persona que tomaría esto con calma y me ayudaría aunque después tuviese que escuchar sus regaños sin protestar.
Luego de dos timbres la llamada fue contestada cosa que agradecí con todas mis fuerzas.

¿Yae donde estás?

—SoHyun por favor ayúdame. —intento calmar mis nervios— HanSeok me ha encerrado en mi habitación... no puedo salir, ¡por favor ayúdame!

—¡Maldición Yaeri! —ante el sonido de su vos molesta mi piel se eriza por completo— Prepárate, iré por tí.

SoHyun por favor, date prisa.

Después de recibir una aceptación por parte de la castaña finalicé la llamada para después comenzar a arreglarme y rogar porque nada sucediera y así lograr salir de aquí.

(...) (...)

SoHyun

Dejé dos fuertes golpes caer sobre la puerta mientras esperaba aún ser recibida por ese infeliz, luego de unos segundos su presencia se reflejó ante mi mientras mantenía esa sonrisa cínica en su rostro como de costumbre, la cual siempre me hizo dudar de sus intenciones.

Las 145 Lunas De SaturnoWhere stories live. Discover now