Capítulo 4 - El pudin siempre llama tres veces

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La guardiana estaba muy nerviosa, miraba a ambos lados como si estuviese buscando alguna salida por donde escapar, pero aunque lo hiciese no podría salir de la mansión y la acabaríamos atrapando. Si la conseguía presionar más, estaba segura de que cantaría todo lo que supiese y estaría más cerca de descubrir la identidad de la ladrona del pudin.



— Desde que la vi me llamó la atención la gorra que lleva puesta. Al principio pensé que se trataba del propio estampado del uniforme, pero dado a la irregularidad de las manchas y que el resto del vestido no presenta nada similar, comencé a sospechar. Ésto sumado a su declaración me lleva a la inequívoca conclusión de que el pudin no se cayó hacia delante, sino más bien todo lo contrario: se cayó hacia atrás, es decir, sobre usted.


China se sobresaltó nada más terminar de explicar mi deducción y se echó las manos a la manchada boina, debía de estar en lo cierto. Su nerviosismo se acrecentaba por momentos, un poco más y ya lo tendría. Sin embargo, Meiling no se rendiría sin luchar.


— Pero... pero... ¿En qué te basas para decir eso? ¡Estas manchas podrían ser de cualquier cosa, como...! ¡Como de café! ¡Eso es, podría ser café!


— No, estoy convencida de que fue el caramelo del pudin, y para no dejar dudas al respecto les explicaré qué fue exactamente lo que pasó —Lady Scarlet me miró con interés mientras que China tragaba forzosamente temiendo lo peor: la verdad—. Durante todo el camino desde la cocina hasta el escenario, habéis tenido el pudin delante vuestra, oliéndolo, viendo su suculento aspecto. En algún momento del trayecto no pudiste resistirte más y caíste en la tentación de probarlo, seguramente con las manos pues no tenías ningún utensilio en aquel momento. Empezaste a coger varios trozos del pudin esperando que nadie lo notase, o que al menos no les importase; no obstante, no habías tenido en cuenta que si cogías del mismo lado el pudin se acabaría volcando por su propio peso. La zona más lógica desde donde lo habrías comido sería desde donde estabas empujando el carro, y si comprobáis a comeros cualquier pudin y quitarle una parte de la base podréis ver que el pudin se cae hacia esa dirección. Por lo tanto, el pudin no cayó hacia delante como decías, sino que cayó sobre usted, provocando las manchas que ahora mismo expone su gorro.


Hong Meiling se rompió por semejante ataque, podía enorgullecerme de haber dado en el clavo. Pero esta etapa del caso parecía no haber terminado, pues me rebatió la persona que menos esperaba que lo hiciese.


— Ha sido una teoría fascinante, pero hay algo que no me cuadra en todo esto —Lady Scarlet pensó durante un segundo las palabras exactas que usaría para formular su pregunta—. Si realmente el pudin se cayó sobre China, ¿por qué solo está manchado su gorro y no el resto del vestido? Por el tamaño del pudin, habría quedado totalmente enterrada.


Por lo visto, Lady Scarlet era el tipo de persona que no le gustaba dejar ningún cabo suelto, cosa que me agradaba bastante. Sin embargo, aquella pregunta era mucho más fácil de resolver una vez averiguada la primera incógnita.


— Concuerdo con su pregunta, pero todo tiene una explicación. Cuando cayó el pudin, la señorita Meiling tuvo que quedarse enterrada por la montaña de pudin y el traje tuvo que calarse de caramelo de arriba a abajo. Por eso mismo, para ocultar las pruebas China, acompañada de Flandre, se fueron al baño o a alguna sala que uséis de lavandería para limpiar el vestido y después se iría a su habitación para cambiarse de ropa. ¿Pero por qué no se cambió el gorro? Aquí me encuentro con dos posibilidades: o bien no se dio cuenta de que el gorro también se había manchado y debía cambiárselo para no evitar sospechas, o bien no tenía más gorros y prefirió ir con su gorro manchado a ir sin ninguno, lo que probablemente levantaría más sospechas. ¿Estoy en lo cierto, Hong Meiling?

Hatate Holmes y el caso del pudin zampadoWhere stories live. Discover now