Capítulo 5 - Receta para un desastre

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Lady Scarlet ya no se sorprendía por mis rápidas conclusiones, ambas éramos conscientes de la perspicacia de cada una, lo que podría ser algo a favor de nuestro caso... o en contra. La vampiresa iba a marchar a la biblioteca sin hacer preguntas cuando Hong Meiling la sustituyó en su papel.


— ¿Por qué la biblioteca? Allí no creo que haya nada interesante. Bueno, sin contar a Patchouli.


— No espero encontrar un algo, sino a alguien. Los rastros aún son muy confusos como para sacar teorías consistentes; pero lo que sí he podido averiguar es que el primer lugar al que fue la ladrona es a la biblioteca.


— ¿Pero por qué? —insistió Meiling. Temí que iba a tener que explicarlo todo.


— Si te fijas en los rastros, el que lleva al Ala Este es el más seco de todos y allí es donde queda la biblioteca. Por lo tanto es el que más tiempo lleva en el suelo, el primer rastro que fue trazado. Aún desconozco la naturaleza de los otros dos rastros, pero de lo que sí estoy segura es de que la culpable se dirigió a la biblioteca.


China soltó un breve "¡Oh!" por la explicación mientras que Lady Scarlet se limitó a sonreír levemente. Pero Flandre no parecía estar conforme.


— ¿Y cómo has sido capaz de distinguir entre un rastro y otro? Quiero decir, si estos rastros se hicieron esta misma noche la diferencia de tiempo entre uno y otro tuvo que ser muy pequeña. ¿No?


La menor de las Scarlet era más inteligente de lo que aparentaba, supuse que había cometido el típico prejuicio de los adultos. Los niños no son tontos y una niña vampiresa, menos.


— Flandre, nunca dudes de la capacidad de observación de una detective. Una verdadera detective que se precie podría diferenciar perfectamente a cada una de las hormigas de un mismo hormiguero -contesté guiñando un ojo.


— ¡Uuaaaaauh! ¡Es usted asombrosa señora Holmes! -exclamó la pequeña con una evidente admiración.


Ignoré el hecho de que me llamase "señora" y, encabezando la marcha, nos pusimos rumbo a la biblioteca. Por el camino, Lady Scarlet se acercó a mí para hacerme una pregunta.


— Parece que le ha caído en gracia a mi hermanita. Es difícil llevarse bien con ella, ¿sabe?


— Supongo que siempre se me habrán dado bien los niños.


— Pero tengo una duda respecto a su teoría, Holmes. Antes le expliqué que en el Ala Este se encontraba la biblioteca, pero... ¿No habrá pasado por alto que por aquí también se va al sótano?


— Ciertamente pensé en ello, pero ubicando a cada sospechosa que tenemos hasta ahora, todas tienen una coartada que imposibilita el hecho de que durante el crimen estuviesen tanto en el sótano como en la biblioteca, a excepción de la señorita Patchouli. Porque nadie fue al sótano, ¿verdad? —empezaba a pensar que mi afirmación podía tener lagunas. Además, estaba dando por hecho que tanto Flandre como Meiling estaban diciendo la verdad cuando ambas coartadas se estaban sosteniendo entre ellas. Si caía una, la otra iría detrás. Lady Scarlet miró un momento hacia atrás, exactamente a su hermana, como si estuviese comprobando algo.

Hatate Holmes y el caso del pudin zampadoWhere stories live. Discover now